ALICANTE. El centro formativo Implika, dirigido por Zigor Maritxalar y respaldado por el fondo de inversión Suma Capital, acaba de abrir en Alicante su duodécima escuela (está presente en 11 ciudades), en la que la rama tecnológica tendrá, como en el resto, una especial prevalencia. Las profesiones relacionadas con la tecnología son, según los datos que maneja Implika, las que presentan una brecha salarial menos acusada entre hombres y mujeres, y aprovechamos la celebración del 8 de marzo para hablar con Maritxalar de la brecha y de los campos donde se está reduciendo.
-¿Con qué brecha salarial nos encontramos actualmente?
-En estos momentos, según los registros oficiales y los datos que nosotros mismos manejamos a partir de las más de 5.000 empresas con las que colaboramos para emplear a nuestros alumnos, pues estamos reconocidos como agencia de colocación, la brecha salarial se sitúa en un 21 o 22%. Es decir, que los hombres cobran un 22% más que las mujeres, en general. Curiosamente, en el caso de Alicante la brecha es menos acusada, está en un 18%, tres puntos por debajo. Ellos cobran de media 16.000 euros, y ellas casi 14.000.
-Bajando al detalle, ¿en qué sectores es más acusada y en cuáles lo es menos dicha brecha salarial?
-La diferencia salarial según el sexo del empleado es mucho más acusada en los sectores del comercio y de la logística. En cambio, como nota positiva cabe destacar que la brecha es mucho menos acusada, o que casi no existe, en los sectores que más desarrollo de futuro presentan, como la sanidad, la educación, la administración pública y, sobre todo, las nuevas tecnologías.
-El sector tecnológico está en auge, también en Alicante. ¿A qué se debe que la brecha salarial sea mucho menos notoria en estas profesiones?
-En las profesiones tecnológicas la brecha salarial es de solo un 8%, tres veces menos que la media nacional. Es un sector nuevo, donde apenas hay paro y las empresas tienen mucha demanda de talento, lo cual facilita que no se establezcan diferencias salariales. Además, en contra de lo que se piensa, el papel de la mujer es cada vez más relevante en este segmento: en el año 2000 las mujeres representaban el 30% de los empleos tecnológicos, y a día de hoy, veinte años después, son el 38%. Se están incorporando progresivamente y eliminando ese sesgo masculino que tenía antes lo que llamamos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
-¿Ese interés de las mujeres por las ramas tecnológicas se nota en las matriculaciones de su centro?
-Sí, claro. En 2019 doblamos el número de alumnas en las especialidades tecnológicas. En estos momentos, diría que no hay ninguna rama en la que el porcentaje de uno de los dos sexos supere el 55%. También le puedo decir que en nuestro centro, donde trabajan unas 300 personas, el 70% de la plantilla son mujeres, y dos terceras partes del organigrama directivo también.
-Si es ilegal pagar un salario distinto para el mismo desempeño en función del sexo del empleado, ¿cómo es posible que haya una brecha salarial del 22% en España?
-Creo que la principal razón es que no existe una cultura de la transparencia en cuanto al salario en las empresas. Nadie sabe cuánto cobra una persona por un puesto determinado, y eso favorece la discrecionalidad. Un primer paso importante para ir reduciendo la brecha sería que existiese transparencia: en esta empresa, para esta categoría, pagamos X. Por ejemplo, en Implika todo el mundo sabe lo que cobra cada categoría profesional, y no hacemos distinción ni siquiera por zonas geográficas. El salario es una forma de reconocer el talento.
-¿Y por qué la brecha es menor en esos sectores que citaba, hay una mayor concienciación, más transparencia...?
-En el caso de las nuevas tecnologías, como decía, probablemente se deba a la escasez de mano de obra, y también a que es un sector relativamente nuevo, más pegado a los tiempos, en el que no hay vicios adquiridos de hace décadas. Hay otros sectores, como el de la educación o la sanidad, donde lo que sucede es que las mujeres son mayoritarias, por lo que es muy complicado que exista una brecha a favor de los hombres.
-¿Cree por tanto que a medida que se equilibre la presencia de mujeres en los sectores donde la brecha sí es notable, esta tenderá a reducirse?
-Tradicionalmente ha habido profesiones que han atraído más a los hombres (antes hablábamos de la tecnología), y otras que han atraído más a las mujeres, como el sanitario o la educación. Afortunadamente, estas tendencias se están revirtiendo, y aunque todavía hay sectores en los que la presencia del hombre es mayoritaria, la diferencia es cada vez menor. En las formaciones tecnológicas de Implika, por ejemplo, todavía hay más chicos que chicas, pero ellas están escalando. Es cuestión de tiempo.