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dirigido por pablo pagán

'Voyager': el cortometraje valenciano que viaja entre la vida y la muerte

2/12/2024 - 

VALÈNCIA. Los días de Camila son siempre iguales. Se levanta, limpia su camión adaptado para fiestas de la basura de la noche anterior, se prepara para la siguiente y cuida a una mujer que está a su cargo. Parece que en las veinticuatro horas de su día no hay espacio para los cuidados propios, al igual que no los hay para escapar de su realidad ni mucho menos para ser feliz.

Un día todo eso cambia, descubre unas pastillas que sobraron de una fiesta y, sin ningún tipo de miedo, decide probarlas a ver que pasa, ya que no tiene nada que perder. Esta es la premisa de Voyager, un cortometraje dirigido por el valenciano Pablo Pagán que está en la carrera a los Premios Goya 2025. Una parábola entre la vida y la muerte -que ahora se puede ver en Filmin- con tintes de ciencia ficción que navega por mundos imposibles para huir de la monotonía.

En una oda al cine de terror y a la ciencia ficción, Pagán inventa un mundo paralelo a través de ese camión. Camila se convierte en un personaje “que vive la vida, pero que jamás interactúa”, y es la pastilla la que le ayuda a viajar desde un espacio muy aséptico hasta un submundo, al que realmente no pertenece, en el que se encuentra con su propia antítesis. 

“Creo que todos queremos formar parte de un mundo al que no podemos pertenecer. Su vida en el camión le tiene totalmente aislada y acorazada y me interesa que salga de ahí para descubrir un nuevo mundo”. Las luces, la música y los espejismos que le rodean le hacen huir a un nuevo lugar en el que desarrolla el arco de su personaje a lo largo de veinte minutos. Casi sin diálogos, Pagán logra a través de las imágenes, que Camila se presente al espectador, quien percibe su vida a través de su viaje y de sus ojos. 

“Pienso en los espacios en los que vive y cómo se conectan. Intento generar una relación clara entre el mundo interno del personaje donde transita, y también analizo la presencia de la muerte. Parece que el camión está aislado de la ciudad que le rodea y de alguna forma todo lo que hay en la metrópolis da igual”. Con un estilo noir y con Barcelona como telón de fondo, consigue generar un espejismo en el que Camila viaja entre habitaciones, mundos paralelos y también entre la vida y la muerte para hablar de su “triste vida”. El director busca mostrar su “omnipresencia y su pérdida de la vulnerabilidad” a través de juegos de imágenes, diferentes alturas y profundidad. 

Tras la pantalla, el espectador ve cómo el mundo que ella controla se vuelve contra ella y como lo que parecía un espacio se convierte en un reflejo de algo que no existe. “Cuando vemos un reflejo, vemos el rebote de una cosa, me resulta interesante ver cómo las cosas que ella usa para protegerse acaban volviéndose contra ella. 

El espejo se corrompe contra ella y nos permite ver la dualidad de su personaje”. En un viaje entre la mentira, la verdad y la propia dualidad del ser humano, Pagán logra generar un relato inspirado en el de directores como David Fincher o Bong Joon-ho en el que nada es lo que parece y tras las cámaras se crea un universo nuevo. A través de un personaje que se convierte en heroína y en villana, casi sin quererlo, busca generar una historia en la que todo es más grande de lo que parece, al igual que en el espejo retrovisor de su camión.

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