VALÈNCIA. En uno de los años en los que posiblemente se necesiten más las ayudas públicas para sacar adelanto proyectos artísticos y empresariales en el mundo de la cultura, el Institut Valencià de Cultura se había embarcado (antes de la crisis sanitaria, todo sea dicho) en la ardua tarea de renovar las bases de las ayudas que otorgan tanto a las artes escénicas como al audiovisual y a la música. Las malas coincidencias han hecho que, si la burocracia complica habitualmente los plazos, el coronavirus lo haya alargado más aún. Con todo esto, en pleno ecuador del año, no hay noticia de la convocatoria de las ayudas para 2020. En los próximos días, sin embargo -y con algo de retraso-, el Consell dará el último paso antes de ello: aprobar las nuevas bases.
Hay que diferenciar conceptualmente entre base y convocatoria: la primera se refiere a un documento de máximos que sirve como pilar sobre el que, cada año, se construye la segunda. La secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit, anunció algunos de los cambios más significativos a principio de enero. En el caso del audiovisual, creaba nuevas modalidades para extender las ayudas a los rodajes, a la distribución y a la exhibición, además de empezar a considerar a las series documentales; en las artes escénicas, hacían lo propio con tres nuevas líneas: las ayudas bienales a la producción profesional de un montaje escénico, ayudas bienales a las salas de exhibición y ayudas para la asistencia a ferias; en cuanto a la música, también anunció nuevas partidas para favorecer la programación en salas de exhibición, asistencia a ferias, organización y mantenimiento de estructuras administrativas, ayudas a la composición de obras de nueva creación vinculadas al estreno y a la producción de vídeos musicales. Además, subía los importes máximos a percibir para la gran mayoría de categorías. Entonces, Tamarit confiaba en poder resolver los trámites en unas semanas o meses.
El optimismo con el que fueron recibidas estas novedades, que fueron consensuadas con las asociaciones profesionales a finales de 2019, el Consell Jurídic Consultiu emitía en mayo un veredicto en el que instaba a hacer cambios en profundidad a Cultura al ver "falta de transparencia" y "poca objetividad" en los criterios de evaluación. Pedía, por ejemplo, que se eliminaran valoraciones subjetivas como "la coherencia expositiva del proyecto, el grado de complejidad y riqueza de la estructura dramática" o "la originalidad e interés de la propuesta", además de censurar la falta de los baremos que especificaran cómo se otorgaban los puntos (es decir, que las bases decían que se daban hasta un máximo de X puntos por un logro, pero sin profundizar en qué hacía falta para conseguir cada uno de los puntos). Por último, instaba a la Conselleria a que las personas que evaluaran las propuestas no fueran un jurado mixto que compongan funcionariado público y profesionales del ámbito privado, pidiendo que se apartaran estos segundos.
Ante las preguntas de este diario, Tamarit justificaba que los criterios que el CJC censuraba ya estaba en las anteriores bases y si bien anunciaba que modificarían el documento para incluir todos los baremos, se mantendrían firmes en lo relativo a la composición del jurado y en los criterios a seguir. El documento modificado ya no tenía que volver, en todo caso, a ser evaluado, así que, tras pasar por talleres, se publicará en los próximos días.
Una vez dado este paso, habrá que esperar unas semanas más para que salgan las convocatorias de este 2020, que reajustará las bases a la realidad presupuestaria, aunque desde la Secretaría Autonómica anunció en enero que la cantidad destinada a las subvenciones pasaría de 3,2 a 4,7 millones de euros. A pesar del incremento, otra de las medidas más esperadas, la bianualidad de las ayudas no se aplicaría este año "por las circunstancias concretas de este año", pero sí estarán reflejadas en las bases para su futura aplicación, según admitió la propia Raquel Tamarit a Culturplaza.
Por otra parte, el el director adjunto de Audiovisuales y Cinematografía del Institut Valencià de Cultura, José Luis Moreno, comentó la posibilidad de flexibilizar los plazos en la convocatoria de este año para que los proyectos subvencionados no tengan que ceñirse al 31 de diciembre de 2020 en un año de mucha incertidumbre. Esta idea cobra más sentido que nunca en un año en el que las ayudas se concederán a menos de seis meses de que acabe este. La posibilidad de que esta flexibilización se haga efectiva aún no ha sido confirmada por ninguna fuente oficial.
La resolución de las nuevas bases y la posterior convocatoria para las ayudas de 2020 podría calmar algo las aguas en un momento delicado para la relación sector privado-trabajadores y trabajadoras de la cultura-administración pública. Hace menos de un mes, AVETID anunciaba que rompía el diálogo la Conselleria de Cultura, mientras los festivales de música confesaban hace tan solo unos días "sentirse desprotegidos" por la administración autonómica y calculaban pérdidas por valor de 250 millones euros y 6.500 puestos de trabajo a raíz de la crisis sanitaria.