ALICANTE. La buena voluntad de las partes implicadas no bastará para que en el curso 2018/19 en la Segunda B los jugadores cuenten con dorsal fijo y su nombre en la camiseta, tal y como ocurre en Primera y Segunda División A desde 1995.
Si en el fútbol español, en las competiciones bajo el manto de la Liga de Fútbol Profesional, se tardó un año en aplicar esta vistosa medida que puso en marcha la FIFA en el Mundial de USA 94 y que otras ligas europeas hicieron suya de inmediato, en el que controla la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) será necesario nada menos que un cuarto de siglo y eso si no hay más sobresaltos: sí, habrá que esperar a la próxima temporada para que los jugadores del tercer escalón del fútbol patrio cuenten con dorsal fijo y su nombre en la camiseta y eso siempre que el Consejo Superior de Deportes primero y la Comisión Delegada de la categoría después y ya por segunda vez, den el visto bueno.
El pasado jueves la RFEF publicaba la circular número 4 de la temporada 2018/19, en la que se recoge la normativa reguladora de la organización y desarrollo de la competición en Primera, Segunda A, Segunda B y Tercera División, no contemplándose en la misma (sí lo hace para las dos primeras categorías) o en sus anexos la citada medida, tan demandada por los aficionados y que también muchos clubes vienen reclamando desde hace años. Los anterior responde a que pese haber dado el visto bueno la Comisión Delegada de Segunda B y la propia Asamblea General de la RFEF, se requiere para su puesta en marcha la aprobación del CSD (se articule normativamente) y que la misma sea de nuevo ratificada por los clubes.
