DEL DERECHO Y DEL REVÉS / OPINIÓN

Victoria pírrica

15/11/2019 - 

En esto de los resultados electorales normalmente todos los partidos salen diciendo que están contentos y al final el votante medio se hace un lío, porque no sabe cómo interpretarlo. No es posible que todos ganen. En este caso, sin embargo, ha habido un claro derrotado, que ha sido Ciudadanos. La pérdida de escaños de la formación la ha dejado en naranja exprimida. Ya pasó anteriormente con Rosa Díez, que no me cansaré de repetirlo, cuando fue aniquilada, pues parece que en España esto de los partidos liberales de centro no lo llevamos bien. 

Es posible que C’s se haya visto acosado por ambos costados, por su derecha porque Casado ha tenido que afinar sus discursos para destacarse de los del macho alfa más a su derecha. Y por su izquierda por causa de ese PSOE errático que, juraría, no preveía que en estas elecciones fuera a perder tres escaños, casualmente los mismos que han ido a parar a Errejón, sino que seguro que aspiraba a barrer. También Unidas Podemos ha perdido siete escaños, por lo que en suma la izquierda de ámbito nacional ha perdido eso, siete escaños con respecto a las elecciones de abril de este mismo año. Han hecho un pan como unas tortas. Ahora sí creo firmemente que Sánchez no va a volver a llevarnos a otras elecciones más, porque sabe que ya no va a tener a un Rivera al que poder echarle la culpa de que tengamos que volver a votar. El electorado no se lo perdonaría.  

Sigo sin tener claro si realmente el PSOE le dio o no a Rivera la posibilidad de llegar a un acuerdo tras las elecciones de abril, pese al grito de “con Rivera no” que corearon sus simpatizantes a las puertas de la sede de Ferraz después de las anteriores votaciones. Con lo del adoquín del día del debate, el peor de su vida posiblemente, Rivera se hundió. También es cierto que muchas celosas no le han perdonado que se emparejara con Malú. Y es que “España y yo somos así, señora”, como dijo Eduardo Marquina. Afortunadamente supo dar una lección en este país en el que no estamos acostumbrados a las dimisiones de nadie y en el que somos tan profundamente incapaces, por lo general, de admitir nuestros propios errores y mucho menos aún de pedir disculpas por ello. 

Sinceramente creo que no se merecía este final. Al partido le queda ahora una gran baza, subir a los altares a Arrimadas, una mujer por fin en esa estepa masculina, alguien con el suficiente temple como para cantarle las cuarenta al impresentable de Torra. Arrimadas se lo ha ganado y puede que su ascensión haga que recuperen la ilusión muchos votantes de este partido, muchos entre los más de dos millones de que se abstuvieron con respecto al mes de abril el pasado domingo. 

Pero volvamos a los que pueden formar gobierno, a PSOE y Unidas Podemos. No me digan que no fue un poema la cara de “vas a dormir en el sofá una larga temporada” de la señora de Iglesias, en el momento del ya célebre abrazo entre él y Sánchez, que ha dado más memes de cuantos recuerdo. Les han hecho la 13-14 a las tres, a Nadia Calviño, vicepresidenta por un día, a Montero y a Adriana Lastra. Al final son ellos dos, ya se han quitado las caretas. A Sánchez, al parecer, ya no le da miedo tener a Iglesias en el gobierno y éste, en cambio, le ha visto las orejas al lobo de poder quedarse en tierra después de tenerlo todo preparado para subirse al barco de gobernar. Para ellos es una buena noticia, pero ignoro y hasta dudo de que lo sea para España. 

He hablado con personas que afirman haber llorado al enterarse de lo del pacto. A mí también me preocupa, francamente que, dado que incluso con Errejón llegan únicamente a 158 escaños, aún muy estén distantes de los 176 que les otorgaría una mayoría absoluta. El de Teruel estará que no se lo creerá estrenando escaño en el Congreso, y posiblemente tenga la oportunidad de ubicar su provincia en el mapa, pero poco va a aportar en este juego de los pactos. Me gustaría pensar que van a poder llegar a acuerdos puntuales con los partidos constitucionales de ámbito nacional, pero mucho me temo que se dejen caer en brazos de los independentistas. Es lo más fácil, a fin de cuentas, así que propongo que, el que se acuerde, rece por que no suceda tal cosa.

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