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reflexionando en frío / OPINIÓN

¿Vivimos por encima de nuestras posibilidades?

12/09/2023 - 

En la era de los derechos no se estilan las obligaciones o la asunción de la realidad. Vendemos nuestra alma para ganar el mundo, ignoramos que van a ser mayores los efectos secundarios que el placer instantáneo. Vivimos por encima de nuestras posibilidades, lo sabemos, no es como hace unos años cuando uno pedía una hipoteca para comprarse una casa en la playa y la conciencia intuía un vértigo propio del que está caminando por el alambre; ahora hay gente que está pidiendo préstamos para irse de vacaciones porque su cuenta corriente no le da para darse ese capricho. El peligro del pecado es que cuando te tienta te hace pensar que lo que haces está bien, es a posteriori cuando la culpa te pesa como una losa. El titular de que el 15% de los españoles ha pedido créditos para poder irse de vacaciones, me confirmaba que somos una sociedad que piensa con las tripas en lugar de con la cabeza. Me venía a la mente el recuerdo de la crisis de 2008 cuando miles de familias salían en los programas de televisión llorando porque iban a ser desahuciados, y al ser preguntados se arrepentían de haberse endeudado hasta la hijuela por un apartamento en primera línea.

Si vivíamos así en los 2000, ahora en un mundo dominado por las apetencias y por la inflación de la moneda y la relativización de su valor, ese deseo experiencial y de acaparar se ha acentuado. Tengo un amigo que no trabaja y siempre que quedamos se pide lo más caro de la carta, pienso que es todo un ingeniero contable para llegar a fin de mes. Un servidor huye de pedir en las cafeterías tartas para merendar porque pienso que su precio está sobrevalorado; un día un indigente me pidió que le invitase a un café y cuando se lo tomó me convenció para que le comprase un trozo de pastel de zanahoria. Aquel hombre estaba alejado de la realidad, quería vivir como un dandy sin tener donde caerse muerto. Son muchas las voces que alertaron de que la crisis del 2008 se consumó porque vivíamos por encima de nuestras posibilidades. 

Cohabitan en su torre de marfil aquellos que pretenden seguir viajando con el IMSERSO a precios por debajo del saldo. Están cansados de insistir desde el sector que ese modelo no es rentable para las empresas, pero no les muestres la realidad no se vayan a enfadar. Los políticos dan falsas esperanzas a los usuarios, ningún dirigente se atreve a decir la verdad cueste lo que cueste. Prefieren seguir engordando la bola que llevará al precipicio al sector. Saben que hay un gran caladero de votos en esos viajeros seniors que disfrutan de una estancia en hoteles de cuatro estrellas a precio de una lúgubre pensión. Tienen miedo de tocar la fibra de un sector de la población que representa al 20,6% del electorado. Ese temor de no arañar su simpatía es lo que provoca que España y países de su entorno tengan un sistema de pensiones insostenible. Emmanuel Macron planteó la subida de la edad de jubilación de los 60 a los 62 y casi le echan del Elíseo. Tuvo la osadía de verificar el déficit de un plan de subsidios que supone el 14% del PIB del país galo, dos puntos más que la inversión en nuestro país. No se dirá que la jubilación debe pasar a ser voluntaria y que el retiro era un mecanismo pensado para épocas pasadas en las que la mayoría de los trabajos requería de una mayor implicación física.

Anunciaba el otro día el portavoz del PPCV en las Cortes Valencianas, Miguel Barrachina, que se iban a extender las subvenciones al transporte público, y yo me preguntaba si eso iba a ir unido a una mejora del servicio. No me termina de convencer su gratuidad. Como dicen los propios trabajadores, desde que se aprobó esa medida la seguridad y la logística han empeorado. Va a ser verdad eso de que nada es gratis, las consecuencias de que no esté tasado su uso provocan que cuando uno va en un tranvía le entre complejo de sardina y se sienta enlatado en conserva. Más de una vez te toca esperar al siguiente porque está lleno a rebosar, hasta tal punto que se pueden ver las mejillas de los pasajeros pegadas al cristal de la puerta. El transporte público gratis me parece una de las medidas más demagógicas de los últimos años, se debe aspirar a que haya un precio justo.

No toleramos la frustración, hemos comprado las tesis de Mr Wonderful, los que nos gobiernan han desplegado las políticas del café para todos. La realidad es que, si no tienes dinero para irte de vacaciones, pues quédate en casa, o te vas al pueblo, como se hacía antes cuando no habías ahorrado suficiente para viajar. Si con 200 euros no te puedes permitir irte a un hotel de cuatro estrellas un fin de semana, pues vete a uno más barato y te adaptas. Si no vas a poder garantizar la seguridad en una barra libre de transporte público, pues quizá lo mejor sea que pongas una tasa simbólica. La vida es sueño y los sueños, sueños son.                

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