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NO ES UN CUENTO DE NAVIDAD

Vete de casa por Navidad: familias desestructuradas en la literatura

20/12/2021 - 

VALÈNCIA. Este artículo es un omeoprazol para las comidas familiares que a lo lejos, se ven venir como si fueran las tropas prusianas en la Batalla de Leipzig (ver el cuadro La Batalla de Leipzig, de Alexander Zaureweid). A través de un par de recomendaciones literarias, vamos a sintetizar los compuestos químicos de las sales de fruta, el Almax, el chupito de anís, el poleo-menta y otros tantos mejunjes para eliminar el reflujo ácido que se produce después de algunos encuentros familiares que tienen más de encontronazo que de reunión.

Bárbara Blasco, la escritora ganadora del 16º Premio Tusquets Editores de Novela por Dicen los síntomas, consigue restablecer el equilibrio ácido-alcalino en el sistema digestivo con Las primas, de Aurora Venturini. “Ríete de lo que un asistente social llamaría familia disfuncional. Historia familiar dura, emotiva, hermosa, contada desde las vísceras de una superviviente  de esa familia”. También recomienda Casas vacías, de Brenda Navarro. “Entre lo oscuro de ser madre y lo oscuro de no  ser madre. No se puede contar mejor, y menos en una primera novela”.

Varias de las personas consultadas para esta pieza coinciden en que No era a esto a lo que veníamos, de María Bastarós es un buen revulsivo contra la falsa idealización de la familia. De este libro de relatos editado por Candaya Blasco destaca que nos acerca a “todos los cadáveres, pelusas, restos de comida podrida que se esconden bajo la alfombra de la ‘familia normal’. Brutal”.

Fiona Songel ya no está en La Primera, pero es la primera en soltar una recomendación literaria y acertar: “Mi recomendación es Azúcar quemado, de Avni Doshi, Premio Booker 2020 (Temas de hoy, 2021). Dramón familiar donde los haya. Pone sobre la mesa cómo es tener que cuidar a una madre negligente que no cuidó a la protagonista cuando debía hacerlo. Explora la paradoja de un vínculo familiar que te fuerza a ofrecer cuidados a alguien a quien no quieres y que no te ha querido ni te los ha ofrecido a ti. Madre e hija sostienen como buenamente pueden –y a cornada limpia, todo sea dicho– un lazo que es más obligatorio que afectivo. Es algo que en estas fechas sucede a menudo: una gran cantidad de familias se sentarán a la mesa aunque no quieran, ignorando –o decidiendo ignorar por inercia– el hecho de que estar vinculado a alguien por lazos de sangre no te obliga a sentir amor, ni mucho menos a darlo sin condiciones”.

“Paco, ¿a qué te encomiendas para salvar el empacho familiar navideño?”. Paco es Paco Inclán, el autor de los libros de relatos Tantas mentiras, Incertidumbre y Dadas las circunstancias, todos publicados por la editorial Jekyll&Jill. “Ostras, la pregunta del millón. Pues ahora mismo me viene a la cabeza Yoga, de Emmanuel Carrère”. La obra de Carrère viene con beef. Su exmujer, Hélène Devynck, lo acusó en un artículo de publicar no una novela, sino una autobiografía de falsedades e injurias. “Este libro presentado como una autobiografía es falso, dispuesto para servir a la imagen del autor y totalmente extraño a lo que mi familia y yo hemos pasado junto a él”, declaró Devynck a la revista Vanity Fair. "Durante los años que hemos vivido juntos, Emmanuel podía utilizar mis palabras, mis ideas, entrar en mis duelos, mis penas, mi sexualidad". Intimidades, reales o no, al descubierto.

Kike Parra, el autor de Ninguna mujer ha pisado la luna y Me pillas en mal momento (Relee), saca de la estantería Boulder, de Eva Baltasar, Las lealtades de Delphine de Vigan y Knockemstiff, la violenta y oscura colección de relatos de Donald Ray Pollock. No da más explicación porque la Gran Vía es un atasco prenavideño y llega tarde a alguna obligación familiar.

Ana Camarena, responsable de la cuenta de recomendaciones culturales ‘Quemar después de’ y colaboradora en podcast de Plaza Radio A golpe de micro abandona su espíritu navideño positivo para sugerir un título algo inspirado en Walden de Thoreau —por lo de huir al campo—  “Yo no tengo problema con pasar fiestas en familia (si los conocierais, entenderíais por qué me veo obligada a concretar esto), pero, para los que buscan contracultura navideña, La poda Laura Beatty es una buena opción. Niña-casi-adolescente que huye de casa para no ver más a una familia a la que más vale no ver. Y que se va a vivir al bosque, con todo lo que eso implica. Que cada uno decida si coge ideas o no”.

Históricamente y en clave de humor el reflujo ácido se ha combatido con Mi familia y otros animales de Gerald Durrell. Si quien lanza bolas de miga de pan en la comida y roba las estrenas es un hermano o hermana, hay que rezarle a El quinto hijo, un clásico de Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura, que versa sobre desgracia de que el nuevo miembro de la familia sea hijo del demonio —no literalmente, pero se acerca en espíritu—. The New York Times Book Review lo calificó de “Una historia de terror sobre la maternidad y el miedo a la ruina social, una fábula moral de la misma estirpe que Frankenstein y 1984”.

De postre, una novela gráfica. En 2006 Alison Bechdel publicó la excelente Fun home: Una familia tragicómica. Una obra que se sale de las ideas preconcebidas sobre la poca carga reflexiva que pueden tener los cómics para abordar, desde lo personal, asuntos como el suicidio, la homosexualidad y el proceso de aceptación de la misma, a la vez que en sus páginas se refleja la historia de Estados Unidos en la década de 1970.

Y si nada de esto funciona, puedes robarle a tu gato la hierba y purgarte.

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