ALICANTE. La crisis se llevó por delante a parte de la música en directo de Alicante, alguna sala emblemática inclusive. Sin embargo, también en los últimos años han llegado otras, y junto a colectivos promotores de buenos ciclos de conciertos, se complementan para darle a la ciudad una actividad musical más potente que la de hace unos años. Una de esas salas es Marearock, ubicada en el puerto y que ocupa un espacio propio con directos que se alejan del espectro independiente y garagero que se mueven o han movido en el resto del circuito local. Cada mes traen programación fresca y este domingo se ha anotado un tanto doble con el directo de Viva Belgrado y Galgo.
El plato fuerte, o mejor dicho, de más pedigree, ya que los segundos tampoco se quedan cortos en cuanto a decibelios se dice, son Viva Belgrado. Los cordobeses vienen a presentar su segundo álbum, Ulises (Aloud Music, 2016), un álbum que les ha llevado a girar por toda Europa, lo que ya es un éxito mayúsculo, y están preparando una gira para 2017 por Reino Unido y Rusia. Un impacto esperable tras la buena recepción de su álbum de debut, Flores, Karne (Tokyo Jupiter, 2014).
En este segundo álbum, el cuarteto andaluz se acerca aún más al post-hardcore, si bien en su primer trabajo ya apelaban a él, ahora apuestan por estructuras más canónicas del género y además se alejan de los desarrollos post-rock que había en sus temas. Eso sí, la sonoridad de su instrumentación, envolvente como siempre, y la sección vocal, con ese toque screamo, siguen siendo estandarte de la banda. Así pues, no cabe más que esperar un directo de mucha fuerza, intenso, en el que más de uno puede que acabe con sonotone. De ellos es lo que se espera, como poco. Además, a su favor juega la cristalina acústica de Marearock, donde se han visto algunos conciertos estruendosos y diáfanos de formaciones de la Vega Baja.
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Y de la Vega Baja, a mitad de camino entre Catral y Elche, vendrá el dúo Galgo. Ellos siguen por el camino de la autogestión —como los primeros tiempos de Viva Belgrado—, y ya han publicado tres discos en apenas dos años, el último, en este curso: Parte III. A María. Su sonido no ha sufrido evolución en esta corta pero intensa trayectoria. Y está bien así, porque no la necesitan. Gustavo y Miguelico son otro ejemplo de lo que se puede hacer con una batería y una guitarra. O de por qué no deberías desesperarte si no encuentras un bajista para tu grupo. O un cantante.
Lo suyo también es el post-hardcore, y son eminentemente instrumentales. Aunque más que lo de los tempos adrenalíticos para sudar litros a gran escala, lo suyo es para noquear el cuello durante toda la actuación. Prefieren apelar a medios tiempos, al reverb y a la distorsión ‘a to pijo’, que dirían un poco más abajo de Catral. Y el resultado son emocionantes fragmentos de épica, algunas progresiones postrockeras y guitarras afiladas cuando el cuerpo lo pide. Sin lugar a dudas, uno de los proyectos musicales más interesantes de la provincia. Sus directos nunca suelen defraudar. Por cierto, no cantan, pero sí escriben canciones, de hecho cada título es el fragmento de una única letra que engloba cada disco. En resumidas cuentas, que el domingo decibelios para todos y todas que se van a absorber tan ricamente.