Valencia Plaza

VOL 8. UNA RADIOGRAFÍA AL COMERCIO MÁS TRADICIONAL

Xàtiva: el comercio de siempre resiste al coronavirus

  • Fotos: Borja Abargues

VALÈNCIA. Cualquier vecino de Xàtiva que paseara por la calle Botigues hace algunas décadas, sentiría el bullicio de la gente comprando en los comercios de toda la vida, asomándose a los escaparates o paseando cargados con alguna bolsa de camino a casa. Sin embargo, actualmente, la imagen es bien distinta. De aquellos locales tradicionales tan solo quedan un par, mientras que los establecimientos cerrados y los bares se abren paso entre la multitud.

Algunos de estos comercios se han trasladado a otras zonas de la ciudad en busca de locales más accesibles y amplios, pero conservando su historia. Ahora, han tenido que enfrentarse a un duro golpe: la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19, ¿cuál es la receta para mantener la persiana subida?

Mercería Baldrés: 144 años de tradición que aún resiste

Uno de los pocos comercios que todavía permanece abierto en la calle Botigues es la Mercería Baldrés que levantó su persiana en 1876. Hace 144 años, los abuelos de Alfredo alquilaron un pequeño local que, con el paso del tiempo, fue pasando degeneración en generación. En 1954 pasó a manos de Alfredo, la tercera generación en continuar la tradición familiar. Y ahora es su hija, Julia, quien se encarga de la tienda. Desde detrás del mostrador, Alfredo recuerda los años de esplendor de la mercería y como, poco a poco, el negocio ha ido cambiando. “Cuando empecé a trabajar aquí, vendíamos muchos más productos como perfumes, jabones, juguetes… Ahora es impensable que alguien vaya a una mercería a comprar esos productos, porque hay tiendas especializadas”, comenta.

Además del cierre de los comercios cercanos y la proliferación de grandes almacenes, Alfredo considera que los cambios en las modas y en las costumbres han hecho que el negocio vaya a menos. “Antes teníamos como clientes a los sastres y a las modistas, ahora creo que solo nos queda una modista. Esas profesiones se han ido perdiendo y eso ha repercutido negativamente en las mercerías”, explica, “y otras tradiciones, como coser o bordar, también se han perdido”.

Mientras Julia atiende los clientes que vienen en busca de alguna cinta o algún botón comenta que los últimos meses han sido “catastróficos”, especialmente por la cancelación de eventos como bodas, comuniones, fallas o las fiestas patronales. “Pocos días antes de que anunciaran el cierre de comercios, nos llegaron los pedidos al almacén”, asegura Julia. “Aunque algunas de estas celebraciones se realicen más adelante, serán mucho más sencillas y la gente invertirá menos en los detalles, en los complementos. Todo eso ha desaparecido”, lamenta.

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