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ENTREVISTA (I) A RAFAEL TORRES, PRESIDENTE DE CONFECOMERÇ

Torres: "La reducción de jornada favorece a los grandes y destrozará al pequeño comercio"

Foto: EDUARDO MANZANA
20/01/2025 - 

VALÈNCIA. El comercio valenciano ha sido uno de los sectores más azotados por la descomunal Dana, que asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre. Más de 8.000 negocios se vieron golpeados por el temporal, de los que el 70% presentan daños graves. De ahí que desde este tejido empresarial alcen la voz para reclamar celeridad en el pago de las ayudas para poder evitar cierres y acelerar su reconstrucción. No obstante, y en paralelo, también este sector afronta importantes retos por delante como el problema del relevo generacional, la competencia desleal de grandes plataformas o su transformación digital. 

Desafíos a los que se suma la propuesta del Gobierno de rebajar la jornada hasta las 37,5 horas en 2025, una medida que desde la Confederació d'Empresaris del comerç, servicis i autònoms de la Comunitat Valenciana (Confecomerç) ven "desastrosa" porque aseguran que implicará o bien una subida de costes laborales o la reducción de sus horarios, algo que les restará rentabilidad y ventaja competitiva frente a las grandes superficies. "No puede ser que se tomen medidas que van a destrozar al sector más débil y al más pequeño en favor del grande", asegura Rafael Torres, presidente de la patronal del pequeño comercio en la Comunitat Valenciana. Por tanto, reclama "flexibilidad" en su aplicación.

Por otro lado, y dado que la Generalitat Valenciana tiene previsto presentar en los próximos meses sus presupuestos, también reclama a la Administración valenciana que no vuelva a recortar los presupuestos para el comercio porque ya son muy bajos, pese al peso que este sector representa en número de empresas y empleados en la autonomía. Valencia Plaza analiza con Torres la situación del comercio en una entrevista dividida en dos partes. Por un lado, cuestiones relacionadas con la afección de la Dana y, por otro, de temas generales que afectan al sector.

Foto: EDUARDO MANZANA

-En este momento está encima de la mesa la reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas. ¿Cómo puede afectar al pequeño comercio su implantación?

-Sería un desastre por dos factores. El primero es que a los sectores que más afecta esta medida es a los que son intensivos en mano de obra y presencialidad y, por otro lado, a los que tienen plantillas pequeñas. Vamos, nuestra descripción. Las empresas con una plantilla de 100, 1.000 o 2.000 trabajadores no tienen problemas, de hecho, muchas tienen ya convenios por debajo de esas horas, pero sí tiene consecuencias en negocios de 3-4 trabajadores porque subirán los costes laborales cerca de un 6%. En un negocio pequeño, como un comercio local, las dos partidas de costes fijos más importantes son los salarios y los alquileres. Si encima lo que tienes te cuesta más y trabaja media hora menos al día, en un contexto de márgenes estrechos, te hace menos competitivo. Por tanto, tienes dos opciones: o contratas a alguien para mantener capacidad de atender al público o recortas horarios de apertura, mientras otros formatos cierran más tarde. Para que luego la vicepresidenta del Gobierno (Yolanda Díaz) diga que tenemos que ser eficientes, dame entonces recursos para que pueda competir y después abordamos la reducción de jornada.

-Pero, ¿tiene estimado el impacto?

-Si tienes una subida de costes en un entorno de márgenes estrechos, tenemos menos capacidad de competir con los grandes porque tenemos otra estructura y cualquier coste nos afecta de manera más directa y nos constriñe. Si encima hay que contratar a más gente o recortar horas de trabajo, lo que va a provocar es la aceleración del cierre de este formato de negocio en favor de los grandes. Por tanto, una medida que toma un gobierno que se define como progresista y que dice defender a los trabajadores consigue que éstos se vayan a quedar sin trabajo, saltándose, además, el diálogo social y sin acuerdos de flexibilidad a las empresas para el que pueda lo haga o no. 

