VALÈNCIA. Sandra Mínguez Corral (Landete, 33 años) subió al atril en mayo de 2014. Lo hacía para hablar de Podemos, una pequeña formación con gran habilidad mediática que iniciaba su andadura política y electoral. El principio del camino del partido en València tenía lugar en el colegio Ceip Teodor Llorente. Mínguez, profesora de secundaria y de matemáticas, se sentía como en casa. En el acto, repitió: "Somos gente corriente". Una frase que, más allá de formar parte del discurso del partido de Pablo Iglesias, parece definir su trayectoria política: siempre alejándose de los máximos cargos de poder, renunciando a liderar, queriendo ser una persona corriente dentro de una organización que, pese a ser nueva, adquirió pronto los vicios de los más antiguos.
Mínguez renunció este lunes a su acta de diputada autonómica. Una decisión paradójica a su trayectoria creciente en la formación morada, donde se postulaba como una de las favoritas para convertirse en la portavoz en Les Corts que sucediera a Antonio Montiel. También sonó como la posible candidata de Iglesias en la Comunitat para encabezar una candidatura en la que el 'pablismo' jugaba a conquistar un territorio más afín a las tesis 'errejonistas'.
Sin embargo, y para entender su renuncia, hay que remontarse a sus orígenes. Comenzó participando activamente en el 15M, movimiento inspirador de la formación morada. Como activista indignada, ayudó a crear el Círculo de València en enero de 2014. Con la filosofía de cambio del que bebía Podemos entonces, su implicación en el proyecto morado le hizo enrolarse en el puesto 28 de la lista de la benjamina formación en las elecciones europeas en las que Podemos obtuvo cinco europarlamentarios.
Tras aquel inesperado éxito en las urnas, en Podemos comenzaron a diseñar un equipo solvente para preparar su aterrizaje en la Comunitat. El objetivo era gozar de una mínima estructura para acudir con garantías a las elecciones autonómicas de 2015. El equipo quedó armado por un total de 25 personas entre las que figuró Mínguez. Eso sí, en un segundo puesto, por detrás del exsecretario general Antonio Montiel, a pesar de haberse situado desde el primer momento en la órbita de Iglesias y haber conseguido incluso unos meses antes entrar en la dirección estatal de Podemos junto a Ángela Ballester. Era el primer síntoma de que a aquella profesora de matemáticas no le gustaban las ecuaciones en las que terminaba en el primer puesto.
A pesar de la baja participación de los inscritos en Podemos en las primarias abiertas para formar las listas de los morados para el parlamento valenciano -votaron 7.400 de los de los 43.000 inscritos, un 17%-, Mínguez consiguió hacerse con el segundo puesto. Y una vez dentro de la Cámara valenciana, se convirtió en la secretaria de Organización del partido en la autonomía. Un puesto del que meses después sería apartada por Montiel. Que fuera informada vía Telegram, según el también síndico de la formación en Les Corts "por error" de aquella destitución, dejó en evidencia la fractura de un grupo parlamentario que parecía unido.
Este encontronazo se convertiría en el punto de inflexión de su relación con el exlíder morado y la situaría al frente del grupo de críticos en Les Corts con la gestión que éste mismo habría llevado durante su mandato hasta que fue desbancado en la última Asamblea Ciudadana Valenciana el pasado mes de mayo por Antonio Estañ. Mínguez, con sus peticiones de una consulta a los inscritos para decidir si entrar o no en el Ejecutivo valenciano, protagonizaba el primer caballo de batalla de los críticos contra esa operación frustrada de Montiel. Adquiría un protagonismo como líder contraria al entonces líder de los morados. Justo, lo que siempre había evitado.
Así, antes de que Estañ se convirtiera en el nuevo secretario general de Podemos en la Comunitat, Mínguez también se situó en la corriente 'pablista'. De hecho, fue la única diputada autonómica de Podemos en el parlamento valenciano que firmó los documentos de Iglesias para el II Vistalegre estatal, alejándose así todavía más de Montiel, partidario de Iñigo Errejón para liderar el proyecto morado. Ella, de la mano de Rafa Mayoral, del círculo íntimo de Iglesias, impulsó las plataformas pablistas en la Comunitat.
Esta apuesta la situó como una de las favoritas en la autonomía para ser apadrinada por Madrid para el proceso autonómico y tomar el testigo de la secretaria general de la formación. Pero Mínguez fue leal a su posición: 'pablista' en España y partidaria de la "vía valenciana" en la Comunitat.
No obstante, ella misma se descartó para el cargo: no encabezaría ninguna candidatura. Después de no dar este paso adelante, sin embargo, contribuyó en la campaña de Estañ para que éste resultara electo en el Vistalegre valenciano. Así, Mínguez, una personalidad en Podemos con mucho predicamento entre las bases, resultó clave para que el de la Vega Baja ganara el primer cónclave valenciano. Los sufragios no engañaban: fue la más votada en dicho proceso.
Su dedicación en esta campaña de nuevo la colocó como una de las favoritas para renovar la dirección del grupo parlamentario de Podemos y convertirse en la nueva síndica, pues con ella, además, cumplían con el precepto de la paridad que la candidatura de Aprofundir el canvi había fijado en sus documentos organizativos.
No obstante, las dudas que Mínguez mantenía al respecto derivaron en que el relevo de Montiel como voz de Podemos en Les Corts, -que parecía inminente tras armarse el nuevo Consejo Ciudadano Valenciano (dirección del partido en la autonomía)-, se haya demorado hasta el día de hoy, cuando todo apunta a que se mantenga en el puesto, por lo menos, hasta que se celebre el Debate de Política General el 13 y 14 de septiembre.
Las reticencias a aceptar un reto como era ocupar la sindicatura del grupo parlamentario, hacía a Estañ pensar una alternativa que poner al frente y reinterpretar la obligada paridad que exigían los documentos. El binomio hombre-mujer para ocupar cargos de visibilidad, podrían cumplirse con las portavocías corales pensadas en campaña y no por qué darse entre secretario general y portavoz en la Cámara valenciana.
Mínguez ha facilitado dicha operación con su marcha. La parlamentaria seguirá militando en Podemos como una inscrita corriente. Justo lo que la diputada que protagonizó un rifirrafe con Francisco Camps a cuenta de Ciegsa, la matemática indignada que saltó a la política por compromiso, reivindicaba en ese mitin. El adiós de la política que no ha querido liderar Podemos.