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Sonia Gómez y Carlos Borrega nos cuentan la historia de Shyratrans en ‘Avanzamos juntos tras la Dana

Shyratrans: "Gracias al apoyo de empleados, partners y clientes, nos levantaremos más fuertes

VALÈNCIA. Sonia Gómez y Raúl Muñoz tardarán mucho en olvidar la tarde noche del 29 de octubre. Esa tarde, ella decidió quedarse en casa mientras Raúl volvía a su empresa, Shyratrans, compañía de transportes situada en el sector 13 del polígono de Riba-roja del Túria. La Dana le pilló en la campa: primero, el agua le llegaba por los tobillos, después por las rodillas, la cintura… junto con un empleado estuvo ayudando a las personas que se quedaban atrapadas en coches que navegaban sin rumbo o que escapaban de ellos y, cuando ya no pudieron más, se subió al tejado de una caravana que había estacionada en su campa. Allí atrapado, sin luz, sin comida e incomunicado pasó la noche, mientras Sonia pasaba la noche en vela, tratando de saber algo de él, con muy poca suerte, e intentando localizar a sus trabajadores que estaban con sus camiones por la provincia de Valencia (algunos consiguieron llegar a la campa, otros quedaron atrapados en Chiva o Algemesí, pero todos con vida).

Y con la luz del día 30 la situación no mejoró mucho, pero al menos, Raúl pudo volver a casa. “Al principio no sabíamos por dónde empezar. Era como si hubiera caído una bomba. La Dana destruyó el muro que rodeaba la campa, tiró las puertas correderas, movió camiones… todo estaba destrozado y no sabes qué hacer”, relata Sonia Gómez, administradora y socia de Shyratrans en ‘Avanzamos juntos tras la Dana’, el podcast de BBVA en Plaza Podcast. Pero, entonces, ocurrieron varias cosas a la vez. Por un lado, sus empleados fueron acudiendo para ayudar, “nos dijeron: ‘no caemos, seguimos’. Y ese fue el impulso que necesitábamos para sacudirnos y empezar de nuevo”.

Además, Sonia recibió la llamada de Carlos Borrega, gestor de Pymes de BBVA en Valencia, y responsable de la cuenta de Shyratrans, “simplemente quería saber si estaban bien, porque los daños materiales se reponen, pero los personales no. Y cuando Sonia me dijo que sí y me explicó la situación, le dije que podía contar con nosotros para lo que necesitara”, cuenta Carlos Borrega. “Fue un rayo de luz en medio de todo el desastre. Saber que cuentas con el apoyo del banco para poder seguir, para sacar adelante la empresa y seguir dando empleo a nuestros 11 trabajadores, que tienen unas familias que sacar adelante y que se estaban portando de diez con nosotros… eso nos dio mucha fuerza”, comenta Sonia.

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