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LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR 

20 años de Los Conciertos de Radio 3

25/11/2018 - 

VALÈNCIA. El programa de radio y televisión Los conciertos de Radio 3 ha cumplido dos décadas en 2018 . Mi vinculación al programa en sus primeras ediciones me permitió vivir grandes experiencias profesionales. Entre ellas, entrevistar en el plató a Lou Reed, uno de los personajes que más importancia ha tenido en mi vida. Alrededor de su figura girará la charla “Cinco años sin Lou Reed” que daré el próximo día 30 en Convent Carmen, y que ejerce como complemento al concierto “Rock & Roll Animal Revival”, que se celebrará el próximo 14 de diciembre en la sala Rock City.

Esto ya lo he dicho aquí en otras ocasiones pero no quiero dejar de recordarlo. Una de las mejores cosas que he hecho nunca fue irme a Madrid en 1993. Mi trayectoria cambió radicalmente. Viviendo en la capital, los medios para los que trabajar aumentaron tanto en número como en importancia. Tenía sólo 30 años y llevaba desde los 18 haciendo cosas en el terreno de la música. Llegar a Madrid supuso algo de lo que hasta entonces no fui consciente: allí se valoraba abiertamente mi labor. Por primera vez sentí que lo que hacía tenía un valor de cara al público, más allá de los lectores de las cabeceras especializadas en las que colaboraba. Comprendí lo bueno que era hallarse lejos de las envidias pueblerinas –allí descubrí las capitalinas, pero todo funcionaba a otra escala-, y vi cómo se me abrían importantes puertas. 

Mi soberbia juvenil hizo que me granjeara alguna merecida antipatía en casa, eso no lo dudo. Leyendo el maravilloso Reacciones psicóticas y mierda de carburador de Lester Bangs, traducido al fin al castellano por Libros del Kultrum, me vuelvo a ver a mí mismo intentando emular al kamikaze de Bangs, que vivía la crítica musical como una especie de predicamento de azufre y pasión. Vehemente o no, sé que había gente aquí a la que no le gustaba. Ahora que me siento querido y valorado en mi propia tierra –mirad desde dónde escribo esto, y os recuerdo que mi debut como novelista ha recibido el Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2018- veo con mucha más claridad la situación de entonces.

Lo que el grunge ha unido…

Una de las puertas a las que me refería antes me la abrió el locutor Paco Pérez Bryan. Fue en 1998. Él había comenzado a dirigir Radio 3 y tenía un proyecto en mente. Un programa de conciertos en directo que se emitiera tanto por radio como por televisión. En este caso, la versión radiada llegaría a través de Radio 3 y la versión audiovisual, por La 2. Era un proyecto ambicioso que fue bautizado como Los conciertos de Radio 3. Ambicioso porque la música en directo no era una opción que las televisiones de entonces contemplaran, y menos aún la pública, a pesar de ser eso, pública. Los medios eran los justos. La propuesta requería mucha voluntad y bastante paciencia. El equipo era mínimo. Paco dirigía y la también locutora Lara López codirigía y asesoraba. No recuerdo bien si fue debido a mi manifiesto amor por Nirvana, grupo que a Paco también le encantaba, pero llamó para preguntarme si me gustaría colaborar en el programa. Mi cometido sería escribir las presentaciones y los perfiles biográficos que, leídos en off, cerrarían el programa. También se contaba con mi asesoría en el terreno más indie y alternativo. Por supuesto dije que sí.

