ELCHE. El próximo 5 de agosto empezarán oficialmente las fiestas patronales, uno de los momentos más esperados por el pueblo ilicitano, si no el que más. El pregonero será el joven David Agulló, de quince años, que participa en el musical de Los chicos del coro en Madrid y que, sobre todo, ha ejercido de María mayor, entre otros papeles, en el Misteri d’Elx. Cantera de la Escolanía. El drama sacrolírico es precisamente el principal elemento en torno al cual giran todas las celebraciones en honor a la Mare de Déu de l’Assumpció. Unos actos que tienen su parte religiosa con el Misteri; popular con las distintas tradiciones; musical, con las barracas; festera, con las entidades, y por supuesto, giran en torno a la pólvora.
Este año habrá una semana de mascletaes, siete de ellas de concurso a las 14 horas del mediodía (6, 7, 8, 9, 11, 12 y 14 de agosto), más la del día 13 de agosto, que no participa en el concurso, además de las nocturnas o descentralizadas que habrá en distintos barrios. Un papel preeminente, el de la pólvora, que no solo acompaña en este decimotercer concurso que cada vez se va asentando con la llegada de más turistas, sino que también lo hace desde la pequeña cohetà del Misteri en el momento de la bajada de la mangrana, hasta la coronación de la Virgen, pasando por el alardo dentro de Moros y Cristianos. Y junto al tradicional castillo de final de las fiestas, el 15 de agosto, el último estertor a final de agosto con la palmera de San Ramón.
En los últimos años, además, se han ido añadiendo más tradiciones que ya suponen en la práctica una fecha a anotar: el 1 de agosto. Ese día tendrá lugar la cridà a la festa de la Federación Gestora de Festejos Populares, con un castillo cada vez más potente y que este año, con motivo del 45 aniversario de la entidad, su presidente Fernando Jaén ya auguraba que será «un castillo todavía más potente». Ya lo había sido en 2022, con un espectáculo muy vistoso de truenos, luces y música. Como siempre, en el entorno del Martínez Valero.
Nit de l’Albà
Pero, por supuesto, la protagonista total de esa tradición pirotécnica, tan valenciana, es la Nit de l’Albà, la noche en la que el cielo de Elche se ilumina, y que se puede ver desde varios kilómetros a la redonda. Una noche en la que se lanzan más de setenta mil cohetes y más de dos mil kilos de pólvora en honor a la patrona. Todo un arsenal de pólvora que se comparte por miles de ilicitanos e ilicitanas desde sus terrazas. Muchos ya desde días antes van calentando el ambiente, para después, la noche del 13 de agosto, cenar en las azoteas, y esperar para ver el castillo, la posterior palmera de la Virgen y, tras acompañar el Gloria Patri con la imagen de la Mare de Déu de l’Assumpció aún candente, proceder a tomarse la sandía.
Una fecha, la de este año, que de nuevo se espera con muchas ganas, porque 2022 era el año en que se iba a celebrar ya sin restricciones tras la pandemia, pero ante la situación climatológica y las rachas de viento previstas —que días antes habían causado alguna desgracia en festivales de la Comunitat—, finalmente el equipo de gobierno decidió suspenderla la misma noche del 13 de agosto, celebrándola finalmente el día 15. Así que en este 2023 será, previsiblemente, la primera Nit de l’Albà del 13 de agosto que se viva con total normalidad tras la de 2019. Así que, por una circunstancia u otra, este año volverá todo con más ganas que nunca. Unas fechas en las que desde la apertura de las tiendas pirotécnicas en agosto, se suelen comprar en torno a cinco mil kilos de cohetes, petardos y todo tipo de artefactos por parte de particulares, sumados a los que añade la Pirotecnia Ferrández, decanos en la materia, que en 2022 aportaron seis mil kilos de pólvora para esta noche.
Será también, casualidades del destino, la primera vez que se lance el 13 de agosto siendo declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, como se le nombró en 2021 por la Secretaría de Estado de Turismo. El motivo es sencillo. Además de su espectacularidad, se tuvieron en cuenta factores como su profundo arraigo, ya que se lleva lanzando desde la Edad Media. Entonces las familias ofrendaban a la Virgen con un cohete por cada uno de sus hijos. Algo que obviamente ha ido mutando en el tiempo, pero que tiene aún cierto poso con la dedicatoria de las palmeras que se lanzan y que se pueden contratar durante el castillo. Una noche que, al calor de los datos turísticos, cada vez más importantes, y quizá también por esa declaración, ha hecho que las agencias turísticas estén ofreciendo desde hace meses rutas guiadas y packs de experiencias en torno a la Nit de l’Albà.
Fuego artesano de 1.300 cohetes
Y dentro del propio protagonismo que tiene la Nit de l’Albà en les Festes d’Elx, el elemento que lo nuclea es la Palmera de la Virgen. Además del culmen de la noche, y uno de los hitos de todas las fiestas patronales, es a su vez una pieza de artesanía que Pirotecnia Ferrández construye pacientemente durante días, siendo la decana de esto desde hace tres décadas, salvo algunas excepciones. Con una elevación de trescientos metros y una apertura de setecientos metros de diámetro, el lanzamiento de la palmera, con su color níveo y brillante, se puede divisar desde localidades vecinas. Una obra de arte de estos artesanos del fuego, cuya elaboración es artesana pero también confidencial para mantener el secreto.
Cada año, la pirotecnia intenta marcar sus récords, puesto que siempre es un reto el mantener más tiempo la palmera suspendida en el aire. Intentando llegar a los 25 segundos, pero también con otros aspectos más sutiles, como mejorar el brillo. En definitiva, una imagen puramente ‘instagrameable’ en estos tiempos, y que precisamente en plena época digital, todo se hace de forma manual. Desde el encendido a las 00:00 horas para asegurarse de que nada falla, hasta el relleno uno a uno de los 1.300 cohetes que la conforman. Cien kilos de pólvora prensada a mano en un recinto sin instalaciones eléctricas ni luces para evitar accidentes y en el que cada operario se encarga de un ámbito, montando una cadena humana: rellenado, envoltorio con papel de rafia, colocación de bolas… Mucho mimo y delicadeza para la noche más especial de Elche. Y una vez lanzada la palmera, unos estarán preparándose para la barraca, otros estarán con la sandía, y otros estarán acabando de ponerse el atuendo para taparse hasta la coronilla.
Vestidos de camuflaje, monos de obra, ropa vieja o militar, los más atrevidos volverán al recinto ubicado en el Hort del Monjo para descargar adrenalina y el artículo más imprevisible y peligroso, la carretilla. Lejos ya de las batallitas que cuentan los más veteranos, con las carretillas de varias paradas con final explosivo y lanzamientos en pleno centro mientras pasaban coches y en puntos neurálgicos de los barrios, como si fuese una guerrilla urbana, la carretillà sigue siendo un espectáculo. Menos peligrosa, con más mujeres y gente joven, reuniendo a centenares de curiosos que no quieren perderse los bellos dibujos que, a su modo, dibujan estos endiablados artefactos cuando se elevan.