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el comisionado analiza las posibilidades de la convención ciudadana sobre la salud mental

Tabarés: "Muchos creen que los problemas de salud mental son un vicio o una debilidad"

Foto: EDUARDO MANZANA
4/03/2022 - 

VALÈNCIA. La salud mental acentúa su presencia en la agenda de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública. El organismo encabezado por Ana Barceló ha prestado su colaboración al comisionado de la Presidencia de la Generalitat para la Salud Mental, Rafael Tabarés, para lograr que la Convención Ciudadana sobre la Salud Mental sea una realidad palpable en las tres capitales valencianas a lo largo de las próximas semanas.

Tabarés, psiquiatra y psicoterapeuta, atiende a Valencia Plaza para comentar, en vísperas de la primera sesión - celebrada en València el sábado 5 -, la importancia y expectativas para con la iniciativa, así como la urgencia de la misma dado el panorama actual de la salud mental valenciana. Una iniciativa que cuenta con hasta 70 personas seleccionadas de forma aleatoria que conforman una muestra descriptiva de la población de la Comunitat y que continuará, después de este fin de semana, el sábado 12 en Castellón, el sabado 26 en Alicante y, como colofón, volverá a València el sábado 2 de abril.

¿En qué consistirá esta sucesión de eventos a lo largo de la Comunitat que conforman la Convención Ciudadana sobre la Salud Mental?

El proceso que empezamos el sábado con la primera sesión aquí en la Universitat de València, en La Nau, se trata de un proceso pionero de deliberación y participación ciudadana caracterizado por un aspecto: la representatividad. Los 70 miembros han sido seleccionados por sorteo cívico. Un sorteo donde ponderaban por igual factores como el sexo de los participantes, las tres provincias, la edad… para que la distribución se ajuste a nivel demográfico y a nivel sociocultural. En sí, la representatividad es muy importante, ya que las asambleas ciudadanas utilizan estas tecnologías del azar para disponer de un microcosmos de la demografía real de la Comunidad Valenciana.

Foto: EDUARDO MANZANA

La Convención ciudadana sobre la salud mental pretende que esta representatividad delibere: no pretendemos debatir para votar e imponer mayorías sobre otras; se intenta que los ciudadanos seleccionados escuchen a otros ciudadanos con experiencia y conocimientos en el campo de las enfermedades de salud mental. Estos expertos hablarán sobre la situación actual de la salud mental en la Comunidad, sobre los factores de riesgo, sobre la imagen social que se tiene…

Se plantearán cuestiones como la visibilización de estos problemas, y todo será escuchado de una manera neutral, habrá diversidad de opiniones y los propios ciudadanos serán quienes se reunirán y deliberarán cómo afrontarlos. La clave es escuchar todas estas informaciones plurales no para imponer, sino para encontrar puntos comunes en personas diferentes.

"Esto no es un ejercicio cultural, ni es una experiencia docente o de investigación – en exclusiva -; es una puesta en marcha de un proceso que tiene implicaciones políticas"

Este método de selección de panelistas es pionero en la Comunitat Valenciana, ¿cuáles son las claves para apostar por él?

Destacaría en primer lugar la deliberación, no es votar para imponer; y, en segundo lugar, la representatividad: disponemos de, entre los 70 designados, un joven de 16 años y una señora de 75. Ese es el rango. El tercero es la implicación institucional. 

Esto no es un ejercicio cultural, ni es una experiencia docente o de investigación – en exclusiva -; es una puesta en marcha de un proceso que tiene implicaciones políticas. Es decir, el  Govern, con Ximo Puig a la cabeza, se hace cargo de la magnitud del proyecto, y las recomendaciones que surjan a raíz de todo esto van a ser analizadas.

Hay un compromiso de análisis desde el punto de visto técnico y político para, a partir de ahí, continuar con el germen del Plan Valenciano de Acción para la Salud Mental, Drogodependencias y Conductas Adictivas que la Comunidad Valenciana tiene que redactar y poner en marcha. Este es un aspecto importante que complementa a los otros; los ciudadanos estarán haciendo algo que va a servir.

Foto: EDUARDO MANZANA

¿Con qué urgencia cree que se pone en marcha esta iniciativa?

Bueno, desde mi punto de vista, las sociedades modernas como la española o la valenciana están, en muchos aspectos, desencantadas con los sistemas democráticos y la polarización, el populismo, el pesimismo y la agresividad con la que los ciudadanos apuntan a su gobierno y a sus gobernantes. Y no es una cosa solo de aquí, autócratas como, por ejemplo, Putin, emplean la desconfianza y el descrédito para poner en marcha soluciones bárbaras. Si, además, a eso le añadimos traumas colectivos como la pandemia, las desigualdades sociales, la emergencia climática o la guerra, se crea la percepción de que estamos en un permanente estado de vulnerabilidad emocional y mental.

"El estigma esta ahí, y también el autoestigma de esas personas que se esconden, que se aíslan, que consideran que es un problema suyo del que no pueden hablar por vergüenza a decir que tienen ideas suicidas"

En este sentido, existe la idea de que cualquiera pueda adquirir la condición de depresivo, de persona angustiada con problemas de alcohol o conductas suicidas. La pandemia la ha intensificado y ha provocado que miremos de frente a los problemas de salud mental, que los seres humanos quieran recuperar una condición fundamental: la de cuidarse física y mentalmente, solos y colectivamente.

