LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Moli, la estrella madrileña de la ruta del bakalao

14/01/2018 - 

VALÈNCIA. Ya he escrito en alguna otra ocasión de Juan Carlos Molina, Moli, personaje activo en la escena musical y artística madrileña desde antes de que la movida se llamara así. Su trayectoria musical comienza a mediados de los ochenta y coincide con el auge del acid house y el bakalao. Posteriormente crearía el grupo Spam con Juan Sueiro, que además de grabar discos propios también produjeron a artistas como Fangoria. Hace algunos años que Moli abandonó la música para centrarse en el arte virtual, área en la que opera como Thvndercat. Lo que sigue a continuación es un resumen de su visión de la ruta, basada exclusivamente en sus recuerdos.

“Como muchos otros niños madrileños pasé los veranos en la costa valenciana. Conozco las discotecas de la zona incluso antes de ser adolescente. Estuve en Barraca por primera vez a finales de los setenta con mis hermanos mayores, cuando aún era una discoteca para turistas. Pero fue allá por 1986 cuando empecé a frecuentar esos locales asiduamente y por mi cuenta. Estaba muy aburrido de Madrid. El ambiente de los grupos de música me había dejado de interesar. Todo se había vuelto muy comercial, los grupos que estaban llegando eran tipo Hombres G, Mecano, Duncan Dhu, cosas que me horrorizaban. En Madrid pinchaban mucho tecnopop, italodisco… a mí lo que me gustaba era la electrónica que venía de Alemania y Bélgica, grupos como DAF, Liaisons Dangereuses, ese tipo de sonido más oscuro. En Madrid ya había un runrún, se hablaba de Barraca, de Spook Factory. Un día me subí en un coche y pasé mi primer fin de semana de clubbing en Valencia. Eso se convirtió en algo habitual. Salíamos de Madrid el viernes y volvíamos el lunes convertidos en despojos humanos. El ambiente era underground, la gente muy apasionada y había unas cápsulas verdes que te hacían perder el sentido. No existía nada igual fuera de Valencia. Era lo nuevo y el sitio al que había que ir. Hasta que en 1987 descubrimos un nuevo sonido, el acid house. Entonces Ibiza y Londres se convirtieron en los nuevos destinos.” 

Dance usted

”A principio de los noventa monté con otros músicos de electrónica un sello independiente para grabar nuestra música ya que la industria de la época nos daba la espalda. Estaban con el boom del pop español y pensaban que el tecno iba a durar un asalto. Me asocié con David Penn con y con Kike Boy, que era un dj muy conocido en Valencia. Así nació Zen Records. Todo lo que salía en el sello lo grabábamos nosotros: Underwear, Vinyl Juice, Kadoc, Evidence, U.P.M., Noi’s… A cada seudónimo uno le dábamos un estilo, una estética y un concepto. Unos eran más house, otros tirando al trance, al techno, al tribal… La única manera de que sonara tu música era que una distribuidora hiciera llegar el disco a los djs. Nuestra primera opción de distribución fue Contraseña, que estaba conectada con la escena de clubs en la costa y en el resto de España. De esta manera volví a conectar con las discotecas de la zona. No tengo un recuerdo claro de cuándo se empezó a utilizar la etiqueta bakalao. La verdad es que nunca me gustó, como nunca me gustó la etiqueta de movida madrileña.”

València a toda potencia

”Los temas que grabábamos sonaron en Valencia, unos más que otros, sobre todo los que eran más tecno. Uno de los más populares nació como una broma. Un día que estaba aburrido en el estudio, dije, “voy a hacer el tema más básico que se haya hecho jamás”. Usé los instrumentos imprescindibles y lo terminé en media hora. Kike Boy la llevó a Quality, discográfica que había editado muchos de los éxitos de la ruta de principio a mediado de los noventa. Dijeron que lo sacaban nada más escucharlo. Me inventé el alter ego Demolition, porque la palabra incluye mi apodo, Moli; el tema lo titulé, como no podía ser de otra manera, ‘Basic’. El sello lo publicó como Kike Boy y Demolition. Después de ‘Nightrain’ de Kadoc, es el mayor éxito musical que he tenido, otro old school hit de Valencia. Se publicó en Europa y en Inglaterra entró en listas de éxitos dance. Hice tres maxis más como Demolition, hechos ex profeso para la ruta. Era el boom de las recopilaciones dance, el equivalente a las playlists actuales. Temas como los que he citado, o como ‘Axium’, se incluyeron en muchas de esos recopilatorios.”

España quiere caña

”Los temas de Underwear -el nombre se me ocurrió haciendo una especie de broma por Underworld- sonaban mucho en Valencia así que fuimos Kike y yo a hacer algún directo. También actué allí como músico de apoyo con algunos artistas dance del momento. Así hasta que nació Kadoc. Editamos ‘The Nigh Train’ la última semana de julio de 1995. Fue un éxito instantáneo que poco a poco se extendió por el resto del mundo, pero el tema explosionó en la ruta. A finales de agosto ya era un gran hit en Valencia. Kadoc actuó en Fallas un par de años. Supongo que somos otro de los clásicos old school de la ruta. Muchas de las veces que íbamos a tocar solía irme de fiesta después. Perdí algún que otro avión de vuelta a casa…”

”La escena clubbing se globalizó a principios de los noventa. Se celebraban raves y eventos de música electrónica por toda Europa. Valencia era una escena más dentro de una multiescena. El fenómeno se apagó como se apagan todos los fenómenos. Es algo que ya había ocurrido antes. Cuando Pink Floyd se convirtieron en los setenta en una banda de conciertos multitudinarios, Roger Waters se quejaba de que los fans ya no iban a escucharles, si no a ponerse ciegos de ácido. Yo no creo que, en principio, la música sea la excusa para drogarse, es que en esos tiempos descubrías la música y, a la vez, la droga con la que estaba asociada. No se trataba sólo de escuchar música, se trataba de tener una experiencia que, sin la droga, es imposible tener. Al masificarse ciertas corrientes musicales, posiblemente la música pase a un segundo plano, y la motivación para el nuevo público que llega a ella sea ante todo “ir a la fiesta”. Eso explicaría el fenómeno de los parkings, de que mucha gente que iba a los clubs ni siquiera entrara a las salas. Actualmente pasa algo parecido en los festivales masivos. Da la sensación de que mucha de la gente que va lo hace para y sacarse la foto para Instagram y posturear, como si en realidad les importara bien poco los grupos que van a tocar. 



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