Es cierto que ahora mismo está la lucha entre el Ministerio de Economía y el de Trabajo, que veremos hasta dónde llegará, porque priman más los acuerdos de 'yo te doy y tú me das' que otra cosa. No puede ser es que un sector esté al albur de cesiones entre partidos y que se tomen medidas que van a destrozar al sector más débil y al más pequeño en favor del grande. De hecho, la CEOE no acepta la reducción de jornada precisamente por los pequeños como son la agricultura, la hostelería y el comercio, pero como es la CEOE no mola nada y hay que ir a por ellos. Por tanto, o la reducción de jornada va acompañada de medidas de flexibilidad, con una fase que permita ir adaptándote y con acompañamiento de exenciones o ayudas como dice el ministro Carlos Cuerpo o que se deje a la negociación colectiva, que para eso existe y ha funcionado en este país. 

-Por otro lado, y más allá de la Dana -que se aborda en la segunda parte de la entrevista-, el comercio afronta importantes retos. Hace unos meses en rueda de prensa alertó de que en los últimos 10 años se ha perdido el 12% del tejido comercial . ¿Sigue esta situación?

-Los problemas del comercio siguen ahí. Este tipo de tragedias como la Dana o la pandemia vienen a acelerar ciertos procesos que ya estaban. En este caso, las causas de cierre que gana peso es la falta de relevo generacional. La gente se cree que los grandes nos están comiendo a los pequeños, y es verdad que el que tiene más capacidad llega más, pero uno de los principales problemas es la falta de relevo porque está provocando que negocios que son rentables y tienen un hueco en el mercado desaparezcan porque nadie quiere continuar.

-¿Qué estrategias se pueden implementar para revertir esta situación y fomentar y atraer personal al sector?

-El día de la Dana estaba reunido con la exconsellera Nuria Montes para presentarle un plan director del comercio, que incluía un trabajo sobre este problema para ver qué medidas implantar. El objetivo era que una persona joven vea el comercio como una profesión y que es algo digno, que puedes desarrollarte y te permite conciliación. Hay que poner en valor al sector. No entendemos que una persona quiera trabajar en McDonadls y no vea más atractivo trabajar en un comercio. También, hay que establecer un mecanismo de conexión entre oferta y demanda y, para eso, necesitamos contar con los ayuntamientos y la administración pública. Eso estaba contemplado en el plan director: que haya un registro de negocios que son rentables, pero no tienen continuidad, y que se pueda conectar con posible demanda de compradores. Igual que un fondo de inversión compra una empresa, el planteamiento es que la gente pueda comprar un negocio porque quiere trabaja para sí mismo. Podía ser una web o una APP. Igual que hay portales inmobiliarios, que hubiera un registro que primero dignifique la profesión y en el que puedes entrar en contacto para emprender o trabajar y hacerte cargo de negocios que en unos años van a cerrar, pero son rentable. Se trata de frenar la pérdida de comercios.

-Pero este proyecto, ¿en qué punto se encuentra?

-Nos dieron una ayuda por parte de la Dirección General de Emprendimiento que sirvió para hacer un estudio en toda la comunidad autónoma para hacer una investigación de mercado y ver qué se está haciendo y hacer un plan para unificarlo. Ese análisis demostró que se estaban haciendo cosas, pero de forma desperdigada, sin dotación de presupuesto y sin efectividad. Por tanto, con esto hay que hacer un gran proyecto de comunidad y desarrollar entre todos un proyecto con la Conselleria, que le pareció interesante, para conectar emprendedores con el comercio de proximidad. Se ha hecho la primera fase de estudio, que se iba a presentar a la consellera y al presidente de la Generalitat para pedir fondos para desarrollar el proyecto. En ello vamos a seguir trabajando en paralelo a la situación de la Dana.

Foto: EDUARDO MANZANA

-Otro de los grandes problemas es la competencia desleal de las grandes plataformas digitales. ¿El pequeño comercio está perdiendo terreno frente a ellas?

