ALICANTE.- Carlos Mazón Guixot (Alicante, 1974 ) es un hombre de desafíos. No de ahora, sino de toda su vida, tanto en lo personal como en la política. Se podría decir, en términos de runner, que lo es, que es un maratoniano que va alcanzando kilómetros con la mirada puesta en la cita del 42, que ahora sería la Presidencia de la Generalitat, pero que en su día fue ser líder estudiantil en la Universidad de Alicante, en Nuevas Generaciones, en el PP, la propia Generalitat o la Diputación de Alicante. Siempre le ha regido el conocimiento de que los retos eran posibles; y cuando no ha sido así, como ha ocurrido en más de una ocasión, ha buscado otro itinerario sin desesperar aguardando otra oportunidad.
Esta vez, el regreso de Mazón a la política en activo tiene varias aristas. La primera, su ascenso ha sido fulgurante; en poco menos de un año se ha convertido en el auténtico barón de Pablo Casado en la Comunitat Valenciana con el mismo tratamiento que Fernando López-Miras, Juanma Moreno, Alberto Núñez Feijoó o Fernández Mañueco (lo de Díaz Ayuso merece en estos momentos otro tratamiento), pese a que no es presidente; y la segunda, que su ascenso también se ha reflejado ya en las encuestas.
Por primera vez en varios años, el PP maneja sondeos que le dan un empate técnico e, incluso, posibilidades de alcanzar el Gobierno de la Generalitat, con la suma de Vox (o los restos de Cs, si aguantan), algo que ha comenzado a inquietar a los actuales inquilinos del Palau, el Gobierno tripartito del Botànic. Pese a que lo ve factible, el propio Mazón es un hombre de paciencia, de no alterar los acontecimientos y que el cambio se produzca, si es que se produce, a su debido tiempo.
Esa paciencia política, que no suelen tener todos los políticos, él ya la demostró en los inicios de los años 90, cuando militaba en el sindicato Programa 10, una especie de agente agitador en el que recalaban los jóvenes de centro-derecha que posteriormente acabarían formando parte de las filas del PP. No era como ahora, donde cunden las alternativas fruto de la fragmentación. La alternativa al socialismo gobernante de entonces era esa.
Allí, Mazón coincidió con otros políticos de su generación, como Sebastián Fernández, Mónica Lorente o Marcos Alós. E incluso con sus contrincantes de ahora, como los socialistas Herick Campos y Alejandro Soler, o Ismael Vicedo (Compromís) o Leire Pajín. Programa 10 fue un agitador de las turbulencias que vivía en aquella época la Universidad de Alicante con Andrés Pedreño como rector y con el intento de una parte de los docentes de crear una nueva universidad, la Miguel Hernández, algo que se conseguiría años más tarde con Eduardo Zaplana ya en el Palau de la Generalitat, y la escisión de la Facultad de Medicina.