Fue una victoria pírrica, aunque con manifestaciones dispares según quien opine en esta controversia que lleva más de dos siglos en el candelero y de la que se va destapando la verdad con investigaciones de inquietos que no callan y lo comparten en libros y redes sociales. Ahora le diré a qué me refiero. Si tenemos en cuenta que la diferencia de una a otra opinión se mide por las víctimas, sean muertos, heridos, o barcos hundidos, esta no se puede dejar a la ligera porque arrastraron muchas vidas humanas al fondo del océano. En esta ocasión me refiero a otra batalla naval memorable: Trafalgar, de la que hace unos días fue su aniversario. Esta ocurrió el 21 de octubre de 1805.
Deje que le defina que se entiende por una victoria pírrica. Es aquella que tiene muchas pérdidas en el bando aparentemente vencedor, por lo que la victoria puede llegar a considerarse desfavorable. El origen de esta denominación viene de Pirro, Rey de Epiro, quien consiguió vencer a los romanos con el coste de cuantiosas vidas humanas de su ejército durante esa contienda.
La batalla de Trafalgar fue el choque entre imperios rivales: el británico y el combinado aliado español y francés en un momento en el que se disputaban el dominio de los mares. Si el imperio español fue el amo desde el siglo XVI hasta el XVIII, a principios del XIX se tenía que demostrar a cañonazos quien era su dueño. Y así ocurrió frente al cabo de Trafalgar en un duro y sangriento enfrentamiento que a nadie dejó indiferente por unas razones o por otras.
¿Le suena Gravina o Churruca? Forman parte del callejero alicantino, el primero con una calle cerca del Ayuntamiento donde se encuentra el MUBAG; el segundo está más en el centro comercial paralelo a Oscar Esplá. Terminada la batalla de Trafalgar hubo en España un movimiento patriótico de reconocimiento a los héroes que formaron parte de ese conflicto bélico. Una calle del barrio de San Antón lleva el nombre de esta batalla. Muchas plazas de España también se denominan así. Es un recordatorio por los muchos que intervinieron y perecieron en ella. Según el archivo parroquial de la iglesia de Santa María dos alicantinos murieron en esa batalla, uno vecino de la calle Santiago, otro de la de Villavieja. Así lo cuenta el cronista Gonzalo Vidal Tur en su libro “Alicante, su calles antiguas y modernas”.
La Marina Real inglesa estuvo liderada por Horatio Nelson. La Armada española por Federico Gravina. La francesa por Pierre Villeneuve, que fue quien mandó a la armada aliada contra la inglesa.
Nelson y Churruca perdieron la vida en la batalla de Trafalgar, entre otros muchos. El primero, considerado un gran estratega por los suyos, recibió un mortal disparo de fusil. Churruca, por una bala de cañón que le arrancó una pierna por debajo de la rodilla y aún así aguantó lo que pudo hasta fallecer para no rendir su buque de guerra. Benito Pérez Galdós escribió de él en su novela Trafalgar, la primera de sus Episodios Nacionales, que “desde que salieron de Cádiz Churruca tenía el presentimiento de un gran desastre porque confiaba poco de la inteligencia del jefe Villeneuve”. No era el único entre los mandos españoles y así se lo comunicaron al Rey Carlos IV. Primaban los acuerdos con Napoleón y aunque este cesó a su Almirante, no llegó a ejecutarse la orden porque llegó a Cádiz cuando la flota ya había zarpado para enfrentarse con la Marina Real inglesa. Churruca dejó escrito a un amigo que “si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, dame por muerto”, y en otra carta a su cuñado afirmó que “antes de rendir mi navío, lo haré volar o echar a pique. Este es el deber de los que sirven al Rey y a la patria”. Su navío, el San Juan Nepomuceno de 74 cañones, fue batido por seis navíos ingleses hasta desarbolarlo y dejarlo sin maniobra, rendido después de su muerte.
La flota combinada. franco española estaba formada por 33 navíos de línea (18 franceses y 15 españoles) frente a los 27 ingleses. No era la totalidad de las Armadas de cada uno de los bandos. Imagine esos buques de altos mástiles fondeando en la bahía de Cádiz. ¿Se acuerda de la regata de los tall ships que arribaron a Alicante en el 2007? Con ellos, con buques escuela de algunas Naciones, entre ellos el italiano Amérigo Vespucci, podemos más fácil imaginar esos colosos de los mares, esos navíos de línea que defendían a cañonazos su bandera y su patria.
Aunque los ingleses afirmaron entonces que ninguno de sus navíos había sido hundido durante la batalla, investigaciones posteriores afirman lo contrario. Una de ellas es la transcripción de testimonios españoles de aquella época como la de Teodoro Argumosa, capitán de navío del Monarca, de 74 cañones, que en su cuaderno de bitácora dejó escrito que se batieron con varios navíos ingleses al mismo tiempo, manifestando que vio como “perdieron tres navíos y mucha gente”. De la misma opinión es la del cura Manuel de Cos que, en el funeral que se realizó en Cádiz por las víctimas de la batalla el 21 de noviembre de 1805 ante la oficialidad de la Armada, dijo que “no se sabe porque los ingleses ocultan sus pérdidas, su pretendida victoria es una derrota por la mucha gente que perdieron”. Hay diferentes manifestaciones que la corroboran. Estas pérdidas y otras, con el fallecimiento del Almirante Nelson, parece que fue el motivo por lo que al refugiarse en Gibraltar después de la batalla, los ingleses no celebraran su supuesta victoria, en ese momento no consideraron que estuvieran para fiestas.
Con el aniversario citado ha surgido en redes sociales un movimiento clarificador de esta batalla y sus consecuencias, como lo que se dice en la cuenta de Guillermo Nicieza, divulgador de historias navales, que lo manifiesta con detalle para la lectura del público en general. En uno de sus mensajes dice que “¿cómo se quedan si les digo que los británicos perdieron de 12 a 15 navíos en la batalla de Trafalgar?”, información que manifiesta después de sus investigaciones.
Por su parte, los franceses perdieron o les apresaron nueve navíos; los españoles, siete. Sí hay mucha diferencia en los fallecimientos entre ambos bandos quizá porque la marinería inglesa era profesional y estaba más preparada que las de las otras dos.
Esta batalla de Trafalgar seguirá dando que hablar. Si, además, quiere leer ficción que la narre, la encontrará a través de novelas como la de Benito Pérez Galdós, Jose Luís Corral o Arturo Pérez Reverte. Las he leído las tres y cada uno la describen a su manera desde distintos puntos de vista. Le invito a que las lea, le dará una idea de lo allí acontecido. Pues eso.