ALICANTE. El exalcalde de Alicante por el PSOE, Gabriel Echávarri, vuelve a sentarse este jueves en el banquillo de los acusados ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia en la segunda sesión del juicio por el despido de una trabajadora municipal, cuñada del actual primer edil, Luis Barcala (PP). Como viene informando Alicante Plaza, los hechos juzgados se remontan a abril de 2017: Echávarri ordenó el polémico despido justo después de que Barcala (entonces líder de la oposición) acudiese a la Fiscalía para presentar una denuncia por un supuesto fraccionamiento de contratos. Justo la que dio origen al llamado caso Comercio, que ya ha motivado la primera sentencia condenatoria para el exprimer edil.
Echávarri -que, a diferencia de lo que sucedió en el juicio sobre los contratos de Comercio, este miércoles sí decidió responder a todas las preguntas que se le formularon- defendió cuatro ideas centrales durante su declaración ante el tribunal. Primero, que el despido fue legal porque así lo avalaron los técnicos municipales de Recursos Humanos que instruyeron el expediente. Segundo, que no fue una "venganza" ni una "represalia" por la denuncia sobre los contratos de Comercio. Es más, dijo que el hecho de que Catalina Rodríguez fuese cuñada de Barcala no fue una condición que determinase su despido.
Tercero, que actuó por miedo a que alguien le pudiese presentar una denuncia por mantener a trabajadores interinos contratados sin cargo a plaza, en situación irregular. Es decir, por perpetuar contratos que se habían efectuado para cubrir una labor concreta cuando esa función ya estaba extinguida. Lo cierto es que esa denuncia se acabó presentando, pero después de que se produjese el controvertido cese: dos activistas vecinales pidieron que se investigase la continuidad de los interinos en situación irregular, además de ese despido selectivo mientras se mantenía a otros. Y cuarto, Echávarri explicó que acordó el cese de Catalina Rodríguez en concreto porque era el nombre que los sindicatos y "todo el mundo" le apuntaba como "la situación más flagrante". "Por alguien tenía que empezar", añadió.