Cinco creadores que nacieron cuando Berlanga colgaba las cámaras, refrescan la memoria del mito. Cómo pervive su huella en los universos creativos en ciernes
“Yo pensaba que lo más jodido de mi vida había sido la censura de Franco. ¡Pues no! Lo más jodido es la pérdida de memoria".
Luis García Berlanga
En Berlanga -no en él, sino en su rastro- hay una imperecedera sensación de frescura que se impregna incluso cuando su memoria se desempolva como quien saca la vieja vajilla para darle lustre. Pero, qué inevitable, cualquier aniversario centenario tiende a quedarse en la huella del camino ya recorrido en lugar de recorrer la senda invisible. Aquella que se atravesará y que todavía resulta medio inimaginable.
Su código creativo, su tensión para desafiar corsés, amenaza con conservar sus propiedades. Como si fuera la bombilla que nunca se agota.
A modo de experimentación, invirtamos los tiempos. En lugar de afrontar a Berlanga desde la cronología retrospectiva, sometamos su vigencia hacia el futuro. Para ello, cinco creadores que nacieron justo cuando el cineasta colgaba las cámaras, reflejan qué presencia tiene en sus vidas.
1999 - Estudiante de Comunicación Audiovisual
“Lo que más valoro de las obras de Luis García Berlanga son sus estrategias discursivas a través de la sátira. Esa capacidad de abarcar cuestiones sobre el desarrollo social esquivando los dispositivos de censura, provocan que sus discursos sean atemporales. El uso del humor como un vehículo a la crítica social permanece en el legado cinematográfico español actual y de una forma completamente necesaria. Si bien es cierto que ya no existen verdugos, el sueño americano aún persiste en nuestro imaginario colectivo”.
1998 - Artista plástico
“Creo que el cine de Berlanga representó con ironía y humor qué era la “españolidad”. Berlanga es un mito en la actualidad, un tótem al que todos recurren pero no conocen muy bien. Vivimos, indudablemente en tiempos berlanguianos, en los que la política se ha convertido en un circo de payasos con banderitas y los jóvenes nos vemos en una dura tesitura, opositar o emigrar. Para nosotros, España y el cine de Berlanga supone lo mismo; volver a un lugar que sentimos nuestro pero desconocemos por absoluto”.
1997 - Artista de nuevos medios
“De mi primer encuentro con Berlanga puede que sólo recuerde algún bostezo de una Irene pequeña viendo Bienvenido Mr Marshall cuando mi abuela, que sí comprendía la ironía, ponía Días de Cine las noches que dormía con ella. La impresión de un cine desenfadado que más adelante se actualizó después de ver Todos a la Cárcel.
La huella que me deja Berlanga es la de una producción crítica y accesible, un humor agudo que calaba en audiencias amplias y al que subyacía siempre una posición política marcada y comprometida”.
1997 - Pop entrepreneur
"La obra de Berlanga es una expresión sincera de una forma de hacer cine personal y sin ambages. Los códigos discursivos y representativos que el cineasta construyó en sus películas sentaron precedentes en un ámbito cultural sujeto a innumerables dificultades derivadas del período histórico en que se inscribe. Berlanga, siempre mordaz y creativo, desentrañó las barreras del cine español en un contexto sociocultural hostil; dejando tras de sí un legado fílmico profundamente abierto y estrechamente personal. Un referente de la creación libre, retratista oportuno de un momento social concreto y constructor de un lenguaje que, hoy, contribuye a inspirar y propulsar la visión de muchos."
1998 - Artista visual
“El ingenio visual con el que frivoliza los ídolos nacionales, la forma en la que Berlanga retrata la España de antes con rostro de "vaquilla" y peineta flamenca. Creo que para ello tienes que coger distancia, y mirar lo español con ojos de extranjero. Ahora ha pasado el tiempo y es más fácil, pero hacerlo entonces es para mí lo verdaderamente berlanguiano”.