José Plà, la actual generación, apunta que la estrella de la casa es el Brandy Vell y a pesar de ello, lo que más vende es licor de ron y ron seco para carajillo o cremaet. Que las costumbres han cambiado, el alambique trabaja menos y el brandy comienza a ser un recuerdo como el ron escarchado.
“Llevó el brandy a los labios”, como consumidor habitual de brandy han sido retratados muchos personajes, utilizando el alcohol vínico como símbolo de reflexión, sabiduría, inteligencia, madurez, siempre en poder de un protagonista masculino. Fácilmente podríamos imaginar a Churchill con un vaso de brandy en la mano o a Sherlock Holmes analizando un caso.
El vocablo "brandy" deriva del neerlandés "brandewijn", que se traduce como "vino quemado". Se utilizó para referirse específicamente a la bebida destilada de uva, que se popularizó en Europa durante los siglos XVII y XVIII. En aquel tiempo, el brandy fue ampliamente aceptado y apreciado por la aristocracia y la nobleza, convirtiéndose en una delicia para paladares refinados que el cine y la publicidad han relacionado con una masculinidad añejada.
Puçol, año 1890, el bisabuelo José Plà (tío Pepe para la familia) funda Destilería Plà como fábrica de anisados, licores y jarabes. Como emprendedor de la época creó las fórmulas para destilar, adquirió alambiques y asentó los primeros clientes con los primeros licores. Ese mismo año llegaron barricas de Jerez que habían guardado oloroso, otras de roble francés y también de americano. En total 27 barricas para el brandy que siguen imperando en el aroma de la destilería.