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'TEST DRIVE'

Skoda Spaceback 1.0 TSI DSG Ambition: una muy buena combinación

19/05/2018 - 

MADRID. La ecuación coche compacto amplio y funcional, con motor eficiente y de gasolina -para huir de los demonizados diésel-, con caja automática y a un precio interesante ha sido resuelta por Skoda con el Spaceback.

Este vehículo de 4,30 metros de largo y con carrocería hachtback(casi familiar para entenderse) lo ofrece el fabricante checo con el propulsor 1.0 TSI de gasolina de 95 CV, con el que es fácil conseguir consumos medios de algo más de 6 l/100 km (el homologado por la marca es de 4,6 l/100 km).

Con un precio que empieza ligeramente por encima de los 14.000 euros ya se puede acceder a la gama del Spaceback con el citado motor (en diésel la tarifa parte de unos 15.500 euros con el propulsor 1.4 de 90 CV).

El 1.0 TSI es un propulsor tricilíndrico que se caracteriza por la ausencia de vibraciones o ruidos, lo que le hace más preferible al oído que un diésel.

Con sus 95 CV (a 5.000-5.500 rpm) ofrece al conductor una potencia suficiente para viajar desahogado por autopista en trayectos largos, lo que le hace más polivalente que otras motorizaciones de 75 CV, que pueden ser más atractivas por precio, pero que pueden quedarse cortas para un conductor que esté asiduamente en la carretera.

La inyección directa y el turbo le asemejan en respuesta a un TDI de potencia parecida, pero con algo menos de celeridad.

Un acompañante perfecto -como en la unidad probada por Efe– para este pequeño motor es la caja automática de doble embrague y siete velocidades DSG del Grupo Volkswagen.

Para la ciudad es su mejor aliado en los atascos y en los semáforos. Es cómoda de usar y además carece de los revolucionados habituales de los variadores continuos.

Gracias a su doble embrague la siguiente marcha está preparada para ser engranada sin que haya caídas de potencia.

En carretera también es muy agradable y se adapta con facilidad a las demandas de potencia del conductor.

En la unidad probada la caja DSG de siete velocidades carece de levas al volante para que el conductor sea el que elija cuándo se ha de engranar cada marcha y poder estirar aún más el motor.

Con lo que sí cuenta es con la opción de pasarla a una posición S algo más deportiva.

Aunque con la citada potencia Skoda no está ofreciendo un compacto con vocación GTI, sí que es de agradecer la buena respuesta que tiene este turismo a la hora de circular por una carretera de curvas.

La dirección guía al coche por donde le indica el conductor sin rechistar, lo mismo que sucede con la amortiguación y el chasis, que le sujetan bien y evitan balanceos propios de una carrocería de estilo familiar.

Exteriormente, en vez de contar con una zaga cuadrada, a la antigua usanza, ofrece una forma más estilizada y redondeada con un zona acristalada de mayores dimensiones de lo habitual, que, en su parte más baja, forma una línea horizontal que se entremezcla con los faros, que tienen la característica forma de la letra C con la que se identifica a los Skoda en carretera.

En la vista lateral sucede lo mismo. La línea descendente del techo y el pequeño alerón trasero dan a este turismo una imagen más dinámica.

En la delantera, es donde el Spaceback más se asemeja al resto de modelos que conforman la gama Skoda en nuestro país. Una amplia parrilla horizontal que integra los faros y el emblema en el capó le le hacen fácilmente reconocible.

En la parte baja está situada otra amplia entrada de aire, en la que están encastrados los antiniebla.

Los acabados del Spaceback recuerdan que pertenece al Grupo Volkswagen

En conjunto, la imagen que ofrece transmite solidez y seriedad en los acabados.Lo mismo sucede en el interior, donde a pesar de ser el acabado medio, los plásticos y los acabados recuerdan que la marca checa pertenece al Grupo Volkswagen.

Todo está donde se espera sin grandes alardes. El funcionamiento de todos los botones (incluida la pantalla central del sistema de infoentretenimiento y el navegador) es muy intuitivo y todo queda a mano para el conductor.

Predomina el color negro en el interior, que contrasta con remates metálicos con los que la marca quiere darle una imagen más moderna y menos austera.

Al ser la terminación intermedia hay muchos elementos que son opcionales, aunque Skoda los abarata ofreciéndoles en paquetes, que les hacen más asequibles.

Es el caso de la llamada de emergencia, los sensores de lluvia y luces, los sensores de aparcamiento, la frenada automática o la llamada de emergencia, entre otros, opcionales con los que sí cuenta la unidad probada, así como con el techo panorámico, que hace parecer aún más amplio al coche y le confiere más luminosidad.

Tanto delante como detrás hay espacio suficiente para conductores y acompañantes de más de 1,80 metros de altura. Todas las cotas están bien aprovechadas y hay varios huecos para dejar diferentes objetos como el móvil o una botella de agua.

Las soluciones symple clever como la rasqueta en la tapa de la gasolina -muy práctica en los días de frío y nieve- o la tira de plástico que hay en el parabrisas delantero para colocar los ticket de aparcamiento son muy de agradecer.

En definitiva, el Spacebak es una compra inteligente para quien busque un coche amplio y funcional en poco más de 4,30 metros de longitud, ya que el contar con un portón de estilo familiar facilita mucho la carga del maletero (de 415 litros).

Además, es un vehículo que con sus 95 CV sirve para primer coche o para segundo en una familia con varios conductores. Se puede utilizar sin problemas para viajar o bien solo para conducir por ciudad.

En ambos casos tiene un buen rodar y con consumos que le convierten en una clara alternativa al diésel (más caro de adquirir y de mantener).

Si además, como es el caso, lleva la caja automática (1.650 euros más) pocos reproches se le pueden hacer.

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