MADRID (EP). Científicos de las universidades de Bristol, Cardiff y Southampton han utilizado un modelo climático para simular y explorar el clima del mundo de la famosa serie de televisión Juego de Tronos.
Los resultados muestran que el Muro, donde la tierra de Poniente está resguardada de los Caminantes Blancos, tiene un clima en invierno similar al de Laponia, mientras que Roca Casterly, la fortaleza de los intrigantes Lannisters, tiene un clima similar al de Houston, Texas y Changsha en China.
Las velocidades del viento y las direcciones predichas por el modelo climático explican fenómenos como el dominio de los mares por la Flota de Hierro, los probables planes de ataque de hordas invasoras de dragones de Essos y las rutas comerciales entre Poniente y las ciudades Libres a través del Mar Angosto.
Las temperaturas pronosticadas por el modelo climático indican las probables zonas de hibernación de los Caminantes Blancos en verano.
Los resultados muestran que las estaciones prolongadas pueden explicarse por un "vuelco" de la inclinación del eje giratorio del planeta mientras orbita el Sol, de tal manera que ese mismo hemisferio siempre se inclina hacia el Sol.
El estudio también modela el calentamiento global que ocurriría si se duplicaran las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera (debido a los aumentos en las emisiones de dióxido de carbono y metano de los dragones y el uso excesivo de incendios forestales).
Su estimación del calentamiento global de 2,1 grados Centígrados para duplicar el dióxido de carbono (la "Sensibilidad Climática" del mundo de Juego de Tronos) dentro del rango predicho por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático para la Tierra "real", de 1,5 a 4,5 grados.
El profesor Dan Lunt, de la Facultad de Ciencias Geográficas e Instituto Cabot de la Universidad de Bristol, afirma que "debido a que los modelos climáticos se basan en procesos científicos fundamentales, no solo son capaces de simular el clima de la Tierra moderna, sino que también pueden ser fácilmente adaptados para simular cualquier planeta, real o imaginado, siempre que se conozcan las posiciones y alturas continentales subyacentes, y las profundidades del océano".
Para la profesora Carrie Lear de la Universidad de Cardiff, este trabajo resulta "divertido", aunque subraya que tiene un "lado serio". "Los modelos climáticos simulan procesos físicos reales que operan en climas fríos y cálidos. Los científicos están utilizando esta información para probar modelos climáticos de última generación en condiciones de altas concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, similares a las esperadas para fines de este siglo", añade.
Según afirma el profesor Gavin Foster, de la Universidad de Southampton, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ha demostrado que los modelos climáticos pueden simular con éxito desde los climas del mundo helado de la última Edad de Hielo a la intensa calidez del 'invernadero del Eoceno', hace 50 millones de años. "Estos mismos modelos se utilizan para simular el clima futuro de nuestro planeta", concluye.