ALICANTE. Este fin de semana se cumple un año desde que el Elche retomó la competición tras el confinamiento por la pandemia de Covid-19.
La tarde del 12 de junio de 2020, entonces viernes, el equipo franjiverde recibía en el estadio Martínez Valero al Extremadura, en el partido correspondiente a la jornada 32 en Segunda División A, un choque que debía haberse celebrado casi tres meses antes (exactamente el domingo 15 de marzo) y cuya disputa se llevó por delante la declaración del estado de alarma un día antes.
Muchas cosas han cambiado desde entonces para el equipo franjiverde, pues no solo militaba en el fútbol de plata, es que tenía a José Rojo 'Pacheta' como técnico.
El Elche recibió al Extremadura como sexto clasificado con 46 puntos, con tres de ventaja sobre el séptimo que era el Rayo (restaban 33 puntos en juego). El choque liguero, el primero oficial que se disputaba a puerta cerrada en los 44 años de historia del Martínez Valero, acabó en empate a un gol (Jonathas adelantó a los franjiverdes en el ecuador de la primera mitad y Bastos empató para los azulgranas tras el descanso), pero a la finalización de la jornada el equipo de Pacheta retuvo la posición que le daba derecho a jugar el 'play-off' de ascenso a Primera División: el Rayo también empató (con el Cádiz) y cedió la séptima plaza al Mirandés, que derrotó al Numancia y se quedó a dos puntos de los franjiverdes.
El fútbol profesional regresó en España con un calendario muy apretado, con partidos en los meses de julio y agosto, y los equipos jugando muchas veces cada tres días. Era fundamental para no hacer aún más grande el roto en las cuentas de los clubes, pues el daño económico de la pandemia hubiera sido infinitamente mayor de no terminarse la temporada: las pérdidas en el ámbito del 'ticketing' que conllevó el jugar sin público hubieran sido anecdóticas al lado de las penalizaciones derivadas del contrato de televisión, de no no haberse disputado la competición con el formato previsto inicialmente.
Si bien el objetivo del Elche al inicio de la temporada era la permanencia, con el paso de las jornadas este había cambiado por el de disputa del 'play-off' de ascenso. Fueron meses complicados en lo deportivo, pues el equipo no solo llegó a verse fuera de las posiciones que daban derecho a jugar la fase de ascenso, es que fue víctima directa de un sainete coprotagonizado por el Fuenlabrada y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) a cuenta de un brote por covid-19 en el vestuario del primero, que llevó inicialmente a un aplazamiento 'sine die' del choque de los madrileños con el Deportivo de La Coruña correspondiente a la última jornada de Liga. El resto de encuentros de la misma se disputaron con normalidad la tarde del 20 de julio, pero no el de Riazor. Esa noche el Elche era sexto con 61 puntos, uno más que el Fuenlabrada (y el Rayo), que contaba con un partido menos, en el que debía medirse a un equipo que horas antes había perdido la categoría sin jugar.
El Deportivo-Fuenlabrada se jugó finalmente dos semanas después: los coruñeses querían que se volviera a celebrar la jornada 42 de manera íntegra, en contra de la postura de la LFP y especialmente del Fuenlabrada que tampoco tenía muchas ganas de que el balón rodase en La Coruña, pues si el Dépor cumplía su amenaza de no presentarse se le daría el encuentro por perdido, lo que convertía a los madrileños en equipo de 'play-off' en detrimento del Elche a los que solo les valía una derrota de los azulones (el empate a 61 puntos en la tabla les dejaba séptimos por culpa del coeficiente particular de goles).
Al final el Deportivo obró el milagro (empezó perdiendo pero remontó en la segunda mitad, con un tanto en el añadido, gracias a un penalti señalado al santapolero José Fran por el árbitro a instancias del videoarbitraje) y el Elche jugó el 'play-off'. Lo mejor estaba por llegar, pues dos semanas después los franjiverdes celebraban un ascenso a Primera en Girona, pero esa es otra hazaña que recordaremos más adelante.