El periodista y escritor de la Generación del 98 es protagonista de la retrospectiva que acoge sobre su figura l'Hort de Colón hasta el 20 de noviembre
BENIDORM. Mientras Manuel Bueno y Valle-Inclán discutían por ver quién llevaba la razón en una tertulia del Café de la Montaña, en medio de la disputa estaba un benidormense, Tomás Orts-Ramos. El patriarca de novelistas, periodistas, poetas y críticos taurinos estaba sentado al lado de su amigo Valle-Inclán cuando Bueno le dio con el bastón en medio de la discusión, lo que le provocó la herida que más tarde terminaría en amputación de su brazo. El escritor malherido siempre fue partidario de difundir leyendas sobre el motivo de esta desmembración. Pero Orts-Ramos era el testigo directo que desmontaría esta serie de teorías inventadas.
Ahora, L'Hort de Colón incluye una exposición sobre la figura de este personaje hijo de Benidorm, que formó parte de los inicios de la Generación del 98, codeándose con escritores y celebridades de la cultura de finales del siglo XIX y principios del XX, como los ya mencionados, así como Azorín, Ramiro de Maeztu, Rubén Darío, Francisco Villaespesa, Pablo Picasso, Jacinto Benavente o Antonio y Manuel Machado.
Compartía tertulias con Azorín, Rubén Darío, Jacinto Benavente o Picasso
Esta muestra explica capítulos de la vida de Orts-Ramos, entre ellas, el forcejeo entre Manuel Bueno y Valle-Inclá, que terminó con dos heridas: una en la cabeza y otra en el brazo. Tras esto, el benidormense se quedó a solas con él malherido, llevándole hasta un médico amigo para que lo atendiera, ya que no tenían dinero. Éste se centró en curarle la de la cabeza, que presentaba más aspecto de gravedad, mientras que la herida del brazo la trató con una simple "tirita de tafetán inglés". Con tan mala pata que al final se engangrenó y terminaron por amputarle dicha extremidad al escritor.
Esta historia la relató el mismo Orts-Ramos en su libro "A los cuarenta y tantos de ver toros: recuerdos, reflexiones y cosas por el estilo de un aficionado". Fragmento que se puede leer al completo en la retrospectiva sobre el autor, que durará hasta el día 20 de noviembre en el edificio municipal.
Tomás Orts-Ramos nació en Benidorm el 11 de mayo de 1866, y fue bautizado en la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, según reflejan los documentos que aún conserva el archivo de la parroquia. Sus padres eran Tomás Orts Aixa, comerciante, y Francisca Ramos Toledano, de Gran Canaria, que vivían en la calle del Horno número 1. En los escritos sobre él, no dejan claro a qué dedicó sus estudios. Algunos decían que era veterinario y otros que cursó estudios musicales y literarios en Madrid y Barcelona.
Con 21 años, vendía azufre al por mayor, se dedicaba a la banca y tenía fábricas de cerillas (El Aixa) y de guano, según explican en los paneles de la retrospectiva. Asimismo, diez años más tarde aparece como propietario de una fábrica de aceite y cosechero de almendras, fiel reflejo de sus orígenes como comerciante.
La vida de literato y periodista tenía sus épocas malas. De ahí que tras la operación a su amigo Valle-Inclán, éste tuviera que acogerle y darle comida en su casa de Barcelona, a la que se acababa de mudar después de una mala racha económica de ambos.
Con sólo 16 años se casó en Benidorm con Francisca Orts Orts, con la que tuvo seis hijos: Francisca (1883), Tomás (1884), José(1886), Amadeo (1888), Ramón (1891) y Angel (1893). Su esposa falleció en Benidorm el 10 de octubre de 1896.
PARTICIPÓ EN LAS ACTIVIDADES CULTURALES Y PERIODÍSTICAS DE BENIDORM, DONDE FUNDÓ EL CANFALI
En 1920 se volvió a casar, esta vez con Nicolasa Climent Orts en la Parroquia de Santa María de Sants de Barcelona.
Participó en las actividades culturales y periodísticas de Benidorm. Tanto es así que formó parte, junto a sus hermanos Ramón y Antonio, del equipo de redactores que fundaron el Canfali: sablazo decenal en serio y en broma, en 1883, participación que duró diez años.
Vicente Llorca Zaragoza, en su repaso a las personas ilustres y de reconocimiento de Benidorm se centra en Orts-Ramos cuando destaca el mundo de la literatura. Le describe como una persona inteligente, trotamundos e inquieta. Afirma que el origen de la familia se halla en Benidorm, pero su primer desarrollo está en la Cuba española, donde se les conocía localmente como los "Panchitos".
Era una persona de un atractivo extraordinario con grandes dotes de conversador ameno y culto
El periódico de Madrid, El Toreo, le nombró corresponsal en Alicante apenas publicó su primer articulo con 16 años. Con 23 años fundó junto a Alfredo Pallardó y Tomás Sánchez Pachero, el periódico El látigo. En 1893 se incorporó a la redacción de La Vanguardia. Dos años después, El Correo Español de Buenos Aires le envió a Cuba como corresponsal de guerra.
"Era una persona de un atractivo extraordinario", decía Llorca Zaragoza. Tenía "grandes dotes de conversador ameno y culto, así como el hondo cariño que profesaba a su pueblo y del que era reflejo una novela publicada hacia los años veinte y cuyo título, si mal no recuerdo, era el de “Nena Clemente", en la que describía los amores de una pareja de veraneantes en el Benidorm de esa década. La noticia de esa novela le fue comunicada a mi abuelo por Doña Leonor Canalejas", recordaba Llorca Zaragoza.
Sus inicios en el mundo taurino fueron tempranos. Él mismo cuenta que con sólo seis años se le quedó una imagen grabada. Fue en la Plaza de Alicante, a la que acudió a una corrida de toros acompañado de su padre. En aquella jornada, detuvieron a un torero por negarse a matar al animal.
Su primer artículo, con apenas 16 años, tuvo tal éxito que se publicó en dos ocasiones. El 30 de junio de 1882 en la Unión Democrática de Alicante, y con posterioridad, el 7 de agosto en Madrid, en El Toreo. A partir de ahí comenzó a cosechar su fama a través de seudónimos. Primero con "El Niño", que pronto pasó a llamarse "El Niño de Dios", hasta que fue sustituido por "Uno al sesgo" allá por el 1889. Dos años antes publicó su primer libro, "El primer torero, Lagartijo".
La fama entre los taurinos también vino a través de las peñas, de las que formó parte junto a otros intelectuales como Jacinto Benavente, Ricardo Marín, Gómez Carrillo o Valle-Inclán.
Invitó a Pío Baroja a una corrida de toros y cada tres minutos llamó "bárbaro y salvaje" al periodista
Como anécdota cuenta en sus memorias que invitó a una corrida de toros en Barcelona a Pío Baroja. Su reacción fue llamarle a Orts-Ramos "bárbaro y salvaje" cada tres minutos mientras estuvo en la plaza.
Otra de sus facetas era la de traductor de obras literarias. Gracias a su labor muchos españoles pudieron leer clásicos de varios países y escritores. Tradujo 45 títulos narrativos en inglés, francés y con mucha menos frecuencia, del italiano, ruso, alemán y húngaro. Los libros eran de autores reconocidos como E. Zola, Gabriel d'Annunzio, A. Schopenhauer, o H. G. Wells.