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tribuna libre / OPINIÓN

Todo sigue igual

No hemos superado nada, ni aprendido nada, ni cambiado nada 

24/03/2017 - 

Con una noticia de esta semana nos hemos sorprendido, algunos para mal y otros para bien. La noticia es que el Presidente de Cepyme nacional (ojo, no de Alicante) se ha puesto una retribución de 120.000 eurazos, además del resto de prebendas de los que goza, tarjeta de crédito para gastos, vehículo oficial, desplazamientos, etc. Todo esto mientras CEOE pide moderación salarial. Hay que recordar que un porcentaje absolutamente mayoritario por no decir casi exclusivo de los fondos de que se disponen son de origen público, subvenciones, formación, etcétera.

También hay que saber que la mitad de las organizaciones empresariales provinciales integrantes de la CEOE tienen una situación más que precaria y que el dinero en ningún caso que yo conozca viaja desde Madrid a alguno de sus asociados en las provincias por mal que lo esté pasando, más bien al revés, son las organizaciones provinciales las que con sus fondos que también son de origen público, tienen que contribuir al sostenimiento del status de los dirigentes que se han irrogado la representatividad empresarial, para conseguir que las miserias que les sobran de las corruptelas políticas a los que mandan en cada momento, acaben todavía conjugando un buen plato de alimento de vanidades y salario de “palmeros” agradecidos.

Sin embargo hay otros que no les sorprende para mal, sino todo lo contrario, lo que ven es más cercano el día en que ellos mismos puedan ponerse una retribución similar y no tener que preocuparse de nada más, porque señores la vida en las empresas es dura y los inconvenientes muchos y variados, por eso lo mejor es ser “funcionario” sin necesidad de oposición, acceso a la profesión por el “sexto turno”, que es el que se le concede al palmero “cum laude”, porque también es cierto que palmeros hay muchos, pero que lleven bien el ritmo según marque el gobierno que toca, no tantos como podría parecer, para esos elegidos será el maná del dinero público, importes que recaudan de más con los impuestos; de sucesiones... y otros que tampoco entendemos y que incluso los que tienen que aplicarlos se sonrojan cuando no hay lógica que los respalde.  

Pero mientras unos cuantos oportunistas consiguen la corona ilegítima de la representatividad empresarial, las Administraciones Públicas y los políticos que nos toca sufrir, miran para otra parte, y entonces se dan otras paradojas: Los políticos nos exigen a los representantes empresariales que nos agrupemos todos en una sola institución, porque ellos, los “elegidos”, no tienen tiempo para atender a unos y otros con sus variopintos problemas, pero ¿por qué no se les pide lo mismo a los representantes de los trabajadores? ¿por qué hay varios sindicatos reconocidos? ¿por qué hay varios partidos políticos? ¿por qué no se agrupan todos los partidos en uno solo?  Mire usted, así sería más fácil valorarlos a todos, porque “todos” hacen lo mismo, justo lo contrario de lo que necesitamos, justo lo que prometieron que no iban hacer, justo lo que criticaban a los que derrocaron, aprovechando las críticas de los que queríamos cambiar un modelo de desastre que ahora a nadie le molesta y que incluso le ven su utilidad en la comodidad.   

El ejercicio es fácil, elegimos al más dócil y hambriento de los perros, le lanzamos el chusco de pan duro, bien lejos para que se entretenga buscándolo y mientras hacemos lo que nos da la gana porque el control social que deberían ejercer los agentes sociales está más muerto que nunca, cambiado por el chusco de pan duro, a final de mes otro chusco y seguimos. Indudablemente los empresarios tenemos responsabilidad en todo esto, sobre todo los que no critican estas situaciones, pero señores políticos, no se piensen que la historia les va a juzgar a ustedes, “consentidores”, de otro modo. En su mano está la verdadera solución de todo esto, hay que coger la escoba y barrer los vestigios de un modelo que no se puede justificar ni retomar, por mucho que se quiera cambiar el escenario, los actores del teatro siguen siendo los mismos, la obra seguirá siendo un drama y nunca terminará de otra forma.

Por cierto, según la noticia leída, el secretario general de la misma institución cobra 250.000 euros, por lo tanto no se extrañará para nada de que el presidente cobre la mitad. Lo dicho: el desastre está servido.

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