Hace tiempo que los grandes espectáculos pasan de largo. Valencia ya no tiene peso en el gran circo del rock. Nos falta un espacio en condiciones capaz de albergar 15.000 personas en cualquier momento del año.
Anuncian un nuevo y glorioso año de conciertos y estrellas del espectáculo de gira por España. Es lo normal cada comienzo de ciclo. Hay que salir todavía más de gira. El negocio de la música ya no está en la venta de discos sino en el directo, que es donde se obtienen verdaderos resultados económicos capaces de cubrir gastos y dejar beneficios. Hasta Lady Gaga va a fichar por Las Vegas para estar presente sin freno ni descanso en el muy bien remunerado show business de la increíble ciudad ficticia del desierto de Nevada donde todo es posible.
Visto el calendario y la lista provisional, lo preocupante es ser del todo conscientes de que Valencia, o esta autonomía, se ha quedado de nuevo fuera de las grades giras internacionales. Hace ya mucho tiempo que esto sucede. Somos la autonomía reina de festivales, asistencia a los mismos, ganancias, número de convocatorias y resultados objetivos, pero siempre se nos escapan los grandes montajes que recorren el mundo, lo que conocemos como circo del espectáculo.
En el fondo todo es una rueda. Cuando entras, te quedas en ella y formas parte de su resistencia e historia. Si sales ya es casi imposible volver a entrar. Hace tiempo que nos salimos. O que nos expulsaron. Hay múltiples razones. No disponemos de aforos acondicionados para albergar grandes shows en cualquier momento del año y las grandes agencias ya no consideran esta ciudad mercado al que tener en cuenta. Más aún cuando el negocio internacional ya está en muy pocas manos y los promotores locales, por desgracia, no pueden jugar en esa liga aunque lo intenten. Es una lucha David-Goliat.
Las últimas experiencias internacionales no dieron los resultados deseados. Hay que imaginar lo que cuesta de mantener y mover una gira de dimensiones. No hablo de quince, cincuenta o cien personas, sino de una troupe interminable. Y además, que sea rentable para salir a la carretera. Nadie negocia si no tienen frente a sí resultados objetivos con cierta perspectiva. Esta autonomía hace mucho tiempo que dejó de ser interesante para las grandes agencias del espectáculo en directo. Nos hemos quedado como tierra de festivales, que es por otro lado también una oferta atractiva y aporta muy buenos beneficios a aquellas poblaciones que los albergan. Es lo que nos salva: sol, vacaciones y música.
Que recuerde, las últimas grandes experiencias fueron pinchazos. Me refiero a conciertos privados. No a señuelos estilo MTV que nos salían a millón por bolo porque la cadena televisiva nos iba también a convertir en paradigma mundial a través de eventos subvencionados.
Dicen los promotores, los que quedan, que montar un gran concierto en Valencia para 15.000 personas, como mínimo, es imposible más allá de la primavera o el verano. No existen espacios para esa capacidad, salvo plazas de toros. Pero las condiciones climatológicas impiden que puedan ser utilizadas como escenarios durante otoño e invierno, que es cuando se suelen realizar muchas de las giras internacionales. Cualquier pabellón se queda pequeño. Además, el elevado IVA anima a muchos artistas a desistir en el intento.
Somos una ciudad de interesantes conciertos de medio formato. Ya no de grandes nombres y producciones. Sin embargo, el Palau de les Arts se ha convertido en referente de conciertos de género pop y aforo medio durante todo el año. Su auditorio superior duplicó el número de solicitudes durante 2017. El de la Música lo intenta con las nuevas generaciones. Es una buena y loable iniciativa. Pero su acústica no está preparada para la música eléctrica. Ahora, seguramente, echemos de menos aquel proyecto que consistía en cubrir el techado del coso de la calle Xàtiva. No avanzó por problemas de carácter patrimonial. La plaza de toros está considerada monumento y su nivel de protección es máximo.
Espero que la Marina dé buenos resultados como espacio durante los meses de primavera y verano para grandes conciertos al aire libre. Las experiencias previas han dado buenos resultados. Además, reúne condiciones. Tiene espacio y condiciones suficientes para conseguirlo.
Aún así, será difícil volver a entrar en los grandes circuitos. Nos hemos quedado en el camino. Los pinchazos o la indiferencia ante ciertas apuestas pasarán factura durante muchos lustros. Este negocio es así. Nos queda viajar, mirar youtube para imaginarlo o esos bolos llamados tributo que cada día van en aumento. Por algo será.
PD. Se avecina nuevo festival para la Plaza de Toros en verano dedicado a los ochenta y noventa. Dos días. Apunten. Simple Minds, Cult, Prodigy, Fatboy Slim…