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vida cotidiana y parajes

La visión de los escritores británicos del siglo XVIII sobre las tierras alicantinas y sus gentes

2/06/2024 - 

ALICANTE. A principios del siglo S. XVIII, España empezó a despertar la curiosidad de los británicos. Nos empezaron a visitar diplomáticos, militares, científicos, historiadores y artistas; pero fue a finales de siglo cuando se interesaron los escritores que plasmaron en sus libros nuestra vida cotidiana y los parajes que conocieron.

Este tema lo abordó el Ayuntamiento de Valencia en 1996 con la publicación de un volumen de cuidada edición bajo el título Viajeros británicos por la Valencia de la Ilustración (S. XVIII). Fue una empresa compleja, pues implicó la traducción de sus escritos, aunque recogiendo únicamente los capítulos concernientes a su paso por el Reino de Valencia.  

Los autores que figuran en esta obra son Richard Twist, Henry Swinburne, John T. Dillon, Joseph Townsend y Arthur Young, y todos ellos presentan unas características que conviene subrayar: antes de su partida realizaron una rigurosa labor de documentación; adornaron sus textos con dibujos propios ejecutados durante sus viajes, así como con ilustraciones de la época; y, por último, que escribieron para sus compatriotas, no para nosotros los españoles.

Las líneas que siguen a continuación recogerán, a su vez, una selección de los pasajes concernientes a la que tiempo después sería la provincia de Alicante, pero con la licencia de resumirlos en fragmentos comunes —sin referir su autoría—, no solo para evitar que este artículo se alargara en exceso, sino también porque sus impresiones guardan bastante similitud.

Podemos imaginarnos a estos viajeros en sus carruajes, pluma en ristre y papel, entrando en nuestra provincia por el camino de postas de Madrid; y si seguimos dejando libertad a nuestra mente, probablemente, nos surgirán escenas en que los vemos hacer un alto bajo un árbol o descansando al anochecer en una posada y poniéndose a dibujar o a escribir…

Villena. Es una ciudad importante que se halla en un extremo de la sierra de San Cristóbal, donde se alza un castillo que es amplio y bien situado. Los paseos públicos son muy agradables y bien diseñados, Destacan las destilerías de coñac y las manufacturas de jabón y lino. La llanura que la rodea está magníficamente regada por varias fuentes y produce puerros, cebollas, zanahorias, cáñamo, vid, olivos, higueras, moreras y cereales. Un viajero anotó: «En la posada observé que las ventanas no tenían ningún tipo de cierre, de donde deduje que existían muy buenas costumbres o que la eficacia de la policía reprimía los arrebatos y estragos de intemperancia». En los alrededores hay un lago salado.
Sax. La ciudad tiene un singular castillo construido en la cumbre de un cerro muy alto y escarpado, formando juntos una estampa romántica y extraordinaria.

Elda. Tras un paisaje inhóspito y roto aparece una llanura con un fértil valle con cultivos similares a los villenenses. Hay una serie de estanques y cuevas donde sus habitantes guardan hielo para su consumo en verano.

Monforte. Los campesinos se saludan con un «Ave María Purísima» y su valle está bien regado por caudalosos torrentes. La tierra produce abundante aceite, vino y todo tipo de granos, y hay una gran demanda de tomate y pimiento. 

Novelda. En sus alrededores está el manantial de Fuente Caliente que riega las tierras pertenecientes a la casa del almirante don Jorge Juan.

Alicante. La ciudad está levantada en la ladera de una montaña sobre la que hay un castillo, tiene forma de media luna y se encuentra a la orilla del mar. Es conocida por la bondad de su puerto, que es bastante abierto, pero con un fondeadero seguro, casi siempre lleno de embarcaciones cargando vino y sosa. En cuanto al clima, un autor escribe «Con inviernos de clima tan suave como los que hemos tenido aquí es imposible no estar encantado», aunque señala que en los meses calurosos es un verdadero horno, aunque la brisa marina contribuye a refrescar el aire. Un escritor señala que es una ciudad próspera gracias al gobernador don Francisco Javier Pacheco, pues hasta su llegada sus calles rebosaban de mendigos durante el día y de prostitutas y ladrones por la noche. Pacheco diseñó un plan en el que involucró a la nobleza, instituciones religiosas y a la ciudadanía. Todos los viajeros destacan su huerta, sobre todo los viñedos donde se produce el famoso vino Fondillón. Uno de ellos describe cómo se obtiene: «Las uvas se cuelgan por sus tallos a unos entramados elevados de mimbre, durante quince días, para que el sol y el viento evaporen el exceso de humedad, y a continuación se prensan».

Alicante. Atlante español de B. Espinalt.

Busot. Un escritor realiza una excursión a caballo para conocer sus baños después de escuchar los consejos de un médico: «Llegamos a un romántico lugar donde brotan cálidos manantiales. El territorio está cruzado por altas montañas».

Ibi. Se producen las mejores almendras de España y una miel de alta calidad.

Tibi. Algunos visitaron su pantano y señalaron que fue construido en 1542.

Biar. En sus montes hay piedra de mechero que se usa en la fabricación de mosquetes.

Santa Pola. Un viajero cuenta que fue en compañía de un pariente del cónsul de Alicante y que vio en su puerto medio centenar de embarcaciones holandesas cargando sal. Refiere, además, que aunque llevaban provisiones, como no encontraron ninguna posada, comieron en casa de unos lugareños con dos españolas muy agradables. A continuación embarcaron hacia la isla de Nueva Tabarca.

Tabarca. Su paisaje es yermo, sin ningún árbol y ni una gota de agua. Alberga unos cuatrocientos habitantes que fueron redimidos por el Rey de la esclavitud que sufrían en Barbería. Tiene una iglesia casi terminada, calles uniformes y las casas son pequeñas con tejados planos. Sus pobladores han construido una fábrica de cuerdas.
Elche. Es una gran ciudad que se halla en medio de un bosque de palmeras de donde se obtienen dátiles y se preparan ramas para su utilización en las procesiones del Domingo de Ramos, que es un comercio poco común. Llama la atención su iglesia levantada en 1682 de piedra blanca, con una cúpula elegantísima y que tiene representada en la entrada la Asunción de la Virgen María. Un escritor escribió el 3 de mayo de 1773: «Intenté hacer una visita al famoso don Jorge Juan, quien con don Antonio de Ulloa escribió una descripción de América […], pero se me informó que este señor estaba confinado en cama por enfermedad, por esta razón desistí en mi empeño, para no causarle ningún problema. Falleció a las pocas semanas».

Albatera. Tiene una iglesia muy bonita con una cúpula y dos torrecillas.

Orihuela. Atlante español de B. Espinalt.

Orihuela. Es una floreciente ciudad a orillas del río Segura que alberga una catedral y varias iglesias y sus alrededores son muy alegres. Los autores resaltan la fertilidad de sus tierras y las grandes cosechas de trigo. Un viajero mencionó un célebre refrán: «Si llueve hay trigo en Orihuela, y si no llueve hay trigo en Orihuela». Todos alabaron la calidad de su pan y uno escribió: «Se considera el mejor pan de España».

Ciertamente, estas observaciones constituyen una valiosa aportación sociológica sobre nuestras tierras y gentes; y de todas ellas me permito mencionar una que considero muy significativa: todos conocían y valoraban la figura de Jorge Juan.

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