BENIDORM. La planta de reciclaje de Benidorm está cada vez más cerca de ser una realidad después de su reconstrucción. Vaersa ha adjudicado a la empresa Técnicas y Tratamientos Medioambientales SA el contrato por un año para la puesta en marcha de estas instalaciones. Con un presupuesto base de 549.100 euros, que finalmente será el mismo montante por le que se ha adjudicado a la compañía mencionada.
Según la documentación a la que ha tenido acceso este diario, el contrato prevé los medios necesarios para la realización de la clasificación de envases ligeros en las instalaciones de la Planta de clasificación de Benidorm. La compañía tendrá que aportar los medios tanto de maquinaria como de personal.
La externalización de este servicio permitirá que la empresa pública determine y establezca el régimen de funcionamiento óptimo de la planta durante ese periodo. Es decir, conocer las necesidades de turnos, dotación de personal y otros recursos, para dar servicio a las entidades locales que finalmente se adscriban al servicio de clasificación de envases ligeros y para la consecución de los objetivos de recuperación establecidos.
Además, en julio de este año se inició el periodo de prueba para su puesta en funcionamiento, que está previsto que termine tres meses después, es decir, el 30 de septiembre.
Su apertura servirá para tratar hasta 20.000 toneladas de envases ligeros, que es la tipología de deshechos que recoge esta planta de reciclaje. Esto supone en torno al 30 % del total de residuos de envases generados en la Comunitat Valenciana. Como se recordará, estas dependencias sufrieron un incendio en 2009 que ha obligado a su reconstrucción que no se ha ejecutado hasta ahora.
Desde aquel momento, las plantas de Picassent y Alzira, en Valencia, han realizado las funciones de la de Benidorm, lo que suponía una carga de trabajo que, según dijo el que en ese momento era secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, ponía en riesgo su durabilidad. Tanto es así, que con esta nueva instalación, la de Picassent podría rebajar su trabajo en un 60%.
La nueva edificación y la instalación de los nuevos equipos han tenido un coste de cinco millones de euros, que han sido aportados por el Consell. Asimismo, se estima que la nueva planta permita recuperar con mayor eficiencia el material, pudiendo alcanzar hasta un 80% de materiales recuperados, convirtiendo el residuo en recurso.
La nueva planta tiene una capacidad de tratamiento de siete toneladas a la hora, con un régimen de trabajo óptimo de dos turnos. Es completamente automática, con ópticos de última generación para optimizar la recuperación de materiales. Al mismo tiempo, la entrada en funcionamiento de la planta supone la reducción del número de transportes, con la consiguiente reducción de emisiones, un menor consumo de combustibles fósiles y un menor coste logístico, entre otros, cumpliéndose con el principio de autosuficiencia y proximidad, estrategia fundamental de la UE en materia de residuos y en la lucha contra el cambio climático.