ALICANTE. El nombramiento el pasado mes de junio del finestratense Xavier Llinares Miralles como director de la Red de Banca Comercial de BBVA en España es la culminación, de momento, a una larga trayectoria que el propio Llinares comenzó desde la base de la entidad, y después de pasar por diferentes direcciones territoriales del banco. De Finestrat a La Vila Joiosa, donde estudió el bachillerato, y de ahí a Barcelona, donde logró licenciarse en Ciencias Económicas y Empresariales por la escuela de negocios Esade. Tras graduarse fue seleccionado por una firma auditora, pero eligió integrarse en Argentaria, lo que le llevó a Sevilla, Jerez de la Frontera y Murcia, hasta que llegó la fusión entre Argentaria y BBV, lo que le trajo, de nuevo, hasta su tierra.
Fue director de zona de BBVA en Alicante, después recaló en València hasta asumir la dirección regional de banca de Empresas y Corporaciones. En 2014, el banco le propuso asumir la territorial de Canarias y retomar una nueva experiencia lejos de casa, hasta 2016. Ese año fue designado por la entidad para completar la integración de Cataluña Caixa y, más tarde, nombrado de nuevo responsable de toda el área de Cataluña. En verano de 2020, vino el gran salto: fue propuesto para asumir el área de la Red Comercial y Retail de toda España y reportar directamente al director de BBVA en España, Peio Belausteguigoitia. Este noviembre, Xavier Llinares visitó Alicante y mantuvo una conversación con Plaza para hablar de sus nuevas responsabilidades y del sector bancario.
— ¿En una corporación como es BBVA, hay mucha diferencia de estar en territorios periféricos a estar en la dirección central, como ahora?
— Sí, hay diferencias. Cuando estás en el territorio, tienes una visión más acotada de lo que sucede y por lo tanto tienes, por contra, una proximidad muy cercana al negocio y lo que pasa en su día a día. En cambio, cuando te vas a un puesto en la dirección central, tienes una visión totalmente amplia. También hay un cambio importante en cuanto a la interrelación con otros departamentos del banco. En todo caso, es una magnífica experiencia. Insisto, cuando estás más pegado al territorio, estás más en el corto y medio plazo y, en mi puesto actual, tengo que compaginar el corto y medio plazo con la visión a largo plazo en la parte de transformación.
— ¿Hay más presión cuando se está en puestos de alta dirección, como lo está usted?
— La presión nos la automarcamos nosotros mismos. Cuando tú ocupas un puesto de una determinada responsabilidad, la autoexigencia te la impones tú mismo y aprendes a convivir con esa situación. Todo puesto de trabajo implica una determinada responsabilidad que uno asume. La diferencia en mi nuevo puesto con respecto al anterior que ocupaba es que el volumen de negocio y aportación a la cuenta de resultados de mi entidad es mucho mayor, pero el sentido de la responsabilidad sigue siendo el mismo.
Es un sentimiento de querer hacerlo bien, poniendo a las personas en el centro y capacitando al equipo para realizar excelentes entregas trabajando muy a gusto. Y siempre con una atenta mirada puesta en el cliente, a quien ponemos en el centro de todas nuestras decisiones, tratando de anticiparnos a sus necesidades y de asesorarle ayudando a tomar las mejores decisiones financieras. Los resultados dependen menos de lo que haga uno mismo y mucho más del gran equipo de personas con las que trabajas. Yo estoy muy tranquilo porque tengo la suerte de contar con el mejor equipo.
* Lea el artículo completo en el número de noviembre de la revista Plaza