VALÈNCIA. La salud de la vida submarina corresponde al número 14 del total de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Si hay que preservar la salud de los mares y océanos no es sólo por los recursos que proporcionan y los millones de familias que viven de ellos en todo el mundo, sino también porque contribuyen a la eliminación de desechos y a reducir la contaminación, mitigando los efectos del cambio climático.
La economía azul se enmarca dentro de uno de los cuatro ejes del plan europeo de recuperación, de 750.000 millones de euros, entre ayudas a fondo perdido y préstamos, acordado por los dirigentes de la UE en julio de 2020. Asimismo, la Unión Europea realiza un informe anual que pone en valor el impacto de la ‘economía azul’ en nuestra sociedad. Incluye sectores como la biotecnología aplicada a ámbitos como la alimentación, la cosmética o el farmacéutico; la acuicultura; el turismo regenerativo con el que se apuesta por dejar una huella positiva allá donde se viajes; el transporte marítimo y portuario, la pesca o las energías renovables, entre otros.
En cada una de las verticales señaladas, se pueden identificar oportunidades de negocio. Dentro de la acuicultura se posiciona Mediterranean Algae, startup biotecnológica nacida en Alicante que se dedica al cultivo de algas autóctonas del Mediterráneo en tierra firme y de forma sostenible. Su innovadora tecnología les permite obtener biomasa y compuestos bio activos de alto valor añadido.
Yago Sierras, Guillermo del Barco, Silvia Antón y Alejandro Simón son los cuatro fundadores de un equipo multidisciplinar, todos poco mayores de 25 años. La instalación de acuicultura en tierra firme la tienen ahora en un terreno alquilado del Parque Científico de la Universidad de Alicante y han sido beneficiarios del Fondo Europeo de Desarrollo Regional además de disponer de un crédito participativo de Enisa. Asimismo, se erigieron, junto al proyecto de G2G Algae, en ganadores de la última edición de Agritech Startup Europe Awards con su proyecto Algali-TIC, basado en el cultivo de algas para evitar episodios de eutrofización en ríos y desembocaduras mediante un modelo de economía azul y circular gracias a su aportación innovadora en el sector agroalimentario.
Dentro ya del turismo marítimo aparecen soluciones como la de Boatjump donde han creado un portal online de alquiler de barcos con el propósito de permitir a cualquier aficionado a los barcos poder alquilarlos de una manera sencilla y al mejor precio posible. Con más de 18.000 barcos registrados, en los mejores destinos del mundo, ofrecen la posibilidad a los usuarios de buscar, comparar y reservar la mejor opción para sus vacaciones en barco.
En la empresa catalana Underwaters Gardens International lo que promueven por su parte, a través de Sea garden son jardines submarinos que responden a las necesidades específicas de regeneración de un ecosistema degradado creando una nueva generación de arrecifes que permiten regenerar la vida marina e incrementar la biodiversidad local.
Amaia Rodríguez es CEO y cofundadora, junto a Julen Rodríguez, de Gravity Wave una organización nacida en Alicante que se propone acabar con el problema de la contaminación de plástico en nuestros océanos y devolverlos luego a la cadena de valor. Para ello busca la implicación de los pescadores tradicionales, que se encargan de recoger los plásticos que encuentran en el mar, y las empresas que quieran aprovecharlo para convertirlo en producto de valor. “Transformamos basura del mar en maravillas”, dice.
Se presentan como una empresa social de economía circular y de concienciación medioambiental nacida en 2019 con la misión de solucionar uno de los mayores desafíos de la humanidad: la contaminación plástica de mares y océanos. Aunque tienen en foco más en el propósito que en la cuenta de resultados, como empresa persiguen también ser económicamente sostenibles para poder crecer en impacto.
Con el propósito de hacer ruido con la iniciativa y sumar aliados que quieran remar en la misma dirección, bien recogiendo plástico bien revalorizándolo, la empresa llega dos años organizando los Gravity Wave Awards en reconocimiento a aquellas compañías, puertos y pescadores con mayor implicación y compromiso con la limpieza de los océanos, premios que, este año, se entregarán el 9 de febrero en CaixaForum de Valencia.
Más de 90 empresas están seleccionadas en las distintas categorías como candidatas a recibir los premios. Una de ellas corresponde a Lektulos, empresa nacida en plena pandemia que vende online colchones “hechos con plástico reciclado” además de participar en la recogida. Lektulos surge como una especie de spin-off de Descans Mascaró, una empresa familiar con muchos años de experiencia en la fabricación de somieres y colchones. Albert Mascaró fue quien asumió, junto a su socio, amigo y activista medioambiental convencido, Manel Romero, la puesta en marcha y el desarrollo de la nueva línea de negocio. Además de utilizar el plástico reciclado para la tela de sus colchones, por cada pedido realizado en la web, independientemente del importe que sea, destinan un porcentaje a la recuperación de plásticos.
Esta línea de negocio, que surge como fuente de ingresos adicional ante una posible caída de venta de colchones por la pandemia -cosa que no sucedió- se ha ido revelando muy interesante para la compañía hasta el punto de aspirar a reconvertir todo el grupo en esta dirección y hacer de Descans Mascaró una firma 100% sostenible y 100% digital. “Todavía no nos salen los números para hacer esta transformación a la sostenibilidad absoluta porque, aunque cada vez hay más gente con conciencia medioambiental, siguen siendo menos”, dice Albert Mascaró.