-Su un impacto es fortísimo. El problema de la competencia desleal de las grandes plataformas de venta online como Amazon, Temu o Shein es que tienen una normativa que les permite importar productos sin ningún filtro. Meten productos en el mercado europeo que no pasan ningún tipo de control y que aquí sí que se exige. Por tanto, eso tiene que regular y dificultarlo. Por otro lado, están las marcas potentes y que tienen competencia leal y establecida y que tienen una fuerte capacidad de atracción. Para llegar al consumidor cada vez son más nicho y tienen definido el perfil de consumidor al que quieren llegar, con una identidad de marca muy concreta. La comunicación por redes la tienen muy desarrollada y engancha. En cambio, un comercio generalista y especializado tiene más difícil llegar porque esa identidad de marca o ese público definido no lo tienes.

-¿Qué puede hacer entonces el pequeño comercio para ser más atractivo y mantenerse competitivo?

-No podemos volvernos loco. Siempre digo que no podemos intentar ser Amazon, Zara o una gran marca porque no tienes ni medios ni posibilidades. Tampoco podemos competir en precios con Shein o Temu ni con sus reglas porque entonces estás muerto. Lo que tiene que hacer el comercio de proximidad es poner en valor lo que tiene y que no tienen los demás: el conocimiento del cliente, la cercanía, la especialización y su profesionalización. Cada vez es menos relevante vender online en el resto de España o en otros países porque eso conlleva mucha logística. En cambio, sí que es importante tener los procesos digitalizados para analizar datos y tener información relevante que permita reorientar y redirigir un negocio. Por ello, es importantísimo tener digitalizado el negocio, pero eso no implica tener una web y hacer posts en redes sociales, sino que tiene que tener un sentido y un orden. No se trata de competir con las reglas de los demás, sino situar a tu público y no volverte loco por vender en Suiza o Bélgica porque probablemente tienes capacidad de crecer en tu entorno.

-¿Cómo se debería regular la competencia desleal de estos 'gigantes'?

-Este tema nos preocupa a todos porque va cada vez a más y Europa, en general, se está dedicando a regular mientras otros innovan. EEUU innova, Asia fabrica y nosotros regulamos y mientras nos comen la tostada y estamos perdiendo competitividad. Dentro de este contexto, España es el menos competitivo a nivel empresarial. También, tenemos que trabajar la productividad y, para eso, habrá que sacar nuevas líneas y no tener una regulación como la famosa Agenda 2030, de la que ya se ha dado cuenta la Comisión Europea que está muy bien para quedar bien, pero pone cortapisas al crecimiento, el desarrollo y la innovación de las empresas. Además, Europa no debe permitir que esas grandes plataformas digitales hagan este daño económico tan bestial porque encima se les permite, por un lado, que los productos bajos entren sin ningún tipo de control, mientras sí los haces aquí, y, por otro, que puedan vender en cualquier sitio. Hay una desregulación contra una sobrerregulación. 

De hecho, para probar y saber la experiencia hice una compra en Temu, también para conocer al enemigo, y, desde entonces, es un acoso al que me somete enviándome emails casi a diario. Solo hice una compra y no acepté nada más, pero me llega un correo al día casi llamándome 'tonto' porque no me aprovecho de sus maravillosos descuentos. Es un acoso bestial. Entras en su jaula y no te deja salir. Eso o se regula de alguna manera o al final lo que fomenta es el consumo masivo e irresponsable.

-¿Peligra la tienda física?

-Para nada. Lo dicen todos los expertos a nivel mundial y en España, menos porque el porcentaje de ventas físicas sigue siendo muy superior al de otras culturas como EEUU o Inglaterra. Aquí, en torno al 90% de las ventas siguen siendo físicas, las calles están llenas y los negocios se reinventan para ser puntos de encuentro sociales. La tienda física siempre va a ser un punto de relación y de experiencia y eso hay que ponerlo en valor.

-También juega un papel importante el consumidor. ¿Es necesario hacer más concienciación social?

-Muchísimo. Todo el mundo se declara favorable a la sostenibilidad y se declara 'muy verde', pero si estas plataformas crecen y se implantan de forma tan salvaje es porque realmente no respondemos como decimos que vamos a responder. Hace falta que las administraciones defiendan la economía local y europea y tomen medidas. Y no hablo de proteccionismo ni dictaduras. 

