En los 80, Mark Schultz, un vigilante de seguridad que pluriempleado en la ilustración publicitaria, fantaseaba con cómo sería el cómic que le gustaría leer y no estaba en las tiendas. Ideó un mundo, inspirado por autores como Edgar Rice Burroughs, post-apocalíptico. Tras el calentamiento global, la humanidad habita el subsuelo. Al salir a la superficie 500 años después de que hierva La Tierra, se encuentra todo lleno de dinosaurios. Una historia que estalló cuando se convirtió en videojuego
24/06/2019 -
Hubo muchas recreativas de repartir golpes en los 90, pero tres merecen un lugar destacado, las tres de Capcom. Street Fighter II, por ser la líder absoluta. Final Fight, por ser un perfeccionamiento del clásico Double Dragon. Y Cadillacs & Dinosaurs, por contener todo lo de las anteriores y, además, dinosaurios. Jugar a repartir estopa por sus ambientes post-apocalípticos escuchando eurodance, masticando chicle Boomer y dándole caladas a un Fortuna forma parte de la memoria sensorial de buena parte de una generación de nacidos en los 70 y primeros 80.
Su caso, como se ha apuntado en muchas ocasiones, fue curioso para un videojuego. La máquina recreativa tuvo más éxito que el origen de la licencia, el cómic. Raro es que cuando se mencione el título de este universo alguien que viviera los 90 piense en viñetas. Además, su lanzamiento prácticamente coincidió en el tiempo con el de la película Jurassic Park, de Steven Spielberg. Eso pudo hacerlo todavía más famoso, hubo una verdadera fiebre con los dinosaurios esos años. De hecho, llegó a haber también muñequitos articulados y una serie de dibujos animados también titulada Cadillac & Dinosaurs de trece episodios. Sin embargo, la adaptación era de un cómic de los años 90 de Mark Schultz,un autor original y sensible. Su trabajo se titulaba Xenozoic Tales.
Schultz era un pluriempleado más en el Estados Unidos que enfilaba la crisis post-industrial. Trabajaba dibujando ilustraciones publicitarias y de guardia de seguridad. Durante todo ese tiempo, soñaba con ser dibujante de cómics. No le faltaban horas para rumiar qué historias le gustaría dibujar bajo la influencia de personajes como King Kong o de su autor favorito, Edgar Rice Burroughs. Así surgió Xenozoic Tales. Creó y dibujó, simplemente, el tebeo que a él le gustaría leer y que no podía comprar.
Originalmente, la idea vio la luz en el fazine Death Rattle de la editorial Kitchen Sink Press en 1986. No fue hasta los 90, cuando Marvel reeditó estos números ochenteros en color que llegó el nuevo título, Cadillacs & Dinosaurs, que es con el que alcanzaron la fama con el aludido videojuego.
El primer cómic, publicado en 1987, explicaba en su inicio que la vida en el planeta Tierra tal y como la conocemos había desaparecido. No se sabía si en el siglo XVIII ya se habían sentado las bases para el calentamiento global que estaba por llegar, el caso es que en 2020 -el año que viene, señores- la superficie del planeta herviría. Millones de personas morirían y tantas especies de animales se extinguirían. Los humanos supervivientes tendrían que refugiarse bajo tierra durante cientos de años. Al salir a la superficie 450 años después del desastre, la humanidad se encuentra con que han vuelto los dinosaurios y tendrá que aprender a convivir con ellos. El héroe que plantea Schultz es un tipo llamado Jack Tenrec, alias "Cadillac". Por un lado, es capaz de repartir galletas, pero por otro es inteligente, se dedica a recuperar tecnología de la civilización humana extinguida, sabe amaestrar dinosaurios, y es ecologista. Si te coge arrancándole los cuernos a algún saurio para venderlos en el mercado negro, hipótesis que plantea el autor en los primeros números, te hará pagarlo con la vida.
De una ciudad vecina, Wasson, la antigua Washington, apareció por Nueva York, ahora un archipiélago de ladrillos, Hanna Dundee. El personaje que le ponía al cómic un punto de erotismo y romance. Todavía hay fans que se disfrazan de ella en saraos de cultura popular.
Las primeras apariciones de estos personajes en España fue en la revista Zona 84 en 1989. En las ediciones que hizo de esta obra Planeta Deagostini en 1999 se puede apreciar cómo el autor fue evolucionando, depurando y perfeccionando su dibujo, aunque siempre tuviera como base la historieta clásica norteamericana.
Creo que su idea tuvo más influencia de lo que parece. La mezcla de terror con ciencia ficción, entorno post-apocalíptico y aventura exótica, todo ello en un marco de entretenimiento pulp, es algo que se puede encontrar en, por ejemplo, trabajos posteriores de estrellas del underground como Charles Burns. Especialmente se aprecia en las historias de Xenozoic que iban sobre experimentos en humanos en busca de mutaciones que les permitieran adaptarse mejor al medio. Es muy fina la línea que separa el trabajo de ambos, que fueron coetáneos mientras Schultz se pudo considerar un autor independiente.
Hay que subrayar que Schultz puso cuidado en que nada en su universo fuese al azar. El calentamiento global y la destrucción del planeta era algo de lo que empezaba a hablar los científicos en aquella época. No lo abordó con brocha gorda, así como los dinosaurios que aparecían, que estaban todos dibujados según indicaban los descubrimientos arqueológicos que había documentados.
Luego era complejo. El protagonista era un tipo duro, pero al mismo tiempo un hombre cultivado y, por otro lado, cruel. Era capaz de sesgar vidas por sus ideales. A los que le seguían en sus expediciones, el propio autor los calificaba de poco inteligentes. Había ahí unos grises que le alejaban del héroe ortodoxo y sugerían un perfil un poco turbio. Las máquinas e instalaciones que iba creando con el paso del tiempo cada vez eran más gigantescas, barrocas y disparatadas. Además, con la parición del personaje de la gobernadora Dahlgren, una femme fatale, se introducía tensión sexual entre los protagonistas.
En los 90, con el reconocimiento que recibió, Schultz creó universos nuevos, pero sus trabajos más reseñados han sido como guionistas de otros personajes como Prince Valiant o Flash Gordon, además de cross-overs como los de Alien vs. Predator. Del xenomorfo, de hecho, dibujó y escribió en Dark Horse The Angrying angels, donde un personaje investigaba si era casual que coincidieran aliens y humanos en el espacio profundo. Por supuesto, con las viñetas obligatorias en toda explotación de Alien tomadas de la primera película: salidas del alienígena de las tripas y astronautas femeninas en bragas en algún momento.
Pese a todo, a su Xenozoic lo considera "su bebé", como dijo en una entrevista reciente. Lógico, porque es una explosión de imaginación deliciosa que, aunque tuviera tanto éxito como máquina recreativa, tal vez hubiera merecido ser llevada al cine con mayor fidelidad al espíritu original que lo que resultó del videojuego y los dibujos animados, aunque posiblemente Spielberg lo impidió con el eclipse que supuso sobre el género su famosa película.
Peter Bagge ha decidido continuar la saga Odio, uno de los cómics icónicos de los años 90 y que, desgraciadamente, dejó de publicar. Buddy Bradley, el personaje que nos enseñó que el brillo del grunge y la juventud de esa década era más bien una luz desvaída, inserta ahora a su personaje en los EEUU de Trump y “el género fluido”, con cargas de profundidad la constatación de cómo ha bajado el poder adquisitivo de cada generación. La obra, ‘Odio desatado’, sigue igual, o sea, sublime