ALICANTE. "Yo soy escritora por amor a la lectura". Dos pasiones que se entremezclan para que la escritora Zoé Valdés (Cuba, 1959) colme al mundo con sus palabras, las cuales le permitieron ganar, entre otros reconocimientos, el Premio Planeta en 1996. Escritora activa, concienciada con la causa feminista y preocupada por la situación política de su país, la poeta y novelista cubana visita España para impartir un taller a los alumnos del Máster en Estudios Literarios de la Universidad de Alicante y una charla en el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti (CeMaB), también perteneciente a esta universidad. En estos encuentros la invitada quiere transmitir "la experiencia de la creatividad y la lectura y realizar una especie de taller literario para resolver las dudas de los jóvenes que quieren ser escritores y no saben cómo comenzar, publicar y viabilizar esa escritura que está naciendo de ellos", explica Valdés. En definitiva, matiza que la finalidad reside en transmitirles "cómo crear, cómo dejarse poseer por esos demonios... o por esos ángeles".
La autora razona que "los estudiantes tienen a sus profesores que son, en la mayoría de los casos, excelentes. Y esa excelencia solo se puede superar cuando un escritor aporta su experiencia de vida y de creación". Ella viene convertida ahora en maestra, aunque tiempo atrás desempeñó el papel de alumna, según expresa, bajo la enseñanza de dos tipos de profesores: "los buenos educadores que se lograron liberar del adoctrinamiento ideológico de las escuelas" para enseñarles más allá de esa politización y los maestros personales, aquellos que ella misma buscó, "como escritores, poetas o pintores que quería conocer". Una de las guías personales de Valdés fue la Premio Cervantes Dulce María Loynaz quien, según confiesa la autora, le aconsejó con 22 años "que escribiera en ese momento toda la poesía que pudiera porque no es un género de viejos". Sugerencia que ella desobedeció: "Tengo 60 años y sigo escribiendo poesía", admite. Tanto es así que España está a punto de recibir su nuevo poemario.
Otra de las enseñanzas que le gustaría transmitir al alumnado es "cómo era la relación entre la lectura y el escritor en una época no muy lejana, en la que todavía se escribía con lápiz y en cuaderno", práctica que declara seguir haciendo, porque "aunque en la actualidad el libro sigue existiendo como objeto, la relación es distinta", sostiene. Y matiza que "existen otros artefactos intermediarios entre el libro y el lector, que no obstruyen nada pero que han cambiado la forma de aprender". Un tema por el que parece interesarse la autora, quien reconoce que "cuando uno escribe no está única y exclusivamente demostrando toda la historia que quiere contar".
La escritora también opina sobre el panorama poético español, el cual está atrapando a lectores jóvenes, con poetas como Elvira Sastre, la escritora segoviana que mueve a multitud de lectores hasta sus recitales de poesía. Según explica Valdés "este es un fenómeno que ya ocurre en Medellín, Colombia, desde hace más de 20 años, en un festival de poesía al que asisten 60.000 personas, entre jóvenes, niños y ancianos". Tan fuerte es su impacto que "cuando suben los músicos al escenario el público los abuchea; piden a los poetas", testifica Valdés. Y apunta que "es muy bueno que esto siga en España y con una elevada presencia femenina".
Al hilo de esta feminidad, la escritora cubana no ha podido esconder su postura sobre el feminismo, asegurando que no se siente representada por el movimiento actual: "Nunca he negado que soy feminista porque soy mujer, pero me identifico con el feminismo de cuando existía sentido en serlo, con la visión de Simone Veil, de aquellas mujeres que hicieron grandes la causa feminista", proclama. Y subraya que no se identifica "con el feminismo traumático actual, con las boberías del lenguaje terminado en -e", ya que le parece que "existen causas más importantes que defender ese tipo de chochadas". Puntualiza que el movimiento actual le parece consecuencia de "estar tanto tiempo comiendo mierda en las redes sociales, que es lo que aporta el embrutecimiento y el no vivir en el mundo real, lo que supone un peligro para el feminismo". E insiste en que le interesa "cuando la lucha es realmente por la vida, por la resistencia de la mujer como persona y como ser humano".
Zoé Valdés carga una gran producción a sus espaldas. A la corta edad de 17 años publicó su primer libro, Respuestas para vivir, un título que la propia autora tilda de "pretencioso" porque asegura que "incluso hoy siguen siendo preguntas para vivir". Aunque se inició en el terreno de la poesía, la autora suma ya una quincena de novelas y sigue añadiendo más, como la que se publica en Francia el próximo octubre centrada en Fulgencio Bastista, el ex-presidente de Cuba, figura, según Valdés, alrededor de la cual "existe mucha mentira y engaño". Revela que lleva trabajando en esta novela desde 1992 y que, para su documentación y elaboración, ha entrevistado a ministros y personalidades de la época, así como a la familia Batista al completo, además de leerse la biografía existente sobre este ex-mandatario. Relata que "es la historia de un sujeto traumático, olvidado y censurado en la historia de Cuba" y que, para contarla, ha creado a dos personajes a través de las muchas entrevistas que realizó para recopilar "testimonios y experiencias tanto críticas como favorables".