VALÈNCIA. El pasado mes de febrero, el Consejo de Ministros hizo público el nombramiento del expresidente de la Generalitat Ximo Puig (Morella, 1959) como embajador ante la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), con sede en París. Un secreto a voces desde hacía semanas, especialmente desde que el propio líder del PSPV-PSOE anunciara la convocatoria de un congreso extraordinario para acometer su sustitución como secretario general. Unos hechos que evidencian un cambio de ciclo en el socialismo valenciano cuyo origen se encuentra en las elecciones autonómicas del año pasado, donde el PSPV perdió la Generalitat pese a la mejora de sus resultados en las urnas.
Puig recibe a Valencia Plaza en el despacho que tiene asignado como expresidente para una entrevista dividida en dos partes. En esta primera parte, analiza la actualidad política, hace balance de su etapa al frente de la Generalitat y reflexiona sobre el futuro del PSPV. En la segunda parte de la entrevista, Puig se refiere al caso Koldo y a otros asuntos de la actualidad política.
-Ya ha viajado a París para comenzar en su nuevo puesto de embajador, ¿cómo ha sido la primera toma de contacto?
-Es algo totalmente nuevo para mí y una experiencia muy interesante. Es la primera vez que hay un embajador de extracción territorial, autonómica, que es donde se gestionan gran parte de las políticas públicas que evalúa la OCDE. Es emocionante porque es el gran think tank mundial y espero poder aportar una visión propia y diferente.
-La Asociación de Diplomáticos Españoles criticó recientemente los nombramientos de políticos como embajadores al no tener experiencia en ese campo ni trayectoria internacional. ¿Qué dice a eso?
-En la OCDE, en los últimos años, casi siempre se ha nombrado a personas vinculadas a la política creo que a excepción del extraordinario diplomático Ricardo Díez-Hochleitner, embajador en Marruecos y, antes, de la OCDE. Es evidente que estamos hablando de un espacio multilateral muy diferente a una embajada bilateral. Es importante la función conjunta que podamos hacer los que venimos de la política y los propios diplomáticos. Por ejemplo, en nuestro caso esa combinación se produce porque el embajador adjunto es una persona de corte diplomático con gran experiencia y podemos tener visiones complementarias. Hay un equipo extraordinario, muy potente, donde espero poder aportar una mirada sobre la experiencia política en la acción y aplicación de las políticas públicas, que es el espacio de análisis de la OCDE.
-¿Cómo se fraguó su designación como embajador? ¿Sabía que la posibilidad estaba ahí antes de convocar el congreso extraordinario del PSPV?
-Es una propuesta que me hace el presidente del Gobierno dentro de un marco de nuevas estrategias a futuro de la OCDE y donde el pensó que yo podía aportar. Es una iniciativa de Pedro Sánchez. Cuando me lo transmite se lo agradezco, lo pienso y finalmente decido que, con toda la humildad, puede ser positiva mi aportación aunque no sea el espacio natural donde yo he vivido.
-La gente dirá que es un buen puesto, en París, bien pagado pero... después de haber vivido tantos años por y para la política valenciana, ¿cómo es ese proceso de reflexión personal para lanzarse a este cambio?
-Aquí debo hacer un análisis de lo que ha pasado. Llegamos a las elecciones de mayo con vocación de continuar al frente de la Generalitat y seguir desarrollando y consolidando nuestras políticas, que en las encuestas habían sido bien valoradas por la mayoría de la población. En las elecciones sacamos un buen resultado, aumentamos cinco puntos, pero no fue suficiente para seguir gobernando. A partir de ese momento tuvimos que dar el apoyo máximo para que el Gobierno de España pudiera continuar, por lo que no se podía tomar ninguna decisión hasta que pasaran las elecciones generales. Después tampoco se podía tomar una decisión hasta que hubiera una conformación de gobierno. Así que, mientras todo esto ocurría, yo iba navegando también en mi periodo de reflexión. Lo que yo no quería era huir o dar una imagen de fracaso colectivo, porque no lo ha sido: es cierto que tampoco un éxito porque no hemos podido continuar, pero en los doce años que he sido secretario general del PSPV hemos tenido una proyección positiva. De estar cerca del sorpaso hemos pasado a tener el 30% de los votos, lo que da garantías de que tenemos un suelo con el que optar a superar al PP en la Comunitat, que es el gran objetivo que debemos tener. Y en ese periodo de reflexión llegué a la conclusión de que al PSPV le convenía abrir un espacio nuevo. Tomada esa decisión, aceptar la propuesta del presidente me pareció interesante y positivo, aunque supusiera salir de mi zona de confort.
-Hay mucha gente en el PSPV que todavía se pregunta por qué Pedro Sánchez no le nombró ministro. ¿Por qué cree que no lo hizo?
-Yo he sido presidente de la Generalitat y me ha tocado tomar decisiones. Hay siempre muchos factores a la hora de conformar un gobierno. Él pensó en el equipo que quería y ya está. Sinceramente, me sentía bien y reconocido estando en el Senado y en el ámbito que se me había propuesto. No tenía ninguna necesidad de irme a la OCDE o ser ministro. Para mí lo más importante en términos políticos es ser presidente de la Generalitat, lo he dicho siempre, así que cualquier aspiración ya estaba colmada. Pedro Sánchez ha considerado que puedo aportar en la OCDE y yo intentaré hacerlo lo mejor posible.
-¿Seguirá con el espacio y recursos que ostenta como expresidente de la Generalitat?
-Siempre he querido implementar este espacio. Me parece importante desde el punto de vista institucional. El autogobierno tiene 40 años pero necesita impregnarse más, residenciar la institucionalidad y quiero seguir haciendo cosas desde este ámbito. Creo que es un papel que puede ayudar a reflexionar y debatir sobre la relación de la Comunitat Valenciana con España y Europa y fortalecer la autonomía como espacio cívico.