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MERY GREGORIO Y JAVIER CUARTERO PROTAGONIZAN LA OBRA TEATRAL ‘EN ALTA MAR’

Un autor polaco, dos actores locales y un director alemán: la fusión internacional arranca en Just Art

17/09/2021 - 

ALICANTE. No cabe duda de que Alicante ha sido y es una ciudad abierta y cosmopolita. En ella, confluyen culturas, idiomas y perfiles dispares, atraídos —casi siempre— por el sol, la gastronomía y la fiesta. Sin embargo, hasta ahora, la capital de la provincia ha pecado de hermética en disciplinas como el arte dramático, una realidad que la intérprete china Qianpeng Li se ha prometido cambiar tras varios años eligiendo la ciudad como destino vacacional. Unos meses atrás, fundó Just Art Association, un colectivo que, como anunció este diario, pretende internacionalizar el teatro alicantino. Ahora, la actriz Mery Gregorio (1990) y el actor Javier Cuartero (1955), de Alicante, se preparan para protagonizar la primera colaboración artística entre países: escrita por el dramaturgo polaco Slawomir Mrozek y dirigida por el alemán Martin Engler, En alta mar llega a escena los días 19 y 20 de septiembre en las instalaciones del restaurante Open.

La intérprete alicantina, premiada como Mejor Actriz Protagonista 2021 por el Moscow Indie Film Festival (de Rusia), descubrió la iniciativa por la prensa e investigó por internet. Entonces, encontró la página web de Just Art y leyó que estaban buscando profesionales para un proyecto de colaboración internacional. En seguida, envió su currículum. Cuartero también llegó hasta él por el anuncio del casting. Lo que ninguno habría esperado, en cambio, es que se encontrarían en el camino: “Ha sido una casualidad. Nos conocíamos de la escuela de interpretación donde estudiamos. Habíamos hablado, pero nunca habíamos trabajado juntos. Creo que estábamos destinados”, confiesa Gregorio, entusiasmada porque, además, hayan coincidido en su tierra.

Hasta el momento, ella había actuado en distintos puntos del extranjero, pero nunca teatralmente. Él, que también reúne una extensa trayectoria en el cine y el teatro, es la primera vez que se adentra en una aventura así: “Me pareció bastante atractivo, y aunque tenía la dificultad del idioma, me lo pusieron muy fácil”. El director, Martin Engler, sí que había trabajado antes en diferentes países de Europa, pero no en España ni con artistas españoles. Según traduce Wei Lin (el intérprete lingüístico de la asociación), hace años que el alemán conoció a Qianpeng en Shanghái, adonde acudió para impartir clases de arte dramático. Allí, ella le comentó que quería hacer teatro contemporáneo colaborando con artistas europeos. Un tiempo después, en 2019, montaron y representaron Papa’s bed, un texto holandés, con diseño francés, actores chinos y director alemán. Cuando Qianpeng llegó a Alicante y gestó Just Art, no dudó en recurrir a él para su nuevo proyecto. Esta será, de hecho, la primera de una serie de producciones conjuntas.

Con tantas procedencias y cuatro idiomas sobre la mesa, “la actitud de apertura y acercamiento” es la que, en palabras de Cuartero, “lo está facilitando todo”. Lo mismo piensa Mery Gregorio, para quien juntar todos esos elementos en un proceso de creación de apenas dos semanas está siendo “una locura fascinante”. Lejos de los prejuicios iniciales y a pesar de la diferencia de edad, aseguran que la experiencia les está permitiendo complementar su formación y explorar otras vías. “Venimos cada uno de una parte distinta del mundo y parece que todos hablamos el mismo idioma. El teatro nos permite unificar las diferencias”, reflexiona la actriz. En la misma línea se pronuncia el director: “El teatro es un lenguaje internacional, y el primer paso es escuchar al otro. Luego, dejarse llevar. Quizás, yo pueda ayudar a los actores a expresarse, pero no he venido a enseñar, sino a aprender de ellos”.

Una iniciativa como esta, apunta Javier Cuartero, puede aportar mucho a la escena teatral alicantina y a quienes quieran disfrutar de ella: “Está muy bien el turismo de ocio, de playa, de chiringuitos, pero también la parte cultural, y este es un proyecto bastante novedoso y rompedor”. “Planteamientos así son posibles, y la prueba es lo que estamos viviendo nosotros”, añade, y anima a intérpretes y productoras a explotar la que considera “una vía con mucho recorrido”. Mery Gregorio, por su parte, confía en que ideas como esta “ayuden a que, poco a poco, Alicante empiece a ser un lugar de referencia, con opciones teatrales tanto para espectadores y turistas como para los actores y las actrices que quieran elegir esta ciudad para trabajar”. Por todo ello, remarca “la valentía de la asociación por querer generar esa unión de culturas en un momento en el que se han cerrado teatros y hay tantas limitaciones de aforo y de funciones”.

Desde una perspectiva más universal, Martin Engler cree que, en general, “las producciones internacionales de teatro son importantes porque, con ellas, se aprende sobre el presente. Es otra forma de arte”. “El momento actual  —argumenta— está lleno de incertidumbre (por la pandemia, por el cambio climático, por las guerras…); la gente necesita información y entender lo que están experimentando otras personas”. Centrarse en el entorno más cercano, asevera, no es beneficioso para nadie. Con todo, su conclusión es firme: “La colaboración internacional nos permite iniciar una conversación con nosotros mismos, con los autores, con la audiencia y con la sociedad. A veces genera complejidad, pero la complejidad es buena”.

En alta mar: entre el aislamiento y la libertad

La primera producción de Just Art basada en un intercambio entre países es, en realidad, la fusión de dos obras célebres del mismo autor —el polaco Slawomir Mrozek— escritas con unos años de diferencia. En ella, los personajes aparecen sentados en un restaurante abandonado y rodeado de agua, la clara metáfora de un encierro que, aquí y en el resto del mundo, hemos vivido recientemente. De esta forma, señala el protagonista, se ofrecen “distintos planteamientos de la libertad cuando estás limitado en un espacio físico”. “Por eso, el hecho de haber pasado por un confinamiento nos está ayudando mucho a imaginar la situación”, revela.

El encuadre de la historia, sin embargo, queda muy lejos del drama. “Tiene puntos de absurdo, otros más reflexivos, pero mucha ruptura, mucha subida y bajada, y siempre en un código humorístico, muy necesario actualmente”, explica Gregorio. “Necesitamos reír, y el teatro ayuda a reflexionar, pero también a ofrecer lo que la sociedad necesita, que en este momento es la risa”, defiende. “Y el vehículo de esa risa —la complementa Cuartero— es lo surrealista, lo cual provoca un humor fino, no de carcajada”. Un guion disparatado que transcurre, en cambio, en un espacio tan real como poco convencional.


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