ABIERTO DESDE 2011

Altea, un lugar que rezuma y crea arte: El caso del taller de Rico y Nuño

28/05/2019 - 

ALTEA. Playas que se pierden entre las piedras, vistas blancas de las fachadas del casco antiguo y escaleras que enlazan y recorren desde el mar hasta el pueblo. Un paisaje albino que, por sí solo, habla de arte. Hay municipios que se prestan a la creación artística y Altea, la dama de blanco de Alicante, se encuentra en este club elitista, porque parece estar modelada para los y las artistas, se trate de los ya experimentados o de los neonatos, algunos de los cuales se forman en el campus de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, una facultad que se encuentra ubicada en este punto de la Marina Baja. Con todas estas pruebas cualquiera se atrevería a afirmar que arte y Altea no solo comparten letras, sino que son dos piezas que toda la provincia sabe que viven unidas. Entre su paisaje de piedra blanca y su olor a sal las calles esconden talleres de arte como el de Rico y Nuño, dos apellidos que no es necesario vincular a ningún nombre, porque así los conocen y así crearon la esencia de su lugar de producción artística.

"No pintamos mucho Altea, porque en contra de lo que pueda parecer es lo que menos vende", revela Nuño, quien, además, aclara que "la gente que está aquí si quiere ver Altea abre la ventana". Por este motivo los cuadros que residen en este taller no se encuentran entre los más pintados, es decir, no son obras vistas hasta la saciedad, sino que al no tratarse de "una fábrica con una producción determinada vamos pintando lo que queremos; no pintamos mucho sobre algo, sino lo que se nos ocurre en cada momento", declara el artista. "Hay una gran variedad porque pintamos de todo", comenta, "yo más moderno y mi socio más realista, aunque también tenemos obras a medias".

Y es que en la variedad reside el secreto de cada uno de estos pintores, ya que el arma de Rico (Alcoy, Alicante, 1949) es el óleo, mientras que el superpoder de Nuño (Gijón, Asturias, 1949) se encuentra en lo abstracto. Dos artistas que a sus setenta años siguen dando sentido a la definición de trabajar duro, y es que el taller abre todos los días, de lunes a domingo, "o lo procuramos", confiesa Nuño, "porque siempre tenemos cosas que hacer, siempre hay trabajo. Aunque no vaya gente, aunque llueva, abrimos porque es nuestro lugar de producción", manifiesta. Un taller que no se nutre de "inspiración, sino de trabajo" y que, según apunta Nuño, resulta "más apropiado llamarlo taller que estudio, porque este último suena más pretencioso y nosotros no estudiamos nada".

Son la pintura y la fotografía las dos manifestaciones que aquí se trabajan desde 2011, año en que se inauguró el taller: "Abrimos como una aventura, aunque no pensábamos que íbamos a durar tanto y nos va muy bien", comenta. Pero lejos del fracaso ya se encuentran camino del noveno año, con el único truco que el trabajo constante, una máxima que les permite seguir creciendo: "No nos enfocamos al turismo porque no queremos llevar esa línea y, además, si te focalizas ahí estás condenado al fracaso", considera el pintor. Y explica que aunque se ubiquen en Altea, un territorio de la alta provincia alicantina, "salen cuadros para todas las partes del mundo, físicamente hablando".

Un taller de arte que huele a pintura, a óleo sobre lienzo, a cerdas de pincel, pero en el que también existe lugar para la música, para que se produzca esa unión entre ambas artes. ¿A qué suena, entonces, el lugar artístico de Rico y Nuño? "A clásica y a jazz", desvela el pintor. "Nos gustan esos géneros y, por ejemplo, el pop no tiene cabida", anuncia. Pero no se trata de un simple hilo musical, ya que, asegura, "la música nunca puede ser un acompañante; la música tiene protagonismo por sí misma, aunque ni inspira ni deja de inspirar", concluye Nuño.

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