-¿Las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) pueden ayudar a acelerar esos procesos de transformación y hacer más eficientes los negocios?

-Pueden ayudar muchísimo. Ahora estamos empezando, pero un chatGPT, por ejemplo, te permite meter un montón de hojas de cálculo y hacer análisis de datos, gráficas, generar imágenes y vídeos. Hasta ahora, para hacer fotografías de un producto se necesitaba contratar un modelo, maquillaje y peluquería y muchas veces para los negocios eso no era rentable. Ahora, la tecnología permite democratizar eso y ser capaces de competir en igualdad de condiciones, pero sin pretender ser los grandes. Cada uno tiene que tener su propuesta, diferenciación y al cliente definido.

Foto: EDUARDO MANZANA

-Muchas voces apuntan al turismo como parte del problema del cierre de locales comerciales en las ciudades, especialmente en el centro histórico. ¿Es así?

-Nosotros defendemos el turismo porque es bueno. Lo vimos en pandemia, que se fue el turismo y se fue todo. También en la Dana desapareció y estábamos agobiados. El turismo es bueno, pero hay que tener un modelo. Igual que el comercio debe generar valor, hay que ir a un turismo que ofrezca una buena propuesta como puede ser la cultural, gastronómica o el turismo de congresos. Debemos trabajar ahí y regular la oferta ilegal. Si defendemos que no haya pisos patera con showrooms ilegales y que no declaran, hay que erradicar la oferta turística no regulada. En València no existe turismofobia, la han intentado crear algunos colectivos en el centro histórico que están en contra de todo. Por tanto, tiene que haber un equilibrio. 

-En este sentido, ¿cómo ve la reconversión de bajos comerciales a pisos turísticos?

-Depende. Si hay un local que no es comercial y lleva cinco años cerrado, que se reconvierta en una vivienda quizás es una forma de darle vida y de generar riqueza. Pero lo que no puede ser es esa barra libre que haga que todas las franquicias de comida rápida y los dueños de los locales tengan la posibilidad indiscriminada porque entonces va a desaparecer el comercio y se va a despersonalizar la ciudad. Es verdad que en algunos casos concretos eso está haciendo daño y está provocando que se despoble, por ejemplo, el maravillosos centro histórico de València, pero ahí ha habido una dejadez de la administración durante mucho tiempo que no le ha metido mano. Contra eso hay que luchar y, por eso, hay que esponjar y dar licencias, pero con equilibrio entre la hostelería y el comercio, que son compañeros de viaje como también lo son los pisos turísticos.

-¿Está entonces de acuerdo con los vetos y moratorias a los pisos turísticos en València?

-La moratoria debe servir para pensar el modelo y hacer un 'Kit Kat'. Debe ser dialogado y consensuado. Tiene que haber una política tanto local como autonómica que incentive montar negocios, pero no franquicias, sino comercio local y autonómico. 

-La Generalitat Valenciana prevé presentar próximamente sus presupuestos para este ejercicio de 2025. En sus últimas cuentas de 2024, Confecomerç denunció un recorte en las partidas de comercio. ¿Confía en que cambie esta situación? ¿Ha abordado con el Consell esta cuestión?

-Nos hemos reunido varias veces con la consellera de Industria, Turimo y Comercio, Marián Cano, y con el presidente de la Generalitat y les hemos trasladado que somos el sector más afectado por esta situación. Entendemos que la Generalitat se va a tener que endeudar para acometer la reconstrucción, pero tienen que saber que somos un sector al que ya se le había bajado el presupuesto más que a la media, cerca de un 16% el año pasado. Fue el mayor recorte, siendo ya el presupuesto más ridículo, y que nada responde al peso que tiene el sector en la autonomía. Por tanto, ahora no solo pedimos que no se recorte, sino que se debería de aumentar. Esperamos que no sirva la reconstrucción para recortar porque no tiene sentido en un sector que tiene tanta necesidad de transformación y que se ha visto tan golpeado. 

-¿Y qué respondieron a esa petición?

-Que eran plenamente conscientes y que, en principio, se iban a reforzar las ayudas generales a comercio, pero no me lo tomo como un compromiso. 

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