la icónica serie de netflix crece en su cuarta temporada, cerca del final

'Stranger Things 4': Los Cinco contra Freddy Krueger con el poder de la música de los 80

20/06/2022 - 

ALICANTE. Los creadores de 'Stranger Things', Matt y Ross Duffer, han avanzado que la icónica serie de Netflix, cuya primera temporada supuso todo un reclamo para que la plataforma ganase abonados en España en el verano de 2016 (y redefinió la duración estándar y el número de episodios que debe tener una serie de streaming), llegará a su fin con la quinta temporada. Y eso está bien, porque si no, corremos el riesgo de que los estudiantes de secundaria de Hawkins que la protagonizan acaben enfrentándose al 'mundo del revés' convertidos en el grupo de pensionistas más aventureros de Hawkins.

Eso significa que en la cuarta temporada, cerca del final ('donde todo empieza', como canta Fito Cabrales), había que comenzar a cerrar arcos argumentales y a tapar algunos agujeros de guion, de esos que si no piensas en ellos ni siquiera te das cuenta de que existen, pero que te bajan la nota en las webs de reseñas. Y para ello, los Duffer han revolucionado la serie de arriba a abajo: han separado al elenco protagonista en tres tramas paralelas, en las que Mike (Finn Wolfhard) y Will (Noah Schnapp) ceden protagonismo, han introducido nuevos personajes que refuerzan más si cabe la extraordinaria recreación de los años ochenta que es la serie, y por supuesto, han creado a un nuevo enemigo sobrenatural que convierte en meros sparrings a los de temporadas anteriores. Y, como también sucede en toda buena (y mala) novela de Stephen King, la constatación de que todo esto ya había pasado en el 'pueblo maldito' de turno un número redondo de décadas atrás, pero que nadie se había dado cuenta.

La segunda cuestión revolucionaria es la duración, probablemente para responder a la necesidad de contar todo lo anterior sin que uno tenga que estar atando excesivos cabos entre muchas elipsis y sobreentendidos. Los episodios han pasado a durar hora y cuarto, excepto los dos últimos, que se estrenarán dentro de unos días, el 1 de julio, y que duran dos horas y media cada uno, más que la mayoría de películas que se estrenan en los cines (y en las propias plataformas). Más de 11 horas en total para resolver el misterio de la cuarta temporada.

¿Y qué más hay en 'Stranger Things 4'? Pues la posibilidad de comprobar que los preadolescentes tan monos (e inadaptados) que jugaban a Dungeons & Dragons y salvaban al mundo una y otra vez se han convertido en unos postadolescentes un tanto desaliñados (e inadaptados); o que Once (Millie Bobby Brown) sigue siendo un bicho raro y agresivo sin poderes psíquicos (esto no es spoiler, los pierde al final de la tercera temporada... y no sigo porque entonces sí entraría en el terreno de los 'destripes'); saber que el ex sheriff más carismático y fondón de la América profunda puede que no esté muerto (tampoco es spoiler, vean los primeros 10 minutos del primer episodio); que Wynona Rider cada vez se parece menos a sí misma; y que 'el mal' tiene la sana costumbre de atacar cuando los muchachos de Hawkins están de vacaciones y pueden dedicarle tiempo.

Vecna, el malote más malote del 'mundo del revés', es la amenaza de la temporada 4

En esto, la trama de Stranger Things, que (parece que) ha dejado de ser una repetición cíclica de sí misma, le debe mucho a los libros sobre Los Cinco de la británica Enyd Blyton: la aventura siempre surgía cuando los chavales estaban de vacaciones de primavera, verano o navidad y podían afrontarla juntos. Y normalmente, en un radio de unos pocos kilómetros cuadrados desde su casa, como en Hawkins. No es la única referencia: el monstruo de esta temporada, que convierte a los anteriores (Demogorgon, Demoperros, Azotamentes... a todos los bautiza Dustin, el personaje de Gaten Matarazzo, en base a sus partidas de D&D) en poco más que sus mayordomos, está fuertemente inspirado en Freddy Krueger, aunque no lleve cuchillas, y para colmo la serie incluye un (magnífico y escalofriante) cameo del actor que le dio 'vida', Robert Englund, que a su vez remite al primer encuentro entre Jodie Foster y Anthony Hopkins en 'El silencio de los corderos'.

Más allá de las cuestiones referenciales, abundantes y juguetonas, la cuarta temporada de la serie se antoja más adulta que las anteriores (no había más remedio, dada la altura de los protagonistas 'infantiles', me temo), insinúa interesantes subtramas románticas incipientes que crearán importantes confictos, refleja ciertas cuestiones 'de moda' en la época, como el terror a los jugadores de rol (en los noventa fue a los fans de Nirvana) o las drogas, y reivindica el poder de la música de los años 80, de forma literal como parte del argumento y también habiendo situado en el top de Spotify e iTunes la canción 'Running up that hill' de Kate Bush. Y, por si todo esto no fuera bastante, la temporada 4 es más inclusiva aún que las anteriores (y no de una forma que se perciba forzada), en género, orientación sexual, raza y clase social, por lo que gustará también a aquellos espectadores que anteponen la diversidad reflejada al hecho de que la historia sea buena y esté bien contada.

Lo único que no deja resuelto, tampoco de momento, Stranger Things 4, y ya empieza a ser un serio agujero de guion de los que hablábamos antes, es cómo un guaperas como Steve (Joe Keery), que además ha dejado de ser el cargante capitán del equipo y rey del baile de la primera temporada para convertirse en un abnegado trozo de pan muy achuchable (lo mejor de la serie son sus interacciones con Dustin), no ha sido capaz aún de encontrar a la chica de sus sueños.

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