Ay Madrid, Madrid. Qué locura de ciudad. Qué ritmo, killing me softly. Pero hay que amarla por todo lo que nos da. Y eso que últimamente, llegar hasta ella parece una yincana. Y eso no es por otra cosa que por el cambio de todos y cada uno de los trenes que llegan desde Valéncia a la capital, al tedioso Chamartín. Horror de los horrores. Llegar allí nunca parece presagiar nada bueno y más con el caos que se arma. Retrasos y que te deja en mordor. Eso es así.
Pero bueno, son trámites que uno tiene que pasar para disfrutar de las bondades de esta ciudad frenética. No baja el ritmo, pero si bien mucho de lo que abre son fotocopias unos de otros -lo siento por el tartar de atún, el pichón y la tarta de queso-, también acoge propuestas por las que vale la pena el viaje. Incluso pasar por Chamartín.
Son esos sitios que recién abiertos, ya están en boca de todos. Y no nos entendáis mal. No os voy a llevar al típico sitio de moda con cachondeo, que eso ya lo encontráis en las redes sociales. Sino a esos restaurantes que sí, que de verdad merecen mucho la pena. La voz ha corrido y casi casi se está poniendo imposible reservar, así que, ahora que no lo sabe todavía mucha gente, os cuento que tres sitios lo van a petar y donde merece la pena dejarse caer. De verdad.