Tras el cese de Sellés por pérdida de confianza, ante Uepal se abren tres caminos: romper con la CEV; dejar caer a su presidente; o la tercera vía de renunciar al comité ejecutivo pero seguir en la patronal autonómica
ALICANTE. Hace una semana, a última hora de la tarde del pasado lunes, la reunión de vicepresidentes de la patronal autonómica, CEV, respaldaba por unanimidad la propuesta de su presidente, Salvador Navarro, de cesar al presidente de Uepal, el alicantino Juanjo Sellés, como vocal 'invitado' de la junta directiva por "pérdida de confianza". Una resolución que había propuesto la comisión de Buen Gobierno de la patronal, donde también se había aprobado requerir a Uepal para que, en 45 días, remita un acuerdo de su directiva a la CEV en el que aclare si mantiene los términos de su adhesión al proyecto autonómico.
Uepal mantendrá la reunión de sus órganos directivos (junta y comité) el próximo miércoles, y obviamente la crisis con la CEV ocupará un lugar destacado en el orden del día. Ante la patronal alicantina se abren tres caminos. El primero, y más obvio, es responder al cese de Sellés a las bravas, abandonar la patronal autonómica y volver a convertirse en la 'aldea de Astérix' que era antes de entrar en la CEV: un 'club' para empresarios que no creen que la CEV, en origen patronal provincial de València, les pueda representar. Es un camino tentador para sostener el mantra 'València ens roba' que tanto gusta a algunos, pero también es peligroso, porque condenaría a Uepal a la irrelevancia.
La representación empresarial en la Ley de Participación Institucional corresponde a la CEV, porque así lo ha decidido la Generalitat. Uepal está reconocida como patronal, pero no tiene asientos en los consejos o mesas sectoriales donde se decide. Tampoco está en la CEOE: los empresarios alicantinos que forman parte de la patronal nacional lo hacen a través de los asientos de CEV, a quien la confederación española otorga en exclusiva la representatividad de los empresarios de la Comunitat Valenciana.
El segundo camino, que parece mucho menos probable, es el de (siguiendo con la metáfora) dejarse romanizar por completo por la CEV. Aceptar el cese de Sellés, hacer como que no ha pasado nada, y seguir adelante. Es muy difícil, a pesar de que algunas voces defiendan esta postura, que Uepal deje pasar la ocasión de interpretar el cese de su presidente en la junta directiva como una afrenta a Alicante. Una más, para los que se definen por contraposición a la provincia de la capital autonómica. El cese de Sellés buscaba ejemplarizar, y no protestarlo sería tanto como admitir que estaba justificado. Parece casi imposible.
La tercera vía, que también proponen algunos empresarios, sería protestar el cese de Sellés en la junta directiva de la CEV pero acatarlo; mantenerlo como presidente de Uepal y portavoz de la organización en Alicante (y vocal en la asamblea autonómica, donde mantiene su puesto), y situar a un nuevo representante de la organización alicantina en el comité autonómico. Una jugada que podría dejar a Sergio Gómez (hijo del histórico expresidente de Aefa y Coepa, Francisco Gómez) o a Juan José Hernández de los transportistas de Fetrama como máximo exponente de la organización.
No son pocos los que, aún renegando de Salvador Navarro y de su homólogo en Alicante, Perfecto Palacio (a quien se achaca el no tener una voz diferenciada), asumen que fuera de la CEV hay poco que hacer. Sobre todo porque, más allá del reconocimiento de la Genealitat o la CEOE, las principales sectoriales de la provincia no están en Uepal, sino en la patronal autonómica: los hoteles de Hosbec, el comercio de Facpyme, el calzado de Avecal, el juguete de la AEFJ, los servicios de Terciario Avanzado, el metal de Fempa... incluso el turrón. Y algunos de los socios más potentes de Uepal, como Jovempa, están en las dos.
Así las cosas, podría suceder que si Uepal da el paso de abandonar la CEV, no solo se auto-relegue al ostracismo patronal, cuando lo que buscaba hace unas semanas era justo lo contrario. Es que corre el riesgo de que algunas de sus asociaciones decidan quedarse directamente en la patronal autonómica y se genere una 'escisión de la escisión'.
El cese de Sellés, como adelantó Alicante Plaza la noche del lunes, llegó tras la "pérdida de confianza" de Navarro y Palacio en el dirigente alicantino por sus últimos pronunciamientos contrarios a la línea 'oficial' de la patronal autonómica. Sellés había criticado a la Generalitat por favorecer a su juicio la 'fuga' de empresas a València, resucitado el Observatorio Económico de Alicante (cuya primera oleada publicó en exclusiva este periódico) que se interpreta como una 'competencia' a Ineca, think tank de la CEV, y sobre todo, había lanzado un comunicado en el que avanzaba su intención de "intensificar nuestra labor de patronal en el conjunto de sus funciones, en cuestiones básicas como la de representación, la de reivindicación u otras, tan concretas, como la de negociación de los convenios colectivos".