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la marina alta

Oda a las tradiciones: la escaldà de la pansa en Jesús Pobre

  • Nicole A. Herzer

En Jesús Pobre, un pequeño núcleo de población perteneciente a la comarca alicantina de la Marina Alta, lo hacen el último domingo de agosto desde hace una década.

No está extinta, pero casi. Algunas familias siguen haciendo la “escaldà de la pansa” en sus casas por puro romanticismo, en forma de sentido homenaje al recuerdo… y a sus antepasados. Los abuelos y los bisabuelos siempre están presentes, aunque la mayor parte del tiempo no sepamos honrar su memoria. Los que no tenemos esa suerte, una vez al año podemos disfrutar de este espectáculo atávico en una fiesta popular que se celebra en Jesús Pobre a iniciativa de la Asociación de Vecinos el último domingo de agosto. No es sólo parte de nuestro acervo: es uno de esos patrimonios inmateriales que no podemos permitir que desaparezca.

Lo de hoy es una recreación para el deleite de los que asistimos a esta bella y antigua usanza. La uva fresca llega a la caldera municipal en capazos para convertirse en pasa. Parece un proceso lógico y sencillo, pero requiere de su ritual para asegurar que se produzca un secado más o menos rápido a pesar de la humedad que impera en esta zona. Por eso las uvas se introducen durante unos segundos en la caldera, bajo la cual arden sarmientos y que contiene agua caliente, hierbas autóctonas y una solución cáustica, para que se produzcan microcortes en la piel de la uva que aceleren el posterior proceso de secado. Después, varias manos femeninas las extienden en el cañizo, controlando que el efecto buscado se esté consiguiendo.

Tras ello, se dejan secar durante varios días (de 4 a 6, aunque depende mucho de las condiciones de temperatura y humedad), aunque cuando pasan unas 48 horas hay que darles la vuelta para que el secado sea más uniforme.

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