EL CAMPELLO. Por muchas campañas informativas y de concienciación que se lleven a cabo, por muchas advertencias de sanción, por muchas multas que se impongan, las actitudes incívicas de los propietarios de mascotas no cesan en El Campello.
Según informa la compañía de limpieza viaria, FCC, cada día se recogen de la vía pública unos 200 kilos de excrementos de perros, lo que nos lleva a la friolera de 73 toneladas al año. Y aquí no hay distingos: esos comportamientos se repiten tanto en el casco urbano como en Muchavista y la zona norte. Los operarios se encuentran las heces por doquier, en calzadas, aceras, parques y jardines.
Contrariamente a lo que cabe pensar, las deposiciones no corresponden únicamente a animales de gran porte. Las hay de todos los tamaños, ensuciando la vía pública y emitiendo malos olores que sólo se eliminan cuando los operarios las retiran con palas y escobas.
Esos 73.000 kilos de excrementos podrían evitarse si los propietarios cumplieran con las leyes, las normativas y con las normas básicas de comportamiento social. “Es tan sencillo como ir provisto de bolsitas de plástico que luego se depositan en las papeleras”, insiste el concejal de Servicios y Mantenimiento, Rafa Galvañ.
En el año 2023, la empresa distribuyó un total de 270.000 de esas bolsitas especiales en los 36 dispensadores de toleikan instalados por todo el término municipal. Y ahí radica otro problema, pues la gente hace acopio de ellas y se agotan en tiempo récord, de forma que muchos usuarios que no portan las suyas propias optan por dejar las heces de sus mascotas en la vía pública.
Más vigilancia y endurecimiento de sanciones
La situación ha llegado a convertirse en un serio problema para el municipio, eminentemente turístico, cuya imagen se ve lesionada. Por ello, Alcaldía y concejalías de Seguridad, Medio Ambiente y Salud Pública (dirigidas por Rafa Galvañ y Marcos Martínez, respectivamente) estudian cómo enfrentarse a la situación y cambiar esos malos e insalubres hábitos.
Aunque ese mismo 2023 se levantaron hasta 12 expedientes, la Policía Local asegura que es “muy difícil” multar por esta infracción, dado que se requiere prueba visual de que el animal hace sus deposiciones y el propietario las deja en la calle.
El Ayuntamiento está en proceso de modificación de la ordenanza municipal, que permitirá más agilidad en las acciones policiales, y mientras tanto se basa en lo dispuesto en la Ley de Bienestar Animal, del año 2023, que considera “infracción leve” no retirar los excrementos ni hacer la limpieza inmediata de aceras, paseos, jardines y, en general, espacios públicos o privados de uso común, de forma que se deje la vía pública en iguales condiciones en las que se encontraba antes del depósito de los excrementos.
Las infracciones leves se sancionan con una multa de 100 a 3.000 euros. En grado mínimo, de 100 a 500 euros, o advertencia. La advertencia solo se impone si no ha mediado dolo y en los últimos tres años el responsable no ha sido sancionado en vía administrativa por la comisión de cualquier otra infracción de las descritas en esta ley. El grado “medio”, la sanción es de 501 a 1.500 euros. En el grado “máximo”, de 1.501 a 3.000 euros.
Mientras se reforma la normativa, las partes implicadas estudian medidas concretas para intentar atajar el problema, entre las que destaca apostar patrullas policiales en las cercanías (y en distintos horarios) de los parajes donde más proliferan estos casos, que no son pocos.