VALÈNCIA. Más de un tercio de los hogares de la Comunitat Valenciana se declara incapaz de hacer frente a imprevistos económicos o de marcharse de vacaciones al menos una semana al año, mientras que en torno a un cuarto de ellos tampoco puede mantener su vivienda a una temperatura adecuada ni reemplazar muebles estropeados. Estas limitaciones, que se utilizan junto a otras cinco variables para identificar si una persona se encuentra en situación de carencia material y social severa, se padecen con mayor frecuencia en suelo valenciano que en el conjunto del país, donde también es inferior el porcentaje de domicilios que reconocen algún tipo de dificultad para pasar el mes.
Así se desprende de la última Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y recogida también recientemente por el Instituto Valenciano de Estadística (IVE), de cuyos datos se desprende que los riesgos y carencias se multiplican en los hogares monoparentales, lo que en términos generales los ubica en una situación de mayor vulnerabilidad. Asimismo, la brecha entre la renta de los domicilios de la Comunitat Valenciana y la media estatal se amplió hasta casi 3.500 euros, la mayor diferencia desde 2017 tras tres ejercicios consecutivos de incrementos.
De este modo, el porcentaje de hogares valencianos que no posee capacidad para afrontar gastos imprevistos (37,8%) es superior al del conjunto de España en más de 1,5 puntos porcentuales, y solo se ubica por detrás de otras cuatro autonomías con rentas bajas como son Andalucía, Extremadura, Canarias y Murcia. Una realidad que ha empeorado en los últimos años y en un contexto de marcada inflación tras una breve recuperación posterior a la crisis del coronavirus en 2020, cuando muchos de estos indicadores se acentuaron.
También se ubica más de punto y medio por encima de la media estatal el porcentaje de domicilios incapaz de mantener su casa a una temperatura adecuada (22,8%), mientras que en el caso de quienes dicen no poder irse de vacaciones al menos una semana al año (36,3%) la diferencia respecto al conjunto del país es de casi cuatro puntos. A su vez, el porcentaje hogares sin opción de reemplazar sus muebles viejos o estropeados es casi medio punto más (29,5%) en suelo valenciano. En el resto de indicadores que sirven para calcular la carencia material y social severa, como ser capaz de permitirse una comida de carne o pescado cada dos días (6,6%) o padecer retrasos en el pago de la vivienda principal (11,6%), la Comunitat Valenciana se halla en torno a la media estatal, y en concreto entre una y dos décimas por debajo, mientras que los hogares que no pueden pagar un ordenador personal son inferiores en medio punto porcentual (5,5%).
Muchos de estos indicadores, no obstante, varían en función de la composición del hogar y se acentúan sobre todo en aquellos formados por un solo adulto y al menos un hijo a su cargo. En este sentido, la imposibilidad de marcharse de vacaciones o afrontar imprevistos económicos se dispara en la Comunitat Valenciana hasta superar el 50% en estos casos, a la vez que la incapacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada crece por encima del 30%. Uno de cada cuatro de estos hogares monoparentales, además, padece retrasos en los pagos de gastos relacionados con la casa, un porcentaje que cae al 9,7% en el caso de los compuestos por dos adultos y al 8,4% en los unipersonales.
Aun así, y en términos generales, otras variables como la dificultad de comer carne o pescado al menos cada dos jornadas han alcanzado en 2023 su punto máximo desde el inicio de la serie del INE en 2004, una realidad que se une al hecho de que la diferencia entre la renta media por hogar valenciana y la estatal se haya incrementado en los últimos años. Además, la Comunitat continúa como una de las regiones de España que tiene a más de la mitad de su población entre el 50% que menos ingresos percibe del país, algo que no es de extrañar ya que en torno a dos tercios de sus localidades presentaban rentas inferiores a la media municipal de España, como sucede en mayor o menor medida, de nuevo, en regiones como Murcia, Andalucía o Canarias.
De hecho, y si se dividieran las rentas por persona de todo el Estado en diez tramos iguales (deciles), la Comunitat Valenciana tendría a un mayor porcentaje de población entre los cuatro primeros segmentos, que identifican a quienes están entre el 40% con menos ingresos de España, y solo un 7% de sus habitantes se encontraría entre el 10% del país con mayores rentas.
Por otro lado, los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida también revelan que hay más hogares que dicen llegar a fin de mes con facilidad que aquellos que lo hacen con algún grado de dificultad, aunque en este último caso el porcentaje es de un 48,6%, casi la mitad de ellos. Se trata de un porcentaje que ha empeorado en los últimos años, si bien se ha reducido el de los domicilios que presentan grandes dificultades para pasar el mes, que era del 10% en 2020 y ahora es del 7%. En este sentido, un 12,6% de los domicilios valencianos tenía complicaciones con sus obligaciones económicas mensuales y un 29% cierta dificultad.
En el lado opuesto, también un 29% de los hogares valencianos presentaba cierta facilidad para llegar a fin de mes, mientras que un 19% decía tener facilidades y un escaso 2,7% llegaría a sus compromisos mes a mes con mucha facilidad, un porcentaje que también se ha reducido desde el 3,5% que se registró en 2020 pero que todavía está lejos del 0,6% contabilizado en los peores momentos de la crisis económica que estalló en 2008.
A su vez, el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social, la denominada tasa Arope, subió 2,1 puntos hasta el 29,6 % en la Comunitat Valenciana, que fue la tercera región donde más empeoró esta tasa, que se situó tres puntos por encima de la media española (26,5 %). Así pues, la mitad sur de España, incluida Canarias, Ceuta y Melilla, duplica la tasa de riesgo de pobreza mientras que País Vasco y Navarra son las dos comunidades con los índices más bajos.