VALÈNCIA. “Los fantasmas tienen poco que ver con los muertos, van más… sobre lo que ha muerto en nosotros. Tiene que ver con… el pasado que nos habita”, decía el personaje de René Vidal (un brillante Vincent Macaigne) en una secuencia de Irma Vep, la serie de Olivier Assayas que recreaba y homenajeaba a su película homónima de los 90 y a Los vampiros, de Louis Feuillade.
Y de eso trata Sidonie en Japón, la última película de la directora francesa Élise Girard, escrita junto a Maud Ameline y Sophie Fillières, y que este viernes llega a los cines españoles. Sobre los fantasmas que nos habitan, el peso del pasado, las heridas y los desgarros que arrastramos a lo largo del tiempo, la soledad y las tristezas secretas que todos tenemos, la imposibilidad de olvidar, sobre cómo intentamos ver esa muerte en los vivos que nos rodean, también sobre la importancia del azar y la suerte en la vida.
Protagonizada por una magnífica Isabelle Huppert, la película cuenta la historia de Sidonie, una escritora medio retirada (en una divertida secuencia ella misma no sabe decir si es o no escritora) que viaja a Japón por la reedición de su primer libro. Allí, acompañada por su editor japonés (Tsuyoshi Ihara), quien le introduce en los lugares y la magia de la cultura japonesa, se reencontrará con el fantasma de su marido, muerto en un accidente años atrás.
“Escribir es lo único que queda cuando ya no tienes nada. Solo queda la desesperación. Y, a veces, ni siquiera eso. No hay nada”, dice el personaje de Huppert. Con ello, la película habla a su vez de la escritura como posibilidad de sanación, de encerrar en ella esos fantasmas que nos habitan. También del silencio del ser humano, de la dificultad de desentrañar a las personas, de conocer a alguien por completo, del misterio que todos somos para los demás, incluso para quien dormita y late a nuestro lado.
Precisamente, una de sus grandes bazas reside en esos diálogos que con muy poco, con las palabras precisas, consiguen decir mucho, llegar a expresar sentimientos y emociones profundas. “Es imposible leer tu mirada”, se dirá en otra secuencia. También en cómo a través de la forma se logra llegar a ese fondo, a ese pesar y esa soledad latentes, en su puesta en escena austera y minimalista, su tono y ritmo sosegados, la hermosa y acertada música que la acompaña, en su estilo elegante y a la vez oscuro, por momentos fantasmal.
Sidonie en Japón es una película pequeña que logra lo que pretende ser, llegar donde pretende llegar. Una película con alma, ternura y cierto misterio, de una tristeza hermosa, sobre la presencia de la muerte en la vida, con una siempre sugerente Isabelle Huppert.