VALÈNCIA. La época de la Venta de Toros de El Saler ya pasó. En pocos aspectos de la vida municipal hay tanta unanimidad. En julio de 2017 la Comisión de Medio Ambiente del Ayuntamiento de València estudió una moción del PP para pedir su demolición. El Govern de la Nau no sólo la aceptó sino que fue más allá. Retruc; si el PP quería demoler la Venta de Toros del Saler, el Govern de la Nau también incluyó el Sidi Saler.
Pero si el derribo del hotel despierta dudas entre la oposición (PP y Ciudadanos se abstuvieron) y parece cada vez más lejano, sobre todo después de que el Gobierno concediera la prórroga de explotación, el de la Venta se va a ejecutar sí o sí. Es sólo cuestión de tiempo.
La explicación a este consenso se halla con sólo acercarse a ella. La Venta de Toros lleva al menos una década sin usarse y no se empleará en el futuro. Su razón de ser, tener los a bovinos que iban a ser toreados en la plaza de toros de València, carece de lógica en la actualidad. El discurrir de los años y los progresos tecnológicos en comunicación han borrado cualquier operatividad a la Venta. Por ello, la Comisión de Medio Ambiente aprobó encargar al concejal Sergi Campillo que realizase las gestiones oportunas con la Diputación de València, propietaria de la Venta de Toros, para lograr el derribo de las edificaciones, la limpieza de la zona y la restauración de las áreas donde se asienta y zonas adyacentes.
Las negociaciones van lentas y aún no se ha concretado nada pese a la buena disposición que mostró desde el principio el ahora presidente de la Diputación de València, Toni Gaspar, entonces vicepresidente y diputado de Asuntos Taurinos. Las primeras reuniones se celebraron en octubre de ese 2017 y parecía que todo iba adelante. Los argumentos del concejal convencieron en la Diputación. Cuando Campillo propuso tirarla abajo, Gaspar no se opuso sino que escuchó, y tras ello hizo un comunicado en el que daba por buenas las premisas del regidor. Pero pese a estas palabras, se sigue dónde se estaba, sin avances.
Plenos poderes para Campillo
De ahí que para reactivar la negociación la Junta de Govern del consistorio aprobó este viernes resetear y volver a empezar tomando como punto de partida un informe aprobado el pasado 16 de abril. Con él en la mano se solicitará de manera oficial a la Diputación de València la cesión gratuita o una mutación demanial de la finca y así poder tirarla abajo. El Ayuntamiento de València quiere resolver este asunto lo antes posible y para agilizar los trámites burocráticos se ha facultado a Campillo con todos los poderes.
La historia de esta parcela, como tantas otras de la ciudad, se remonta a hace más de medio siglo, cuando el Ayuntamiento franquista del momento aprobó en un pleno celebrado el 15 de septiembre de 1967 ceder a la Diputación el suelo a cambio de unos terrenos en el hospital provincial. Cuando en 1986 se creó el Parque Natural de L’Albufera, la parcela pasó a estar en plena demarcación, con las limitaciones que ello conlleva.