El 2018 ha sido un año convulso en la política nacional que nos ha deparado un inesperado cambio de gobierno tras la primera moción de censura exitosa de nuestra democracia, pero todo apunta a que este nuevo año que acaba de comenzar nos deparará momentos más intensos en la vida pública de España, pues se prevé un año repleto de elecciones y todo lo que ello conlleva de campañas, declaraciones, anuncios, promesas y también decepciones.
El año que acabamos de despedir también nos deja una alterada vida nacional, centrada en el enquistado problema catalán y tras las sorprendentes elecciones andaluzas que parecen haber puesto fin a casi 40 años de socialismo y corrupción en Andalucía. Aunque también las negociaciones posteriores están deparando sorpresas y evidenciando el alma socialista del partido naranja que sigue mostrando una actitud cambiante por días, personas y territorios.
La Comunidad Valenciana parece estar en un momento de relativa calma pero con las Elecciones a pocos meses vista, pronto empezarán a ponerse en marchas las maquinarias mediáticas de los partidos y de los medios afines y hostiles, a veces logrando fines diversos a los deseados y/o esperados. Se espera una extraña lucha entre los partidos de gobierno que deberán mantener una lealtad institucional mientras marcan distancias para captar electorado en caladeros similares.
Los partidos de la oposición en nuestra tierra están, pese a los tres años que han tenido para rearmarse ideológicamente y hacer críticas a las políticas de Consell, bastante fuera de juego y tanto populares como Ciudadanos no han fijado unas posiciones claras aunque hay que reconocer que sí han criticado muchas de las decisiones del gobierno municipal y también del autonómico, quizá sin la persistencia necesaria o sin la repercusión mediática esperada.