ALICANTE. Por regla general, existen tres factores cruciales que debemos considerar cuando determinamos la ponderación de cualquier activo en una cartera:
Puesto que el futuro es incierto, solo podemos recurrir a hipótesis cuando intentamos contestar estas preguntas. Nuestras hipótesis a principios de 2022 sugerían que los tipos de interés eran demasiado bajos y que los activos de riesgo estaban sobrevalorados. Conforme avanzaba el año, las curvas de tipos han girado al alza y los activos de riesgo sufrieron una espiral de ventas.
Pese a nuestra visión de que el continuo endurecimiento de la política monetaria con el fin de mitigar la demanda agregada y, en última instancia, la inflación, el aplanamiento y la inversión de las curvas de tipos reflejan lo que pensábamos durante algún tiempo: unas débiles perspectivas de crecimiento económico a medio y largo plazo. Si bien los tipos a largo plazo podrían tender al alza conforme los balances de los bancos centrales se reducen y la mayor oferta catapulta la prima de riesgo por mantener bonos soberanos, creemos que la mayor parte de la revalorización ya es cosa del pasado, lo que aumenta el atractivo de los bonos de elevada calidad y larga duración en comparación con otros activos financieros.
En consecuencia, desde hace algunos meses comenzamos a invertir considerablemente en bonos del Tesoro estadounidense con calificación 'AAA', títulos de agencias y bonos de titulización hipotecaria en las carteras multisectoriales centradas en la generación de ingresos que gestiono. Pongamos esto en contexto, la ponderación activa de los títulos 'AAA' se sitúa en su nivel máximo desde que llevo gestionando la estrategia.
Al mismo tiempo, teniendo en cuenta el aumento de los rendimientos nominales y la casi duplicación de los diferenciales desde los estrechos niveles registrados hace un año, liquidamos nuestra infraponderación en crédito estadounidense con calificación investment grade. Si bien los diferenciales podrían ampliarse como consecuencia de los riesgos de recesión, creo que estos bonos encierran valor estratégico o a largo plazo en vista de su reducido riesgo de impago. En comparación con otros activos de riesgo, la rentabilidad potencial por unidad de riesgo en el crédito estadounidense reviste ahora muchísimo más atractivo, puesto que los rangos de resultados se han reducido. La posición activa es una leve sobreponderación, y valoraré la posibilidad de reforzarla conforme nuestros inversores en crédito identifican oportunidades.
Robert Almeida es gestor de carteras y estratega de inversión mundial de MFS Investment Management