In the beginning

Entré en el programa en la primavera de 1998, coincidiendo con su nacimiento, y dejé de estar vinculado a él durante el verano de 2008, que fue cuando se remodeló en medio de una serie de cambios de la programación. Diez años en total. Los primeros fueron los mejores, obviamente. El despegue. Los conciertos de Radio 3 apareció en escena justo antes de que comenzara el principio del fin de la era de las vacas gordas de la industria discográfica. Internet todavía era un medio a instaurar, las descargas ilegales no existían y el único mal que entonces afectaba al mercado eran las copias piratas de los discos. Todo ello en una época en la que los discos aún se vendían. De repente, Los conciertos de Radio 3 se convirtieron en una estupenda baza para las discográficas, que no tenían cómo sacarle partido a determinados artistas, sobre todo a aquellos clasificables como alternativos o independientes. El Sònar y el FIB llevaban cuatro años funcionando. La cultura alternativa aún no era masiva ni por asomo. Todo lo que ahora parece muy obvio, entonces era una odisea.

Sacar adelante el programa no era fácil. Paco y Lara tenían que pelear por las horas de estudio, por el sonido, la iluminación, el maquillaje. Los artistas no cobraban nada por actuar. La emisión de los conciertos por televisión siempre tenía lugar a unas horas disuasorias, de madrugada. No había cinta de vídeo lo suficientemente larga como para acostarse con la certeza de que el programa, tras uno de sus habituales retrasos en la emisión, quedara registrado. Pero Paco era tozudo y tenía ilusión en el proyecto. Y este salió adelante. Empezamos con Rosendo. La idea era que tuvieran cabida todo tipo de estilos. Pop, rock, folk, experimental, electrónica, indie… Y si había opción, que nos visitaran también nombres consagrados. Los conciertos de Radio 3 puso su plató a disposición de artistas que de otra manera no hubiesen salido jamás en la pequeña pantalla. Además lo hizo ignorando el siempre previsible playback y dándoles la oportunidad de tocar en directo durante 30 minutos. No consigo encontrar la lista de programas en los que participé pero recuerdo que por allí pasaron Manta Ray, Silvania, Fresones Salvajes, Australian Blonde, Ciudadano, McNamara, Fangoria, y varias docenas más. No entiendo por qué que un libro como Pequeño circo optó por obviar el papel del programa.

¡Qué vienen los guiris!

En el apartado internacional hubo también algunos picos memorables. Spiritualized, Placebo y creo que Manic Street Preachers estuvieron en el programa. El de Placebo fue especialmente curioso porque el grupo llegó a la explanada de Prado del Rey algo crecidito y poco a poco lograron que se calentaran los humos entre el personal. Los ingleses iban de chulos, y eso al equipo le sentó muy mal. La tensión fue creciendo y llegó un momento en que una maquilladora estuvo a punto de gritarle a Brian Molko, “¡Gibraltar español!”. También fue memorable -un hito diría yo, porque estas cosas no ocurrían desde La edad de oro de Paloma Chamorro- el concierto de Smashing Pumpkins, que entonces estaban ya en la cumbre. Paco me pidió que les entrevistara en el plató para poder redondear así un programa especial. Pero mi recuerdo más nítido de aquella arde fue doblar una esquina y toparme con Billy Corgan y la bajista D’arcy Wretzky discutiendo como fieras tras el escenario poco antes de empezar a tocar. Ella dejó la banda no mucho después.

El recuerdo más preciado que tengo de aquella etapa fue el concierto que dio Lou Reed en mayo de 1998. Vino a promocionar un disco en directo, Perfect Night in London. Sólo iba a tocar 15 minutos así que Paco me sugirió que le entrevistara (esto fue antes de lo de los Pumpkins). La historia también la he contado aquí en un par de ocasiones así que no tiene sentido repetirla. Tuve la suerte de pillarle de buen humor y todo fue de maravilla. Al final Reed estaba tan a gusto que actuó más allá de los 15 minutos estipulados. Se le veía feliz y relajado. Aquel día fue uno de los mejores momentos que he vivido en mi trayectoria profesional. De los más importantes Paco dejó la emisora hace mucho pero el programa le sobrevive. Han pasado 20 años y el programa sigue emitiéndose, lo cual me parece otro milagro. Me alegro de ello y también de haber formado parte, aunque fuese una parte pequeña, de aquellos primeros pasos.


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