Por ello, la convención aprovecha la insatisfacción con las democracias, los traumas colectivos y los elementos que facilitan la participación de los ciudadanos en sus instituciones democráticas para que dejemos de mirar de lado a los problemas de salud mental. Estas confluencias son fundamentales y es dónde hay que enmarcar esta iniciativa.

Ximo Puig envío una carta a los seleccionados para la Convención. El inicio versaba así: "Había un elefante en la habitación y nadie hablaba de él: la salud mental". ¿Qué ha hecho que pasemos de no hablar del elefante a colocarlo como algo prioritario actualmente en materia de sanidad?

Hay muchas explicaciones. ¿Por qué antes mirábamos a otro lado o nos quedábamos en silencio? Existen motivos como la vergüenza. Muchos creen que los problemas de salud mental son un vicio o una debilidad. Hay personas que consideran a las enfermedades mentales como el resultado de un desequilibrio constitucional, como si los enfermos fueran seres infrahumanos. El estigma esta ahí, y también el autoestigma de esas personas que se esconden, que se aíslan, que consideran que es un problema suyo del que no pueden hablar por vergüenza a decir que tienen ideas suicidas. Los familiares tampoco hablan por miedo a abrir la caja de pandora, a pensar que no saben manejar ese tipo de cosas. Todo eso explica por qué el elefante estaba ahí.

Foto: EDUARDO MANZANA

La solución histórica ha sido dejarlo en la habitación aislado y hacer vida fuera de la habitación. O meterlos en guetos. Manicomios y residencias donde van a estar bien cuidados, pero sin derecho a una vida como los demás tenemos. Esto ha valido y vale en parte para gente con trastornos graves como esquizofrenia, trastorno bipolar, depresiones graves, trastornos de la personalidad graves… Pero tiene que cambiar, tienen derecho a los mejores tratamientos. Esperamos que todo esto pueda resolverse mientras intentamos integrarlos.

¿Incorporará Sanitat todo lo que se saque en claro de los eventos a sus líneas de trabajo a corto o medio plazo?

"En los últimos años estamos asistiendo a una ola deliberativa aprovechando las cuestiones digitales y la posibilidad de interaccionar a través de Internet"

La Conselleria de Sanitat está llevando a cabo actuaciones relacionadas con la salud mental. Por ejemplo, con todas las contrataciones por el covid o el plan de choque que supuso y supone la contratación de profesionales multidisciplinares que habilitan una serie de equipos comunitarios, como los hospitales de día. Se está actuando porque no se puede esperar.

Con la Convención, una de las cosas que también pretendemos es, desde el punto de vista resolutivo, ver si somos capaces y si sirve para algo un proceso de estas características – deliberativo - y utilizarlo para resolver problemas complejos a medio y largo plazo que tienen que ver con la vida de las personas. Si merece la pena, vamos a evaluar trasladarlo a otros problemas que no solo sean la salud mental, a otros ámbitos relacionados con la salud.

Procesos deliberativos han habido en el mundo desde los años 80, y es verdad que en los últimos años estamos asistiendo a una ola deliberativa aprovechando las cuestiones digitales y la posibilidad de interaccionar a través de Internet. Pero se han puesto en marcha para tratar asuntos como el cambio climático o la salud en general. Hasta se han realizado en algunos países para asuntos de cambio constitucional.

Foto: EDUARDO MANZANA

El otro aspecto fundamental es si, con lo que surja en relación con la salud mental, las recomendaciones hechas son recomendaciones que, después de evaluadas técnica y políticamente, se pueden poner en marcha de forma inmediata o si sirven para la elaboración del Plan Valenciano de Acción para la Salud Mental. La Convención tiene un comité de seguimiento que representa a los sindicatos, la patronal, los grupos políticos de Les Corts, los colegios profesionales… Se trata de un comité responsable de que se elaboren esos informes y se haga un seguimiento sobre qué se responde y qué se hace con las recomendaciones.

"Para mi es fundamental generar un movimiento desde las instituciones que dé paso a la esperanza"

En mi cabeza tengo varias ideas, pero es fundamental dejar a los ciudadanos participantes que ellos mismos deliberen y hagan esas propuestas, las jerarquicen, y el comité de presidencia y de seguimiento evalúen la conveniencia política y técnica de todas ellas.

Va a cumplirse un año de su nombramiento como comisionado de la Presidencia de la Generalitat en Salud Mental. Antes del inicio de la Convención, y desde su experiencia, ¿qué evolución ha podido notar el paciente estos últimos meses?

Cuando empecé, las palabras que lo resumen todo serían desesperación y hundimiento. A lo largo de este tiempo, lo que me viene más a la cabeza después del trato con pacientes, sus representantes, asociaciones, colegios profesionales, expertos o sindicatos es qué importante ha sido y es que haya esperanza, que hayamos creado clima de expectación para que las cosas cambien. Hay una necesidad real de que las cosas mejoren y que se haga de una forma colectiva, que vayamos juntos. Siento de una manera clara esa evolución de la sociedad. Intentamos canalizar todo para pensar que vamos a mejor, que hay un cambio en positivo y para dejar atrás estos problemas.

¿Una última reflexión que quiera compartir?

Para mi es fundamental generar un movimiento desde las instituciones que dé paso a la esperanza y hacerlo, además, desde una posición en la que podamos trabajar colectivamente para compaginar el bien propio con el bien común.

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