ALICANTE. Nadie en el Hércules quiere decirlo públicamente, entre otras cosas porque se puede interpretar como una excusa, pero el bajón físico experimentado por el equipo tanto en El Prat como el pasado domingo frente al Villarreal bien podría deberse a los plazos con los que se ha desarrollado la pretemporada este año, a que el equipo ha llegado físicamente poco rodado a la Liga.
Y es que si el verano pasado los blanquiazules iniciaron los entrenamientos el lunes 9 de julio y la competición liguera el 26 de agosto, la pretemporada 2019 arrancaba el pasado 22 de julio y la Liga el 24 de agosto, es decir, la plantilla comenzaba el curso liguero con casi dos semanas menos de preparación.
La explicación para lo anterior reside en que mientras que la temporada 2017/18 acabó para los blanquiazules en mayo, la 2018/19 lo hizo el último fin de semana de junio, ya que no solo disputaron el 'play-off' de ascenso, es que llegaron a la final (jugaron su último partido oficial el 29 de junio).
Los porteros Ismael Falcón y Rubén Uololoca; los defensas Felipe Alfonso, Víctor Olmedo, Samuel, Pablo Íñiguez, Álvaro Pérez, Nani y Rulo; los centrocampistas Fran Miranda, Jaime Alvarado, Diego Benito, Yeray, Pedro Torres, Jesús Alfaro y Moha Traoré; y los delanteros Benja, Carlos Martínez, y Jona, son los futbolistas de la actual primera plantilla que empezaron a trabajar a las órdenes de Planagumà el 22 de julio, una fecha en la que 12 meses antes el Hércules había disputado ya dos amistosos.
Además de ese inicio tardío, Alejandro Alfaro y Borja Martínez se incorporaron días después al grupo, ambos por no tener cerrado entonces su fichaje por los blanquiazules (el extremo alicantino empezó la pretemporada con el Elche pero luego estuvo varios días sin entrenar, mientras se concretaba su rescisión con el club franjiverde). Y, para más inri, la preparación se ha visto también lastrada por las lesiones: Benja, los hermanos Alfaro y Carlos Martínez se han perdido buena parte de la pretemporada por problemas físicos.