ALICANTE. Lucas Escobedo López (Alicante, 1983) es uno de los creadores de artes escénicas que mejor simboliza el talento emergente de la provincia de Alicante y la Comunitat Valenciana. Ha sido reconocido en múltiples ocasiones en certámenes de ámbito nacional y autonómico. En esta ocasión, tras varias nominaciones y galardones en las diferentes ediciones de los Premios de las Artes Escénicas Valencianas, el Instituto Valenciano de Cultura (IVC) ha tocado su puerta para encargarle una de sus producciones propias. Este fin de semana estrena Adeu! en el Teatre Arniches, el 11 y 12 de diciembre, a las 19:30 y 18 horas, respectivamente, donde hablará de las despedidas combinando emociones, humor y circo.
El IVC quería que se encargase de la creación y dirección de una nueva producción que se debía forjar y estrenar en Alicante, aunque después se realizarán hasta treinta funciones en toda la Comunitat. Tras un primer contacto del IVC con Escobedo, el alicantino presentó una propuesta que encajaba con las expectativas, así que se inició una convocatoria pública para escoger a un elenco que finalmente está compuesto por siete artistas. Durante el pasado mes de julio se celebraron tres audiciones y en agosto se llevaron a cabo cinco jornadas en las que Escobedo fue conociendo a los componentes y forjando la obra. “Tenía muchas ideas que iban cogiendo forma cuando conocía a cada uno de ellos”, recuerda. Ese primer contacto con el equipo le sirvió para saber qué puertas quería abrir y cuáles no. Un trabajo que se perfiló en el mes de agosto con los ensayos y que se estrenará este fin de semana.
Adeu! es un espectáculo de circo con música en directo y compuesta específicamente para la ocasión con el que realiza un homenaje a las despedidas como ritual. “Las hay que son tristes, otras son alegres, pero siempre se celebran”, explica. Sin embargo, en los tiempos que corren, hemos tenido que experimentar una forzosa ausencia de muchas de estas vivencias. “No hace falta aludir a la pandemia porque estamos tan inmersos en esa realidad que no es necesario citarla”, describe. Sin querer mencionarla en el texto, explica que sí es (también) un homenaje a todas esas situaciones vividas y no vividas durante estos dos últimos años. “Lo hablamos a través de otros temas, porque queremos que sea una celebración que se pinta con muchos colores”, describe.
Se habla de las despedidas, pero es una obra para todos los públicos porque hasta los pequeños tienen su relación con ellas de una manera o de otra. “Los niños conviven con las despedidas desde sus pocos meses de vida, cuando lloran porque les hemos quitado algo o porque quieren estar con alguien; es un concepto intrínseco”, apunta el artista, que insiste en rebajar el drama tiñéndolo de celebración. “Es una fiesta en la que está previsto disfrutar con música y humor; sea cual sea el viaje que se experimente con las emociones, será disfrutando”, asegura Escobedo, quien no pretende hacer terapia, aunque el teatro, el arte o la cultura sí sean algo terapéutico. “No es ese el objetivo, pero es cierto que lo que hacemos provoca una reacción ya que es un acto comunicativo y, en ese aspecto, sí queremos tocar al público de esa manera para que reaccione y reflexione”, adelanta. Y es que, según resume el autor, “hay que decir adiós para poder decir hola”.
Los nervios están a flor de piel a pocas horas del estreno y es que podría significar incluso un antes y un después para el artista. La presión del esfuerzo realizado y la ansiada respuesta del público se unen al debut de Escobedo en el ‘tú a tú’ con la Administración. “Es la primera vez que trabajo directamente con una administración autonómica”, confiesa. Una producción propia de la Generalitat Valenciana que en otras ocasiones ha cosechado recompensas de gran valor a nivel nacional. Sin ir más lejos, este año La mort i la donzella, también del IVC y obra de una bailarina alicantina como Asun Noales, recogió recientemente tres de las más codiciadas manzanas de los Premios Max. “Eso da mucha repercusión”.
Sin embargo, reconoce que lo que mayor sentido le da a todo ese trabajo es la respuesta de los espectadores. “Estamos en ese punto en el yo creo que hemos se ha hecho un buen trabajo por parte de todo el equipo artístico y ahora necesitamos que el público cierre la creación mostrándonos como lo vive y cómo lo disfruta”, explica Escobedo. Eso será lo que realmente importa, aunque también mira de reojo esa posible repercusión. “No sé si marcará un antes y un después, pero tan importante es que tenga la respuesta el público como recibir esa manzana, porque simbolizará el reconocimiento al esfuerzo de una provincia como Alicante, que no es una gran capital como Madrid o Barcelona, pero hace auténticas maravillas”, apunta.
Colarse en los Max es complicado porque no hay una categoría específica de circo, como sí ocurre con la danza o el teatro. “Las opciones son escasas y se limitan a la categoría de espectáculo revelación o espectáculo infantil y familiar porque es muy complicado entrar en dirección o mejor espectáculo ya que suelen recaer en obras de teatro más textuales”, detalla. Esa es, de hecho, una de las reivindicaciones de las asociaciones de circo, que piden su lugar en los certámenes y las artes escénicas globales. Petición que también hace suya. “Me gustaría que se concibiera como un arte escénica más para que pudiera competir en todas las categorías, como las demás artes”, afirma.
“Durante un tiempo, el circo no ha tenido mucho texto, pero eso no significa que no haya una dramaturgia detrás”, asegura Escobedo. Además, destaca la evolución de esta disciplina. “Desde el circo tradicional hasta ahora, con el circo contemporáneo, han pasado muchos años y todavía no se refleja eso en las artes escénicas españolas, pero a mí me gustaría que se concibiera como un género más”, insiste. Él es uno de esos profesionales que se han blandido en el caldo de cultivo que ha generado la asociación Donyet Ardit en sus veinticinco años de trayectoria. “Muchos llegamos a ella como asociación juvenil, por afición, pero descubrimos allí una profesión que ha dado lugar a muchas compañías que nacieron en ella pero que se tuvieron que marchar fuera”, recuerda.
Durante mucho tiempo, trabajaban fuera autogestionándose y autoproduciéndose. En iniciativas como esta producción propia del IVC, Escobedo ve una oportunidad para recuperar todo ese talento. “Es la primera vez que desde la Administración se apoya así a esta disciplina y creo que es un paso adelante que debe ser firme y se debe mantener”, sentencia. Un proyecto en el que los jóvenes profesionales y las nuevas compañías pueden percibir referentes que los animen a crecer. “Es una riqueza como sociedad cuando se hace más heterogénea la cultura de una ciudad”.