al otro lado de la colina / OPINIÓN

Siempre es nuestro patio trasero

Hay que distinguir lo importante de lo urgente, si la actualidad manda y Ucrania es nuestra urgencia, el binomio Argelia-Marruecos es lo vital siempre

27/03/2022 - 

Estábamos sometidos a continuos vaivenes y sobresaltos más propios de una montaña rusa (valga la ironía) provenientes de nuestra frontera del Este de Europa por la invasión rusa de Ucrania, cuando ahora tenemos otro sobresalto por el aparente cambio de posición española frente al proceso de descolonización del Sáhara, y del que poco sabemos.

Aparentemente, porque en esta cuestión, en este episodio más propio de “Rinconete y Cortadillo”, nos falta mucha información y muchos datos. Por eso es lo de aparente, porque además al principio lo que conocíamos (hasta mitad de esta semana) era una información administrada por Marruecos, una serie de frases entresacadas de una carta de nuestro presidente de gobierno, dirigida al Sultán de ese país, Mohamed VI, por lo que los datos proporcionados tenían una clara intencionalidad. 

Es así, por lo que ante la ausencia de explicaciones y de relato propio, se han elaborado numerosas elucubraciones, llegando a las clásicas teorías conspiranoicas de las que hoy en día triunfan en las redes, e incluso en alguna cabecera de periódico.

Esas fantasías y posibles motivaciones de este aparente, sorprendente o sorpresivo cambio de posición surgen tanto al aplicar un enfoque cercano, en corto, más propia de la política nacional, como también al aplicar una aproximación internacional o geopolítica al asunto. Respecto a la perspectiva interna pudiera explicarse el trueque de punto de vista, propagado por las noticias venidas del otro lado del estrecho, a una motivación que presuponía intercambiar seguridad energética, dado nuestro penúltimo acercamiento a Argelia como gran proveedor gasístico, a cambio de seguridad en las fronteras por este nuevo acercamiento a Marruecos. 

No hace falta explicar mucho esta necesidad de proteger nuestra frontera Sur recordando los saltos a las vallas que se han producido en los últimos tiempos, y que según la vicepresidenta del gobierno en aquel momento, Carmen Calvo, alguno de ellos supuso una agresión a nuestras fronteras, en concreto la de Ceuta, mediante el envío de miles y miles de niños y chavales engañados, coincidente en el tiempo con el traslado a España, para su asistencia humanitaria y de tratamiento sanitario de Brahim Ghali líder del Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, o el salto, también milenario y el mayor de la historia, sobre la valla de Melilla hace escasos días.

Todo lo anterior ha llevado a un cambio de cromos diplomático, si la llegada de Ghali supuso la salida de Karina Benyaich, embajadora marroquí en España, ahora su regreso ha traído la salida del embajador de Argelia en España, Saïd Moussi, teniendo a la opinión pública española como espectadora estupefacta de este episodio más propio de Rinconete y cortadillo (como ya hemos dicho antes), que de los “Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós. Desde luego las controversias y elucubraciones surgidas por este episodio han llenado líneas de periódicos y minutos de radios y televisiones, pues se intentaba aplicar cuestiones de profundo calado internacional a lo ocurrido.

Ya saben que en geopolítica la situación en los últimos años ha sido muy cambiante, si veníamos de principios del siglo XXI de una era unipolar, donde el líder norteamericano era el gendarme del mundo, paulatinamente la realidad planetaria adquirió sesgos multilaterales, y desde la crisis sobre todo del 2008 de la Subprime, China se ha ido consolidando cada vez más como gran alternativa al poder, y no solo económico, de los Estados Unidos. 

Es por eso que en el orden mundial esta emergiendo una situación de bipolaridad, por una parte el bloque Rusia-China, donde el soft power, el poder blando (económico entre otros), sería ejercido por la República Popular China de Xi Jinping y el uso del poder militar, el hard power, sería ejercido por la Rusia de Vladimir Putin. Por el otro lado, el bloque Occidental, estaría liderado por los Estados Unidos con su acartonado presidente Joe Biden, y con ese gran mercado europeo, la UE, en su órbita de influencia. Recordemos el detalle de como este fin de semana pasado el ministro de asuntos exteriores de Argelia Ramtán Lamamra visitó Pekín, en donde se realizaron distintos acuerdos y declaraciones. 

Como el reconocimiento conseguido por Argelia de China de la defensa de la legalidad internacional y de las resoluciones de Naciones Unidas por parte de Wang Yi, ministro de asuntos exteriores chino, apoyando la celebración de un referéndum de autodeterminación del Sáhara, por otra parte también se firmó un acuerdo comercial donde Argelia entraría en el proyecto de la nueva Ruta de La Seda, blanqueamiento del expansionismo chino en todo el mundo.

Pero finalmente, a mitad de semana con la comparecencia del ministro de asuntos exteriores español José Manuel Albares quedó despejada la duda, pues explicó (más o menos) la motivación de esta situación nueva, recordando que no era un cambio de postura de España sino un cambio de actitud, España quiere ser una actora proactiva en la solución del problema estancado del Sahara, según manifestaba el ministro en sede parlamentaria, pero eso sí siempre dentro de la legalidad internacional. 

Esto, como ya les adelanté, justamente en un momento complicado, el período en el que estamos de renegociando el precio del contrato de gas con Argelia, y donde enseguida han acudido terceros países para conseguir beneficios en esta aparente crisis. En concreto, me refiero a Italia, la cual se ha postulado respecto al gobierno argelino como su cliente preferencial europeo, así que todo el gas que necesite Europa para sustituir al ruso venga de Argelia atravesando Italia en lugar de pasar por España, y así cobrar ellos el peaje económico e internacional.

Ya ven como son tiempos revueltos en el ámbito geopolítico con claras repercusiones, muy directas sobre nuestra vida, pues todas las crisis o cambios en nuestro patio trasero, el norte de África, repercuten en nuestro territorio nacional, y por supuesto en el autonómico. Ahí hemos visto como la presión migratoria en nuestras fronteras terrestres también se ha extendido a las fronteras marítimas, aquí en nuestras costas, sobre todo de Alicante, hemos visto el desembarco de cayucos y pateras en donde las organizaciones criminales de trata de seres humanos hacen su agosto. Tenemos también la presión del gas y de los precios de la energía con declaraciones del sector cerámico de gran preocupación por estos. 

No obstante, el problema del gas de Argelia está claro que podría ser sustituido por gas licuado norteamericano, pues si el año pasado proporcionó Argelia un 43% del gas que consumió España, según los últimos datos del mes de febrero este ha bajado a un 23 % mientras que el norteamericano ha subido a un 33 %. Todo, gracias a que España tiene una gran infraestructura regasificadora con seis plantas en total. 

Por otra parte, también otra de las consecuencias en el comercio con el norte de África es sufrida por nuestra agricultura, tenemos un gran competidor con una activa diplomacia como es Marruecos, y cualquier trato preferencial por parte de Occidente, en concreto Europa, a la agricultura marroquí redunda en perjuicio para nuestro campo y medioambiente; además de por supuesto del impacto de esa gran zona portuaria de desarrollo económico y automovilístico que es Tanger-Med, que es claramente una competencia para nuestro área de servicios, logística e industrial, de Almussafes, puerto de Valencia y Sagunto, y demás infraestructuras. Deberíamos estar vigilantes, y no caer en ese supremacismo castizo de menospreciar al vecino del Sur por ser un país con unos índices de desarrollo menores que España, pues tiene una de las mejores y más proactivas diplomacias del mundo, y saben lo que no está escrito en cuestiones de negociar, sus últimos triunfos lo atestiguan.

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