Hace ya unos meses escribí aquí mismo un artículo en el que conté que el equipo de gobierno del ayuntamiento de Elche no tiene oposición en esta legislatura. Los últimos acontecimientos, con la definitiva expulsión de Eduardo García-Ontiveros de Ciudadanos, (lo ha recurrido eso es cierto) y la renuncia fulminante del acta de concejala y salida de Vox de Amparo Cerdá, me dan la razón.
Esta feo pero lo voy a decir, “os lo dije”. Ambos partidos suponen un total de cuatro concejales, dos de cada, sin embargo, en la oposición hay también nueve concejales del Partido Popular.
Las circunstancias han provocado que en el mejor momento para este partido en Elche desde el punto de vista interno, no estén logrando impulsar un trabajo de oposición organizado, planificado y visible. Hacen lo que pueden. Pablo Ruz, que a pesar de ser joven lleva tiempo en el ayuntamiento, sabe que lo que digo es cierto, aunque no lo quiera reconocer. Las elecciones repetidas dos veces, los tramites de asumir el cargo y organizarse en Madrid, y otras cuestiones personales de su equipo, hacen difícil ocupar el espacio de toda la bancada, mermada por los flancos, y liderar esa acción tan necesaria en democracia. No creo que tarden en coger el ritmo, no me preocupa, con las que ha vivido el PP, lo de ahora es una luna de miel y en cuanto se adapten se pondrán las pilas. Lo de Ciudadanos y Vox es más complejo.
Eva Crisol sola va a poder hacer poco, tiene una vida y una profesión y al final los concejales deben apoyarse mucho en los partidos y Ciudadanos está revuelto, aquí en València y en Madrid.
Vox sale de Málaga para meterse en Malagón. Se va la candidata a la alcaldía Amparo Cerdá y con ella su equipo, y se queda Aurora Rodil que además, tiene la suerte de tener muy buen relación con la persona que asumirá el acta de concejal, Juan Antonio Alberdi. Sin embargo, el mar de fondo en Vox Elche continua y veremos el tiempo que duran y si consiguen hacerse ver.
En mi opinión, el PP y el PSOE de Elche han tenido follones mucho más gordos e incluso ha habido expulsiones y concejales no adscritos, pero al final, hay una ideología que une, como pegamento, a un grupo de personas que militan en un partido, con unas ideas políticas comunes.
Tanto en Ciudadanos como en Vox el pegamento es diferente y está más diluido. Ciudadanos ha dado demasiados bandazos y al final, con toda la buena intención, los propios militantes no saben para donde tirar y se van o se dispersan. Y Vox, bueno. Al final lo de España y los españoles, que vende mucho en algunos nichos de voto, tiene que tener detrás algo más consistente y concreto para funcionar, especialmente en la política local donde en primera fila, la ciudadanía quiere soluciones concretas a problemas concretos. Al final los viejos partidos, con todos sus defectos, son más sólidos y consiguen superar las crisis internas sin demasiada polvareda.